La Aldea lucha por la supervivencia del último barco pesquero con base en su muelle y del que viven seis familias. En apenas tres años se ha marchado una decena de embarcaciones profesionales hacia Agaete y Mogán, debido a la falta de un punto de primera venta para desembarcar con garantías legales las capturas, las malas condiciones del puerto y la falta de pertrechos, sin dejar de lado la presencia de la actividad furtiva. La crítica situación alcanza a los restaurantes, cuyos empresarios observan con inquietud cómo se podrían quedar en poco tiempo sin pescado fresco, uno de los principales atractivos para los visitantes.

El barco se llama Egun on, que traducido del vasco al español significa buenos días y tiene 10 metros de eslora. Es el nombre del último pesquero que continúa teniendo como puerto base La Aldea. Y también es el último exponente de una actividad profesional que se aproxima a su desparición, a pesar de que también forma parte del sector primario, del que tanto se habla desde las instituciones, aunque en este caso siempre referido a la agricultura. Sin embargo, más allá de la importancia de la embarcación se encuentran las cuatro familias ligadas directamente a las faenas en el mar, y otras dos en pescaderías, que viven con preocupación su futuro.

La concejala de Medio Ambiente, Naira Navarro, admite que la situación es crítica, a pesar de que llevan años pidiendo el apoyo de las instituciones. Las solicitudes no requieren una inversión desmesurada, pero son indispensables para que pueda sobrevivir una forma de vida. No en vano, según los profesionales, hasta hace unos tres años operaba en el puerto una decena de barcos, que generaban una alternativa económica al municipio.

La principal reivindicación es que se instale un punto de primera venta. Es decir, el puesto de control por el que están obligados los pescadores a llevar sus capturas al tomar tierra, para que su etiquetado garantice la legalidad de la comercialización dentro de la Unión Europea, y controlar las tallas mínimas. Algún pescador ya sabe del riesgo de llevarlo por carretera hasta el punto abierto en el puerto de Agaete, ya que se ha llevado multas que alcanzan los 1.000 euros.

"Estamos sobreviviendo, porque llevar el pescado a Agaete tiene un gran coste. No compensa descargarlo allí en el punto y luego traerlo. Y, sobre todo, es un peligro, porque son aguas complicadas". José Armas es pescador del Egun on, cuyo armador es su hermano Basilio, y admite las dificultades que tienen para seguir en La Aldea. Pero no es el único problema. "Hace poco saliendo se nos escachó y nos tuvimos que tirar y amarrar el barco a un coche para sacarlo". Este es el segundo gran problema que sufren, ya que la arena se acumula dentro del muelle, poniendo en peligro a este tipo de barcos y a su tripulación. "Hay que dragarlo", insisten, sin ir más allá y pedir una mejor protección del puerto contra las corrientes marinas.

El municipio da el paso

Los restauradores están preocupados. José Armas recuerda que si tienen que irse el pescado fresco será más caro y los vendedores tendrán que irlos a comprar a otros municipios.

Juan Francisco Ramos (conocido por Severo) es uno de los armadores de dos barcos (uno de ellos un atunero de 15 metros) que ha terminado por irse a Mogán y Arguineguín, además de tener un restaurante aldeano cuyo producto estrella es la pesca.

El director general de Pesca del Gobierno canario, Orlando Umpiérrez, se comprometió en una reciente visita a mejorar los cuartos de pertrechos, que es la otra gran reivindicación del sector.

"No pedimos mucho, sino una máquina de hielo de 400 o 500 kilos, porque cualquier barco hace 1.000 kilos en 24 horas", alega Juan Francisco, quien señala que la multa no falla si alguien pescador se atreve a trasladarlo en coche a Agaete o Mogán para ponerle el código de barras, "ni aunque cuentes con algún permiso".

A esto se suma la actividad furtiva, según los profesionales, que hacen un gran daño económico.

Naira Navarro recuerda que en 2017 presentaron una solicitud de ayuda dentro del plan de Desarrollo Rural de Europa, pero se quedaron en reserva. Un año después lo intentaron por el Grupo de Acción Costera , con el mismo resultado. Por este motivo, La Aldea ha reservado 60.000 euros este año en su presupuesto para el punto de primera venta, a la espera de apoyo externo, que evite la fuga del último pesquero.