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Medio Ambiente | IV Jornadas del Paisaje de Gran Canaria

Los archipiélagos conectados de Aranea

El grupo alicantino, ganador de muchos premios internacionales, expone en la Isla su concepto del paisaje basado en la identidad de cada uno

Francisco Leiva y Marta García, fundadores de Aranea, el miércoles en el Paseo de Las Canteras. JOSÉ PÉREZ CURBELO

"Hay una crisis profunda en la actualidad en las construcciones en relación con el paisaje. Estamos a tiempo de cambiar esor". El Grupo Aranea, fundado en Alicante en 1998 por Marta García Chico y Francisco Leiva Ivorra y formado por arquitectos, ingenieros, paisajistas, artistas, una bióloga y un sociólogo, ha ganado numerosos premios nacionales e internacionales. La pareja impartió en el marco de las IV Jornadas del Paisaje, celebradas el miércoles y ayer en el Alfredo Kraus, una conferencia en la que explicaban su concepto de 'archipiélagos conectados', la crítica hacia el abuso de los centros comerciales y su objetivo de explorar la identidad geográfica de cada paisaje.

A los dos les gusta hablar de intuición geográfica. "Venimos de Alicante y nos encontramos edificios muy parecidos aquí, paseos marítimos muy similares, y todas las acciones unificadoras lo que hacen es borrar la singularidad de un lugar y hacer que la gente pierda el apego por el sitio porque lo convierte en anodino y común. Nuestro trabajo consiste en intentar rascar y buscar esa identidad geográfica, eso que hay detrás", explica el arquitecto.

El concepto de isla lo utilizan a menudo. "Un archipiélago de ocho islas debe tener su propia identidad. De hecho nuestra conferencia fue de 'mis archipiélagos conectados'. Acabamos de ganar un concurso en Alicante, que pretendía conectar los 22 kilómetros de costa haciendo el paseo más grande, con una mentalidad política cortoplacista y muy publicitaria. Nosotros planteamos que no era interesante hablar de 22 kilómetros de costa sino de la calidad de esos 22 kilómetros. Conectarlos podría ser la primera forma de destruirlos. Conectarlos de una forma continua podría convertirlos en algo absolutamente homogéneo. Frente a esa pretensión política, nuestro proyecto fue construir la identidad de cada lugar por el que atravesaba el futuro paseo, la identidad de lo que llamamos islas", detallan.

"Paseando por aquí vemos que hay una situación muy parecida. Pero es evidente que hay potencial para fabricar islas dentros de cada una de estas islas. Islas de identidad, o sea, reconociendo que cada tramo y porción de territorio es significante. Hacer un paseo igual por todos los lados le quita protagonismo a cada una de esas islas. Hay que hacer las cosas con sensibilidad. Hay muy buenos arquitectos aquí, gente muy interesante y una materia prima brutal", añaden.

"En Gran Canaria y en las islas en general todos son más conscientes del valor y del espacio que hay. Uno en una isla se hace la pregunta de dónde irán sus deshechos, cosa que en un esapacio gigante y continental se olvida. Es más directo en la isla volver a recuperar conciencia medioambiental", subrayan.

Continúan criticando dos conceptos: el abuso del centro comercial y los hoteles sin una singularidad propia. Ivorra considera que hay mucha gente a la que le interesa la pérdida de identidad. "Hay un sistema al que le interesa que los valores sean el consumo y esa pérdida de identidad es perfecta para que la gente vaya al centro comercial, que se olvide de que puede ir paseando por la calle y tomando el sol de manera gratuita y de ser feliz. Hay toda una construcción de necesidades". "De hecho -añade García- el ocio de las generaciones por debajo de 30 años, se hace en los centros comerciales. Y eso es muy triste".

"Aquí hay recursos de todo tipo, paisajísticos y medioambientales, en unas condiciones propicias en donde puede salir una forma de habitar más interesante de la que hay ahora. No es que esté mal, pero es muy mejorable. Todas las arquitecturas clónicas hoteleras venían ya con un patrón prefijado a explotar la isla. La industria que viene a un territorio y lo explota, le saca el máximo beneficio. Hay que compensar el interés de esa gente y generar otro modelo de industria. Hay que construir de otra forma", valoran.

"Hay mucha gente que no quiere pasar las vacaciones en un hotel que es igual al que puede ver en otras partes del mundo. La gente quiere ver una identidad distinta. Aquí surge la arquitectura de los volcanes. Tenéis un ejemplo perfecto con César Manrique. Ha generado un modelo, pero tampoco tenemos que hacer el modelo Manrique. Debemos encontrar muchísimas intervenciones de artistas o arquitectos, de gente sensible, que tenga la capacidad de hacer hablar al lugar a través de ellos. Y con interpretaciones distintas, no hace falta jugar solo con el blanco y el negro, ni con lo fluido o lo continuo. César Manrique planteó una que tenía que ver con los 70, con una época y una iconografía muy marcada".

Aramea ha logrado el premio Parque Antrópico de Saline Joniche en Calabria, el Bárbara Cappochin, el Premio Europeo de Espacio Público Urbano, el Premio FAD de Ciudad y Paisaje, el Holcim Award Gold y su obra forma parte de la colección permanente del MoMA de Nueva York.

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