"La búsqueda de la conexión entre el Universo y el ser humano, el deseo de llegar más allá, y la reflexión.Esas pretensiones son las que me empujan a la fotografía, como aficionado, y a sacar imágenes de la vía láctea. La fotografía es una manera de transmitirlo y una forma de comunicación. Todo eso me llevó a hacer una viaje a Islandia". Juan Antonio Pérez explicó así por qué se dedica a la captura de imágenes de estrellas y de auroras boreales.
A parte de esta afición, Juan Antonio Pérez Román, natural de Doctoral, trabaja a diario como farmacéutico desde hace casi 25 años. Lo hizo en farmacias en los municipios de San Bartolomé de Tirajana y Santa Lucía de Tirajana. En la actualidad lo hace en una de Vecindario, en el término municipal santaluceño. Se formó en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada, se especializó en Ortopedia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y se diplomó también en Sanidad, también por la ULPGC.
Aparte de gustarle y de trabajar en lo relacionado con lo científico y sanitario, Pérez Román tiene otra faceta más personal: la artística. "Siempre me ha gustado la fotografía, en un principio, lógicamente la analógica. Además, siempre me atrajo pintar, esculpir y el cine. Es decir, todas las artes, en general", señaló Juan Antonio Pérez, quien agregó que "siempre he sido muy curioso, con ganas de saber el por qué y he tenido el deseo de indagar".
El farmacéutico expone en este momento su primera muestra, titulada Reflexiones, en el centro comercial La Ballena, en la capital grancanaria, incluida en el programa de actividades bajo el lema El sentir canario. La muestra la componen unas 35 fotografías y varios murales.
Las imágenes de la muestra fueron tomadas durante el viaje a Islandia. Esta exposición se podrá visitar hasta el día 9 de junio.
El fotógrafo también participó en una exposición colectiva en el Museo Elder, con una fotografía que realizó a la ermita de Santa Águeda de El Pajar, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana. También colaboró con la revista china Island Magazine, con una imagen que hizo de la iglesia de San Juan Bautista de Arucas.
Fue a partir de 2010 cuando inició su aventura personal en la fotografía digital, aprendiendo de forma autodidacta todo tipo de técnicas, desde lo más básico a lo más avanzado. "Me gusta la macrofotografía, como la paisajística, la ilustración fotográfica, la nocturna, el retrato, el documental y la alta velocidad. Todas las disciplinas, aunque las que más, la macrofotografía y la paisajística", manifestó Juan Antonio Pérez. "La ilustración fotográfica consiste en la fusión de varias fotos, como unas manos y un rostro, por ejemplo. Unirlas y trabajarlas con un programa de edición. Es creativo", indicó.
La gran aventura
"Me sentía como si tuviese la sangre hirviendo, a pesar del frío que existía en el exterior, por la emoción de poder ver y fotografiar auroras boreales y cielos estrellados y tan limpios que estaban tan cerca y delante de mis ojos", recordó Pérez Román, en relación al viaje que hizo el pasado mes de noviembre de 2018.
No fue solo, sino acompañado por otros tres aficionados de la cámara, exactamente de José Luis Lozano, Juan González y José Antonio Sosa. A todos ellos los guiaba el fotógrafo profesional Shadi Nassri, acompañado por otros dos, uno de Dakar (Senegal) y otro de Dubai.
"Hacía tanto frío esas noches que salíamos a fotografiar que los guantes se te quedaban pegados en el trípode. El termómetro marcaba menos 12 grados centígrados, aunque la sensación térmica era de mucho menos. En las cataratas de la localidad de Godafoss, el agua que saltaba de la catarata se congelaba", señaló el fotógrafo, quien agregó que "me olvidaba en esos instantes que veíamos esos espectáculos naturales y hacíamos las fotos de las condiciones extremas en las que nos encontrábamos. Deteníamos, a través del equipo fotográfico, un instante en el que había una simbiosis entre el universo y la persona".
Los siete amantes de la fotografía recorrieron prácticamente toda Islandia, isla homónima que tiene una superficie de unos 103.000 km2, siendo la de Gran Canaria de 1.560 km2. A parte de haber estado en la capital, que es Reikiavik, realizaron durante este viaje de algo más de una semana largos desplazamientos de 200 o de 500 kilómetros, en busca de localizaciones o de lugares concretos para descansar o para completar los recorridos.
Otro aspecto que le llamó la atención fue los numerosos contrastes que observó en este viaje islandés. "En la lengua de un glacial veías trozos negros de cenizas, como veías hielo azul. También te tropezabas con fumarolas, junto a la nieve. Hay muchos contrastes en esta isla volcánica", comentó. "Somos una minucia. Es lo que sientes al ver tan bien la vía láctea, y con tantas estrellas que muchas son soles, o más grandes o más pequeños que el nuestro", reflexionó.
