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Alejandro Betancor, alta farmacia

El isleño lideró un equipo de trabajo en la multinacional Sandoz con el que ha logrado poner en el mercado más de cien genéricos que benefician a 70 millones de pacientes europeos

Alejandro Betancor, alta farmacia

Es domingo 23 de enero de 1977 cuando nace en Las Palmas de Gran Canaria Alejandro Betancor Fernández, para mejoría del censo de Triana.

Estudia en el colegio Heidelberg, desde el minuto uno hasta el COU, en una niñez en la que le va cogiendo el gusto a los idiomas, inglés y alemán, y sobre todo a la cultura, tanteando en concursos literarios y formando parte de grupos de música. Sin menoscabo de una playa de Las Canteras que visita con su familias en feriados y fines de semana.

Pero es durante el bachillerato que decide salir de la zona de confort que le proporcionan las letras y se cambia a mitad de curso a Ciencias, "una decisión más racional que vocacional".

En COU empieza a disfrutar de la biología y la química, al punto que resuelve dedicarse a la investigación. Y ve en Farmacia un vademécum de oportunidades. Una carrera versátil que le permitiría no solo investigar sino salir airoso en caso de no disponer de esa oportunidad. Y se matricula en 1995 en la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Allí tendrá la oportunidad de estrenarse con su primera investigación en Bioquímica, una experiencia con la que coge fuga porque al acabar la carrera decide dar el salto a la Universidad de Düsseldorf, para lograr un doctorado en Bioquímica y Biología Molecular desde 2000 a 2004. Se emplea a fondo "en un tema muy interesante", como lo denomina Betancor: "sobre las propiedades antioxidantes de varios micronutrientes y la capacidad que tienen de prevenir la arterioesclerosis a nivel molecular y celular".

Pero se percata de un par de factores del proceso de investigación que no le llenan del todo. "A medida que avanzo me doy cuenta que está bien para un tiempo, pero la falta de contacto humano y de resultados concretos que se puedan ver en el mercado rápidamente me hacen buscar otros caminos".

De ahí recuerda, en aquellos tres años y medios de estudios, el trabajo sacrificado en laboratorio, "incluidos muchos fines de semana, que si no se mueren las células", ríe.

El doctorado lo remata con un Magna Cum Laudem, y acto seguido entra en la firma Ratiopharm, por entonces líder de genéricos en Europa, y localizada en Ulm, Alemania. Lo hace como manager de licencias. En calidad de su puesto se encarga de comprar a empresas especializadas el desarrollo y la fabricación de parte de los productos, de buscar los mejores fabricantes en cualquier lugar de Europa, América o Asia, de evaluar la documentación necesaria para registrar el producto, y de solventar las negociaciones comerciales, acordando las condiciones de suministro, calidad y precio, entre otros retales. Y al contrario, vender a otros laboratorios aquellos productos que Ratiopharm va descatalogando. El asunto es que brega en este trajín visitando ferias y proveedores por toda Europa, fundamentalmente, e India, "un gran productor de genéricos".

En agosto de 2010 la multinacional israelí Teva compra Ratiopharm, y en un 'por si acaso' aprovecha para tantear el mercado profesional. Un amago que se salda entrando en 2012 en la también multinacional suiza Sandoz, fundada en Basilea en 1886.

Alejandro se traslada al cantón de Zug, donde pasa a formar parte del equipo directivo de Sandoz Suiza como gerente de desarrollo de negocio y asuntos científicos con un equipo de unas veinte personas. Ahora ya no solo abarca el ámbito de las licencias, sino que también tienen que gestionar el portfolio de productos, los asuntos médicos, el registro de los medicamentos con las agencias sanitarias y la fármaco-vigilancia.

"Era complejo", afirma, "pero para mí resultó una buena oportunidad buena por abarcar una responsabilidad amplia en áreas muy distintas de la empresa, con lo que se convirtió en una experiencia muy gratificante". Y pedagógica.

"Lo más interesante viene cuando me encargan maximizar los lanzamientos de medicamentos a los mercados, que no funcionaba de manera óptima. Tengo que redefinir la colaboración entre departamentos, y afinar para lanzarlos a tiempo, porque los genéricos se colocan en el mercado el mismo día que caduca la licencia original".

Lograr este objetivo supone en algunos caso el trabajo de siete años para un solo producto, ya que implica el desarrollo interno del producto o negociar la licencia, obtener la autorización de comercialización, la fabricación, el control de calidad y su exportación.

Betancor destaca que en ese entramado participa medio centenar de personas, "pero no soy su jefe, sino que influyo sin autoridad para que cada uno de ellos asuma un rol determinado y forme parte del engranaje". Y funciona.

"Lanzábamos una media de 20 productos al año, cuando la media de un laboratorio de originales de es de tres o cuatro. De forma que contabilizando todos los medicamentos en los que he contribuido a sacar en las dos empresas, conjuntamente con el equipo, son más de cien, lo que supone que se han beneficiado unos 70 millones de pacientes en Europa". Entre ellos están la atorvastatina, el candesartán, o biosimilares como el etanercept. Ante estos números siente "satisfacción y responsabilidad".

Además se implica en la responsabilidad social corporativa de diversidad e inclusión, "con la que diseñamos estrategias de conciliación, ya que más de 60% de la plantilla son mujeres, implementando modelos alternativos de trabajo o haciéndolo desde casa durante unos días a la semana, además de prevenir discriminaciones conscientes o inconscientes".

Alejandro Betancor asegura que el futuro del medicamento pasa por el desarrollo de terapias específicas para un genotipo concreto de paciente y enfermedad, lo que junto con la digitalización facilitará recabar a tiempo real datos sobre su eficacia y seguridad. Esos parámetros, tamizados por la inteligencia artificial, permitirán diseñar productos más eficaces en tiempos más cortos, y de hecho las farmacéuticas más importantes "están invirtiendo muchísimo dinero en ello". Alejandro hoy, también está invirtiendo su tiempo en la misma causa, echando el freno para coger resuello y asumir el desafío con nuevos conocimientos.

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