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San Bartolomé de Tirajana

El asesino de Luis Sport sostiene que lo mató porque este lo tenía encerrado

El acusado reconoce que golpeó en la cabeza a la víctima y luego le clavó unas tijeras l Tras matar al empresario le sustrajo dos anillos y una cadena de oro

El asesino confeso del empresario y exdueño de las tiendas Luis Sport sostuvo que le mató porque este le había encerrado en un almacén de su propiedad en Maspalomas, por más de media hora y sin luz, motivo por el que sintió miedo y le atacó.

En la primera sesión del juicio llevada a cabo en su contra, Flavio Juliao D. S., de origen brasileño y que tenía 20 años en el momento de los hechos, relató que la tarde del 10 de octubre de 2016 estaba en el garaje-almacén de Luis Fernández Conde, de 65 años, arreglando unas cajas y que este empezó a tocarle sus partes intimas. Esto incomodó al acusado, que pidió al empresario que le dejara tranquilo, lo que le enfureció y provocó que le dejara encerrado durante más de 30 minutos en el local, que además no tenía luz.

El acusado afirmó que conoció a Luis Fernández en Madrid, a mediados de septiembre de ese año, en un local ubicado en Chueca, donde Flavio trabajaba como relaciones públicas. "Me lo presentaron unos amigos que trabajaron con él en sus tiendas. Él me explicó que le gustaba viajar y que tenía propiedades en España y Brasil", explicó.

"Me invitó a cenar y me ofreció que me fuera a Gran Canaria con él, que ahí no me faltaría nada, que mantendríamos relaciones sexuales mientras me conseguía trabajo en sus tiendas y que me pagaría por estar con él", reveló el procesado.

De igual forma, aceptó que pactaron tener relaciones sexuales esporádicas a cambio de dinero, pero alegó que la víctima lo trataba mal y era "muy déspota" con él. "Al octavo día le dije que me quería ir a Madrid, me cambió el billete para el 13 de octubre y me dijo que me tenía que ganar el pasaje", expresó el acusado.

"Él quería dormir conmigo y yo le dije que no, que ese no era el trato. Además también me pidió hacer un trío con un chaval y como no accedí me dejó botado en un lugar que no conocía. A los 15 minutos regresó por mí y una vez estando en casa me ofreció una copa y le echó algo, así que no me la tomé y él se molestó. Me dijo que él pagaba y yo hacía lo que él quisiera", aseguró Juliao.

El imputado también reseñó que la víctima le decía que accediera a sus peticiones o lo "castigaría" y que el empresario estaba obsesionado con él, así que comenzó a "tenerle miedo".

El acusado sostuvo que la tarde del 10 de octubre de 2016 mantuvo una discusión con la víctima, por lo que después Luis Fernández, según afirma Juliao, lo dejó encerrado y cuando este regresó le pegó por temor en la cabeza con una figura en forma de buda que encontró.

"Me dejó encerrado, traté de pedir auxilio pero él tenía el volumen de la música del coche alto. Yo tenía miedo y estaba enfadado, así que cuando escuché que él venía me escondí detrás de la puerta", afirmó Juliao.

"Vi que tenía un hierro en la mano y pensé lo peor, entró a buscarme, se echó atrás, dejó el hierro y después volvió a entrar, así que cogí la figura que estaba en el estante y le di dos golpes con ella. El primer golpe fue estando frente a él porque vino a quitármela y el otro cuando estaba de espaldas", aseveró.

Luis Fernández cayó al piso tras recibir los golpes en la cabeza, sin embargo, el procesado destacó que una vez estando en el suelo y herido le dijo "te voy a matar brasileño" a la vez que le sostuvo el pie, por lo que el acusado agarró unas tijeras y se las clavó. "Yo cerré los ojos y empecé a clavárselas hasta que me soltó. Sé que se las clavé en el torso y cuello", aseguró. Además, reiteró que no sabía que le había clavado las tijeras unas 50 veces porque alegó que "una persona se cansaría tras clavar tantas puñaladas".

De igual forma, reconoció que se dio cuenta de que Fernández estaba muerto cuando le quitó dos anillos y una cadena de oro, así como que no se la arrancó, sino que le quitó la argolla. También explicó que desconocía si el empresario se defendió de las puñaladas ya que no lo recuerda muy bien. "No quería matarlo, no era yo", indicó.

Después el acusado se fue a casa de unos amigos de la víctima en la furgoneta del empresario y les confesó lo sucedido pero estos no le creyeron. Por ello, fue a buscar el coche de Fernández y se lo llevó. "Me cambié al Audi de él porque la furgoneta decía Luis Sport así que sospecharían de mí", enfatizó.

Testigos

Posteriormente fue a buscar a otro amigo del fallecido y le pidió que lo ayudara porque había tenido un problema. El joven accedió y al ver al empresario muerto acompañó al acusado hasta el domicilio de la víctima para que éste buscara sus pertenencias. Desde allí se marchó tras recibir una llamada donde le avisaron de que la Policía estaba al tanto de lo sucedido.

Un testigo policial reveló que uno de los amigos de la víctima le contó lo que ocurrió y al llegar al almacén vio al procesado, por lo que le dio la voz de alto pero este huyó del lugar corriendo.

Un amigo del empresario reveló que había mantenido relaciones sexuales con este a cambio de dinero pero que nunca le trató mal. "Él tenía un carácter fuerte pero nunca me puso una mano encima ni me encerró y a los demás que han estado con él, tampoco", aseguró.

Asimismo, destacó que a la víctima siempre le gustaron los jóvenes y por eso les pagaba para que mantuvieran relaciones sexuales con él. El empresario había sufrido un ataque en Brasil por lo que estuvo en coma en Madrid, según el testigo, quien también destacó que la víctima sufría de mareos y casi no tenía movilidad en uno de sus brazos.

El ministerio público y la acusación revelaron que Juliao entró en contradicciones con respecto a las primeras declaraciones que dio, donde reseñó haber golpeado dos veces en la cabeza por la espalda al empresario tras estar 15 minutos encerrado.

El fiscal pidió 21 años de cárcel por asesinato, mientras que la acusación particular solicitó 25 años y añadió el delito de robo con violencia requiriendo de 18 meses a cinco años de prisión. La defensa señaló que es homicidio y pidió seis años de cárcel con los atenuantes de arrebato, miedo insuperable y confesión ya que una vez detenido reveló lo sucedido.

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