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Medio Ambiente | Congreso Mundial de Territorios de Terrazas y Bancales

Los bancales como fuente de riqueza

La recuperación de las terrazas agrícolas de las Islas permitiría no solo rehabilitar el patrimonio paisajístico, sino fomentar empleos ya olvidados

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Ruta por bancales de Santa Lucía de Tirajana

"Las mejores oficinas de empleo que tenemos en las Islas son nuestros paisajes culturales; de los bancales salían muchos oficios, como el de maestro pedrero, el de piquero, el maestro de anea, el artesano, el maestro de las semillas o el de las palmeras, existe una sabiduría importante, y dormida, en torno a los bancales". Así lo explicó ayer la geógrafa Lidia Romero durante una ruta por el barrio de El Valle, en el casco de Santa Lucía de Tirajana, para conocer esta zona bancalera de la isla, enmarcada en el Congreso Mundial de Territorios de Terrazas y Bancales que estos días se ha celebrado en el Paraninfo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y al que han asistido más de 200 expertos de todo el mundo.

En esta ruta por Santa Lucía de Tirajana participaron una decena de expertos de la Isla, llegados desde Península, así como desde Italia y Perú, quienes realizaron una visita a la antigua almazara, declarada Bien de Interés Cultural, y al bancal donde uno de los más reconocidos vecinos del barrio, Juan Ramírez, cultiva el lino que emplea en la elaboración de cestería en su faceta de artesano.

La importancia de los bancales radica en que son espacios multifuncionales. "Pueden seguir sirviendo para proveernos de alimentos; no tenemos por qué pagar por comida que viene desde miles de kilómetros de distancia que pierde por el camino su sustancia y sus nutrientes", aseveró Lidia Romero, "y por tanto es necesario e importante recuperar estos espacios para su uso agrícola, en lugares con mejores aptitudes, con agua y más cercanos a la población, porque en Santa Lucía hay albaricoques, papas, aceitunas, cítricos o lino, y un bancal es el lugar idóneo para cultivarlos".

En su visita a la antigua almazara, que estuvo moliendo aceitunas desde principios del siglo XVII hasta mediados del XX, los expertos pudieron conocer su funcionamiento de manos del propio Juan Ramírez, al que acompañó el técnico de la concejalía de Identidad de Santa Lucía de Tirajana, Leandro Martín. Ramírez les detalló cómo se llevaba a cabo el proceso de producción del aceite de oliva, en el que él mismo tuvo la oportunidad de participar en su juventud, al tiempo que explicó que su molino de sangre era tirado en unas ocasiones por tracción animal y otras por dos jornaleros.

Camino de la terraza agrícola donde Juan planta el lino, en el mismo barrio de El Valle, en las medianías del municipio, los expertos pudieron conocer las antiguas viviendas canarias así como contemplar otros ejemplos de bancales que aún los vecinos mantienen en uso para plantar naranjas, nísperos o papas, entre otros cultivos.

En un terreno situado entre viviendas, Juan mantiene un bancal donde, a su llegada, lanzó una adivinanza a los asistentes: "verde en el campo, cuando florece azul como el cielo, y cuando se hila y se teje aparece blanco en los altares". El lino, el mismo que cultiva, deja secar, al que elimina las flores y que emplea para elaborar piezas de cestería y vestimenta tradicional y que le ha valido para ganar distintos premios en más de una treintena de países del mundo. Esta planta tarda una media de cuatro meses en recogerse después de ser cultivada, añadió Juan. Fue él quien comenzó plantándolo en esta zona del municipio, según contó a los expertos, hace varias décadas.

Y de la tierra, al taller. Los participantes en el Congreso Mundial de Territorios de Terrazas y Bancales pudieron acceder al salón donde el artesano produce sus elaboraciones para las distintas ferias de la Fedac, y que vende además a clientes residentes en otras islas del Archipiélago. Allí, Juan conserva algunas de sus creaciones, además de recreaciones de piezas expuestas en el Museo Canario.

Los participantes en el congreso han hecho una importante apuesta por la rehabilitación de los bancales. "Hay que recuperarlos de la memoria, son parte de nuestro territorio y es un paisaje construido por nuestros antepasados, les debemos por lo menos el reconocimiento, como ya ha hecho la Unesco al declarar Patrimonio de la Humanidad el oficio de la construcción en piedra seca", recordó la geógrafa Lidia Romero, "se cree que en Canarias existían este tipo de terrazas desde tiempo antes de la Conquista, aunque falta una datación exacta por parte de los arqueólogos".

En este sentido, destacó que uno de los mejores ejemplos del papel de estas terrazas agrícolas está en la Cueva Pintada de Gáldar. "Ese poblado se ha conservado porque se encontraba dentro de una estructura de un conjunto de bancales. Quienes han musealizado ese espacio han dejado el muro de la antigua finca de plataneras a modo de testigo y reconocimiento",dijo Romero.

Para Álvaro González, uno de los expertos asistentes a esta ruta por Santa Lucía de Tirajana, los bancales no son solamente muros y piedras, "sino todo lo demás que gira en torno a ellos, cómo se relacionan con el ambiente, la arquitectura y el paisaje, y todo ello con formas diferentes en las distintas partes del mundo". Experto en el desarrollo de los medios rurales, González explicó que estas terrazas tienen una función ecológica importante al evitar erosiones y retener el agua, trascendental en un territorio con pocos recursos hídricos como las Islas, mientras que desde el punto de vista cultural son necesarias para generar alimentos.

Por su parte, Ascensión Padilla, profesora de la Universidad de Alicante, remarcó que la recuperación de los bancales supondría también la recuperación de muchos pueblos. "Si creas empleo, fijas población y se crean luego servicios", señaló, "la idea no es solo rehabilitar el bancal, sino atajar la despoblación rural".

Este grupo fue solamente uno de los 17 que desde ayer y hasta mañana lunes se reparten por las áreas bancaleras de las ocho islas. En Gran Canaria, ayer, un segundo grupo estudiaba la zona de Tejeda y Artenara, mientras que un tercero lo hacía en las inmediaciones de Agaete. Los días 19, 20 y 21 de marzo se reencontrarán todos en la isla de La Gomera, donde se impartirán nuevas conferencias y se aportarán conclusiones. Esta es la cuarta edición de este congreso, después de celebrarse en países como China, Perú e Italia.

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