Una estrella marina que limpia los fondos del mar, una caja de plástico dirigida por un teléfono móvil y un submarino con forma de tiburón son ejemplos de algunos de los robots presentados ayer por los más de 200 estudiantes que han participado en la séptima edición del Encuentro de Robótica Marina que organiza la Plocan.
La piscina de San Fernando fue testigo, un año más, de las maravillas tecnológicas que construyeron los jóvenes de 92 institutos de Canarias, la península e incluso de Portugal. "El objetivo es estimular las vocaciones de los jóvenes hacia las disciplinas técnicas y científicas a través de la práctica, pero también hay un componente muy importante que busca la innovación y el fomento de la creatividad en los estudiantes", explica Octavio Llinás, director de la infraestructura científica.
"Disfruto como un niño", admite ilusionado Diego Bermúdez, uno de los estudiantes que asistió ayer a este evento. Forma parte del curso de segundo de bachillerato del instituto José Arencibia Gil (Telde)."Hemos formado parte de este proyecto desde hace unos años: los alumnos están motivados", admite su profesor, Paco Santana. Dara Hernández, compañera del curso, controla su pequeño artilugio desde su teléfono móvil, con una aplicación que conecta ambos dispositivos mediante bluetooth.
Los alumnos del Heidelberg han optado por otro tipo de mecanismos más tradicionales para poner en funcionamiento sus robots, diseñados como submarinos mediante máquinas de 3D. Francisco González, alumno de cuarto de la ESO, explica que también quisieron apostar por un prototipo hecho con materiales reciclables. "Usamos forros de libreta, tubos de cartón y otros elementos", asevera emocionado. "Sólo nos queda esperar que funcionen bien bajo el agua", ríe Cristina Erdocia, a la espera de poder probar los robots en la piscina.
"Nosotros nos separamos en cinco grupos para desarrollar diferentes procesos de estas máquinas: nos costó mucho centrarnos en lo que queríamos, porque al principio nos atraía la idea de darle muchas funcionalidades y eso es complicado", admite Julián Pereyra, un estudiante del instituto tinerfeño de Santa María, que viajaron en exclusiva para asistir al evento. "Traer todo el material en avión ha sido complicado", ríe. Sus androides tienen objetivos concretos, como la limpieza del fondo marino, la medición de la temperatura del agua o la mimetización con el entorno acuático con la intención de investigar las formas de vida oceánicas.
