Sierra del Bentayga, que incluye el Roque Bentayga y Cuevas del Rey. Risco Chapín, con la Cueva de los Candiles y Cuevas del Caballero. Mesa de Acusa. El Hornillo. Barranco Hondo. Roque Nublo. Y Tamadaba-Tirma. Todo ello forma parte de las Montañas Sagradas de Gran Canaria declaradas el domingo Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en la candidatura de Risco Caído. La distinción de la Unesco es mucho más que la cueva número 6, la más especial de todas por la proyección de la luz del sol en una de las paredes de la cámara principal, donde se encuentran las manifestaciones rupestres en forma de cazoletas y triángulos púbicos y grabados en bajo relieve.

El sitio abarca una zona de casi 18.000 hectáreas, algo más del 11 por ciento de toda la superficie de la isla, y cuatro municipios (Artenara, Tejeda, Agaete y Gáldar). De este a oeste, el primer enclave es el más representativo: el Roque Nublo. Muy cerca se encuentra el Bentayga, cuya Sierra también ha aportado a la candidatura Cuevas del Rey, otra de las fortalezas emblemáticas de los antiguos canarios, y el propio Roque, epicentro de la Caldera de Tejeda con más de cien cuevas naturales y artificiales con múltiples usos.

Hacia el noreste se encuentra Risco Chapín, donde se sitúan otros dos enclaves arqueológicos muy relevantes en los espacios sagrados: Cuevas de los Candiles y Cuevas del Caballero. En los Candiles radica el mayor conjunto de grabados de triángulos púbicos conocidos y una enorme profusión de cazoletas y bajorrelieves. Su nombre se debe a la presencia de luminarias o candiles en su interior, donde contiene hasta 345 grabados. En El Caballero hay un total de siete cuevas artificiales excavadas.

Hacia el oste se encuentra uno de los paisajes más impresionantes: Mesa de Acusa. Se trata de un monumento geológico espectacular que acoge uno de los mayores enclaves trogloditas de los aborígenes. Acusa Verde, Acusa Seca, Los Corrales, El Álamo, La Candelaria, El Hornillo, Fortamaga y El Vedado del Tablón son los nombres actuales de los distintos "barrios trogloditas" que se reconocen en Acusa. Muchos están ya despoblados pero hasta el siglo XVIII Acusa tuvo más habitantes que el propio pueblo de Artenara.

Hacia el norte, y junto a Risco Caído, se encuentra el asentamiento galdense de Barranco Hondo. La huella de la presencia humana es muy perceptible. Existen cuevas viviendas, estaques, alpendres y bancales artificiales para el cultivo de cereales, hortalizas y algunos frutales. Hoy está casi despoblado, pero fue hasta mediados del siglo XX uno de los más importantes asentamientos trogloditas de las tierras altas de la Isla.

Más hacia el norte está El Hornillo, singular caserío que posee uno de los núcleos de cuevas y terrazas colgadas habitadas que mejor estado de conservación presentan. Por último estos espacios sagrados llegan a otros de sus lugares más conocidos: Tamadaba con masas forestales de bosque autóctono. Incluye en su borde norte el asentamiento troglodita de Visvique y hacia el oeste el paisaje sagrado de Tirma.