Están hartos de que cada fin de semana ocurra lo mismo. Decenas de motos se adueñan de la carretera, entre San Fernando y Fataga, circulando en muchos casos a alta velocidad y sin respetar al resto de usuarios de la vía. Incluso apuntan que hay ciclistas que actúan de igual manera, invadiendo el carril contrario por una vía que en algunos tramos se estrecha tanto que no permite el paso de dos vehículos al mismo tiempo. "Los motoristas, lo sábados y los domingos, se han tomado esto como un circuito (...) siempre es el mismo cuento con las motos por aquí, van que se creen que son los dueños", afirmó ayer Carmelo Gutiérrez.

"Mi novio escucha las motos y ya para", apuntó Violeta, que quiere que los motoristas "disfruten, pero que no maten a los demás, que miren que la carretera es muy estrecha". En este sentido también se posicionan Gianpaolo Rovatti y Romina Veglia, una pareja de italianos que reside en este pequeño pago del municipio de San Bartolomé de Tirajana. Él cuenta con moto, pero aseguró que cuando escucha que hay una moto cerca aminora la velocidad. En este grupo también incluyen a algunos ciclistas, que en muchos casos, se quejaron, impide que se puedan realizar adelantamientos con seguridad.

Esa inseguridad se acrecienta en el cruce donde ayer se produjo la colisión de tres motoristas contra un turismo, que se saldó con tres jóvenes heridos de carácter grave. No obstante, hace dos años uno de sus hermanos de Carmelo Gutiérrez tuvo un percance con una moto. "Venía de Maspalomas, señalizó que iba a meterse para Arteara y el motorista que vino detrás le intentó adelantar y chocó contra la parte trasera del coche", rememoró Gutiérrez.

Para evitar estos siniestros, exigen soluciones porque, de caso contrario, pronostican que colisiones como la de ayer se volverán a repetir. "Ese cruce es conflictivo, no hay visibilidad y cuando pedimos permiso para retirar la vegetación siempre es el mismo cuento, las administraciones no nos dejan", se quejó Carmelo Gutiérrez. "Un espejo ayudaría" para que tanto los residentes en Arteara como los turistas que acuden a visitar la necrópolis puedan incorporarse a la GC-60 con seguridad. "Uno es de aquí y sabe que hay que tener precaución, pero ellos no saben el peligro que existe", indicó Gutiérrez, en referencia a que los ocupantes del coche que en la tarde de ayer se vio implicado en el accidente, que son de origen extranjero y se encuentran de visita por la Isla.

Su hermano Pedro Gutiérrez es de la misma opinión. "Varias veces nos hemos visto apurado porque cuando sales tienes que meter medio coche para poder ver si viene o no alguien". Y es que tanto la vegetación que existe en los márgenes de la carretera, como una señal que indica la entrada a Arteara, apenas dejan espacio para comprobar la presencia de otros vehículos y realizar sí con seguridad la incorporación a la carretera. La operación se dificulta cuando se realiza para dirigirse a Fataga, que obliga a ocupar los dos carriles de la vía.