Desde primera hora de la mañana Valsequillo se convertía en una auténtica fiesta gastronómica. Cerca de 16.000 personas acudían a la llamada de la séptima edición de una feria que ya cuenta con el reconocimiento y el valor que le otorgan los numerosos visitantes que cada año se dan cita en el municipio, la Feria de la Fresa de Valsequillo. El sabor único de un producto que ya es seña de identidad de la zona, un atractivo programa de actividades para degustar y conocer de primera mano las cualidades de la fresa y el buen ambiente de un municipio que se vuelca con el visitante, convertían este domingo en una jornada familiar perfecta ya desde bien temprano, con cifras récord en asistencia y dulces para degustar.

La jornada arrancó temprano, decenas de stands atestó las calles y puso a prueba al recién llegado a la hora de decidirse entre las deliciosas tartaletas de Chano Benítez, los zumos, los batidos o las espectaculares fresas con nata. Para cualquiera de ellas las colas resultaban interminables. "Más de media hora llevamos esperando", aseguraba Rosi Álamo, de Sardina, "pero merece la pena". "Y tanto", respondía su hermana Amalia, masticando aún su tartaleta. "Esto sabe a Valsequillo", contaba feliz. Chano sabe que su puesto es el más demandado, por eso este año ha puesto a disposición de los visitantes más de 3.500 tartaletas, todo un récord con respecto a años anteriores y 80 cubetas de helado de fresa. "Aquí la gente espera como si es una hora", sostuvo. ¿El secreto?. "No te lo digo", respondió rotundo antes de soltar una carcajada.

Completando la oferta, deliciosas fresas con nata, refrescantes zumos, batidos de fresas naturales servidos bien fríos, todo tipo de helados y una curiosa iniciativa, fresas caramelizadas que hicieron las delicias de los asistentes. Ni un solo puesto se quedaba libre en ningún momento de la mañana. Tampoco los stands ubicados en el mercado municipal, donde todos los visitantes pudieron adquirir fresas llegadas directamente desde el campo para disfrutar en su mesa con toda la frescura y sabor. Así se convertía en habitual la imagen de viandantes cargando pilas interminables de cajas de fresas. Una de las novedades más atractivas de la VII Feria de la Fresa de Valsequillo fue la Masterclass de cocina infantil, que logró congregar a más de 60 pequeños cocineros y dejando con las ganas a otros muchos. Los niños, ataviados con pequeños delantales, y manejando morteros y fresas, fueron capaces de preparar, a las órdenes del chef Hotel Cristina Daniel Orihuela y todo su equipo, una deliciosa salsa de fresas y tomate para acompañar un cherne marinado. También aprendieron a elaborar una exquisita paulova de fresas, gominolas caseras y un goloso postre con flores comestibles. Lo más interesantes es que hemos conseguido que los niños unan tradición y modernidad, declaraba el Orihuela. Y además animarlos a comer fruta y a comer sano.

Una de las citas más esperadas fue el tradicional concurso de postres, congregaba a numerosos asistentes, que no quisieron perderse el espectáculo de unas auténticas obras de arte elaboradas con la fresa como ingrediente principal. Este año el éxito de convocatoria desbordaba a los organizadores, un total de 26 postres, seis de ellos profesionales, todo un récord, optaban a premio. En categoría aficionados, Enrique Gómez se hizo con la primera posición con el postre El brillo de la fresa. Yaiza María Rodríguez quedó en segundo lugar con su Dulce Amanecer, bizcocho de limón con mermelada de fresa y glaseado y Eleazar Miranda lograba el tercer premio con el postre Fresavera, un semifrío de fresas con gelatina de aloe vera.

Otro clásico de la Feria de la Fresa de Valsequillo es sin duda su concurso de Mermeladas. Hasta un total de 23, tres de ellas en categoría profesional, concursaban en esta edición. "Es importante que se vean brillantes, que tengan el toque de la fresa natural y que no tenga trazas vegetales", apuntó Luis Delfín, miembro del jurado. " No debe ser ni demasiado líquida ni demasiado espesa, debe tener un equilibro perfecto", afirmó