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Artenara | VII Jornadas de Risco Caído

"Risco Caído reúne el doble de requisitos de los que pide la Unesco"

"Estoy seguro de que vamos a poder convencer a los 21 miembros del Comité para la declaración", explica el embajador de España en la Unesco

Juan Andrés Perelló, embajador de España en la Unesco, en la Casa de Colón. ANDRÉS CRUZ

¿Cómo ve la candidatura de Risco Caído para ser declarada Patrimonio Mundial de la Unesco?

La veo con optimismo por varias razones. Primero porque merece ser inscrita en Patrimonio Mundial. La Comisión de Patrimonio de la Unesco pide diez requisitos muy duros. De esos solo hay que reunir uno y técnicamente reúne al menos dos, que es el doble de lo que se pide.

Aparte de los requisitos cumplidos, ¿la ve con enjundia?

No cabe ninguna duda de que el carácter de presentar una civilización que ha existido, ese pasado en relación con el presente y el futuro, y de ser un paisaje singular y universal está ahí. Hay una buena elaboración del expediente, se ha hecho muy bien el trabajo y tiene un gran soporte del Gobierno de España.

¿El Gobierno lo apoya sin fisuras?

El Ministerio de Cultura está volcado en ello y por lo tanto yo voy a defender esa candidatura en la Unesco. Soy muy optimista pero eso nunca se puede saber porque es como las elecciones, no se sabrá hasta el último día. Allí votamos 21 pero yo estoy convencido de que vamos a poder convencer a los 21 miembros del Comité.

¿El hecho de que también haya otra candidatura española favorece o perjudica a la de Risco Caído?

No, ni perjudica ni beneficia porque las exigencias a partir de ahora solo será una porque se ha restringido desde el año pasado el volumen y el Comité de Patrimonio antes veía 45 y ahora solo verá 35 y será una por país. Pero en este caso no porque hasta ahora se podían presentar dos y cada una reúne unos requisitos concretos.

¿Las dos candidaturas españolas tienen alguna similitud?

La del Priorato ['Priorat- Montsant- Siurana, mosaico mediterráneo'] no se parece en nada a la de Risco Caído. Cada una tiene sus méritos propios.

¿No son excluyentes?

No. Pueden ser las dos o ninguna. O una de las dos.

Ahora la Unesco ha limitado más las propuestas de candidaturas.

Sí. En este caso las dos han pasado los cortes. Risco Caído quizá está un poco más avanzada que la otra candidatura, pero sí han pasado ya todos los informes técnicos y están presentadas, solo falta la decisión del Comité. No hay una limitación porque hasta ahora se permitía tener dos candidaturas por país.

¿Qué tal ha ido la última edición?

El año pasado teníamos un bien inmaterial. Una internacional, que era la piedra seca compartida con cuatro países más, y luego la tamborrada, que era propia, y las dos las pasamos. A partir del año que viene será distinto pues será una por país. El Comité solo podrá ver 35 propuestas.

¿Los 21 países que forman el Comité se van rotando o hay algunos permanentes?

Se van rotando. Cada dos años sale uno y entra otro para cuatro años. Siempre hay 21. En la Unesco no hay ningún país permanente.

¿Cómo se ha vivido el incendio de la catedral de Notre Dame en la Unesco?

La Unesco se ha sentido muy concernida porque primero es Patrimonio Mundial y segundo todos los bienes inscritos como Patrimonio Mundial están sujetos a una inspección periódica. Cuando acontece algo que los destruye hay que hacer un expediente de anulación de la inscripción.

¿Qué papel jugará la Unesco en su reconstrucción?

Unesco va a poner todo el potencial técnico que tiene para ayudar a la restauración, aunque el Estado francés tendrá que hacer las propuestas, pero tienen que valorar si la restauración que van a hacer y cómo va a quedar merece ser Patrimonio Mundial o no.

Los ojos están puestos ahora allí.

Notre Dame está en el punto de mira de la Unesco porque es un bien que requiere la inspección de todo lo que se vaya a hacer.

Desde el primer momento no han faltado los donantes económicos para ayudar a la reconstrucción de la catedral.

El Patrimonio Mundial nos ha demostrado que existe una emoción patrimonial. Ahí hay discusiones de todo tipo, y algunas con razón. Hay quien dice que no ha habido dinero para acabar con el hambre en el mundo, pero sí hay para restaurar Notre Dame.

Pero en este caso, políticos de distinto signo se han unido.

Sí. La alcaldesa de París decía que ella es muy de justicia distributiva pero le parece bien que eso una a mucha gente. Hay gente que ha dado diez euros y otros que han dado cien millones de euros. La voluntad es la misma, aunque ha sido según la capacidad de cada uno.

Aunque eso no aplaca las críticas.

Los juicios se pueden hacer como se quiera. Hay quien piensa que los ricos quieren estar en la foto. Pues me quedo con la consecuencia. Si para que los ricos estén en la foto hay una restauración de un Patrimonio Mundial, pues bienvenido sea.

Se haga lo que se haga, siempre habrá descontentos.

Siempre hay una comparación de ese tipo. Algunas veces es así, pero quienes nos tenemos que preocupar por el ser humano somos los Estados, que tendríamos que tener nuestro presupuesto del 0,7 de cooperación, que no lo tenemos, y hacer efectiva la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

¿Los países ricos y los pobres tienen el mismo peso en la Unesco?

El mismo peso contributivo no, pero el mismo voto sí. Todos tenemos un voto y todos tenemos seis minutos de intervención el día de los discursos en el Consejo Ejecutivo. Da igual que sea Santa Lucía, que aporta 4.000 euros al año a Unesco, que China, que aporta 60 millones de euros.

¿China es el mayor contribuyente?

Sí, y España es el décimo de 194 países. El presupuesto es por bienios y España está aportando actualmente 15 millones de euros, que son 7,5 al año. Ahora hemos hecho dos millones de aportación al fondo fiduciario. Somos de los mayores contribuyentes.

Hay países que son pobres económicamente pero ricos en patrimonio cultural y natural.

Sí. Hay paisajes en África muy valorados. Si un país africano no tiene capacidad económica se le ayuda desde Unesco, o incluso desde otros países. España ha prestado ayuda en ese sentido a países africanos o latinoamericanos para que puedan preparar sus expedientes. A veces tenemos que pagarle el viaje al embajador para que venga al Comité de Patrimonio. Es así de triste, aunque a veces no se quiere recordar.

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