Mucho calor, tanto meteorológico como de fervor religioso el que hubo ayer en los barrios de Arguineguín y Playa de Mogán con el encuentro entre las imágenes de la Virgen del Carmen de ambas localidades del municipio de Mogán. En una nueva edición de la visita que una talla de la patrona de los marinos realiza a su homónima, que tendrá correspondencia la próxima semana con la devolución de la de Playa de Mogán a Arguineguín, la tradición se consolida año tras año. En un uno y otro barrio costero, su patrona representa la identidad del lugar donde residen y de su actividad diaria y ayer fue una demostración de un hermanamiento anual por la devoción hacia sus respectivas Carmen.

En una localidad tan turística, los nativos y visitantes de sus playas, alojamientos y restaurantes tuvieron, además de un buen día de playa o de piscina, para beber y tapear, la ocasión de añadir un atractivo más a la jornada. De hecho, varias guaguas con pasajeros de la tercera edad llegaban de varios puntos de Gran Canaria para asistir a uno de los actos más populares del programa de las fiestas marineras. Los canarios, más acostumbrados, se sumaban al acto sin pensarlo, mientras que los turistas que se encontraron con la procesión miraban curiosos, sacaban fotos con sus cámaras -la mayoría con el ya omnipresente móvil- e incluso algunos acompañaron durante el recorrido. Algo más que contar de su estancia en Mogán en pleno verano, sin que el centro de las conversaciones sean la calidad de las playas moganeras, las tapas típicas o los alojamientos donde han pernoctado.

Cánticos, vítores y el acompañamiento de la banda Gran Canaria animaron tanto la salida como la llegada y posterior procesión de ambas vírgenes del Carmen por las calles del enclave playero. Aunque el día empezó con una temperatura apacible, la caída de las horas hasta el mediodía lo trasformó en una jornada calurosa que invitaba a estar en la sombra, refrescarse o llevar algún tocado en la espera del puerto de Mogán. Así, el termómetro llegó a marcar los 30 grados centígrados y Cruz Roja tuvo que asistir a una señora, que se perdió el encuentro entre las dos tallas por pocos minutos.

Arguineguín, música y bucios

La jornada había empezado en la iglesia de Arguineguín, con la misa oficiada por el párroco del barrio sobre las 9.00 horas. Algo más pronto de lo previsto -y es lo habitual en los últimos tres años, según una vecina-, la eucaristía acabó antes y la procesión, que se calculaba sobre las 10.00 horas, se inició con una antelación de más de 15 minutos sobre esa hora y sorprendió a más de uno, que iba para escuchar la misa.

Con la alcaldesa, Onalia Bueno, como una feligresa más, sin portar el bastón de mando, miembros de la corporación, más de un centenar de feligreses, a los que se fueron incorporando más a medida que la imagen llegaba al muelle para su embarque, y componentes de la banda Gran Canaria, se realizó el itinerario por el paseo marítimo con una temperatura muy agradable, con el sol aún con los ojos medio cerrados y sus rayos sin asetear a los congregados, el sonido de los bucios y de los voladores daban fe de la participación activa y entusiasta del pueblo marinero en sus fiestas patronales.

Soraya Marrero, vecina del barrio y una entusiasta seguidora de la procesión, mostró su devoción a la Virgen del Carmen no solo haciendo sonar su bucio, sino con su ventana luciendo un manto con la imagen de la reina de los mares. “En mi casa tengo preparada una imagen pequeña de la Virgen, sobre medio tonel que ha preparado mi marido y que yo he decorado con su nombre con conchas de caracoles; espero que la próxima semana el Ayuntamiento me dé permiso para sacarla en la plaza -Las Marañuelas- para homenajearla en el barrio de Arguineguín”.

Un trío con bucios

Un poco más allá se encontraba José Marrero, que encendía la mecha de los voladores que explotaban en el cielo y cuya velocidad y altura daban la imagen de una suerte de lanzamiento espacial de tan lejos que subía. El sonido silbante mientras se dirigía al cielo moganero duraba poco tiempo y en parte era solapado por los sonidos de la banda y los bucios, pero se hicieron notar.

Durante esta primera procesión terrestre -la segunda fue unas tres horas después en Playa de Mogán con la otra talla del Carmen-con paso lento, pero sin pausa, los acordes de, entre otros, Macarena, la banda Gran Canaria ponía la música más convencional, pura percusión y viento, mientras otros participantes en el itinerario sacaban de sus pulmones el aire suficiente para que sonaran los bucios en honor a Nuestra Señora del Carmen.

Uno de ellos era Ángel Gil, que con su nieto Pablo y una jovencita llamada Catalina Sofía, iban en la cabecera procesional con sus respectivos bucios. Gil es un veterano en estas lides, no solo en Arguineguín, sino también en las fiestas de las Marías, en Santa María, “donde he ido durante más de 30 años a hacer sonar el bucio en honor a la Virgen, además de hacerlo en Arguineguín”, comentaba mientras seguía el camino hacia el muelle.

Rumbo a Playa de Mogán

Allí, en un recorrido salpicado por artes de pesca, barcas y demás elementos que se precien en cualquier muelle, la imagen llegó a su destino, el barco Agustina del Mar, donde realizaría el recorrido marítimo en dos etapas, primero hacia El Pajar y luego a Playa de Mogán, parada final.

No obstante, antes del embarque, tradicional parada en un santuario dedicado a la Virgen, y de ahí, con los vítores de Viva la Virgen del Carmen, Viva la reina de los mares, además de los muchos guapas recibidos, subida al barco, donde formaron parte del pasaje miembros de la banda Gran Canaria, la alcaldesa, voluntarios de Protección Civil e invitados a la procesión marítima.

Una decena de embarcaciones iniciaron el trayecto desde el muelle de Arguineguín, con la supervisión de dos lanchas de la Guardia Civil, acompañando al Agustina del Mar, compañía que se fue incrementando con más embarcaciones a medida que se salía del muelle y se tomaba rumbo hacia El Pajar. A lo lejos, desde la orilla, los acordes musicales alentaban el ambiente festivo. El estado del mar, respetuoso con su reina, hizo de la travesía un paseo agradable, primero hacia El Pajar y luego al puerto de Playa de Mogán, sin incidencias.

Aprovecharon el tirón de la procesión los barcos que realizan el recorrido desde Arguineguín a Playa de Mogán, pasando por Anfi y Puerto Rico. Llenos de clientes y con una música más al gusto de quienes pasaban el rato disfrutando de la jornada veraniega moviéndose al ritmo de las canciones y refrescándose con diversas bebidas. Su atuendo, también más informal, en pantalón corto, biquini y calzado cómodo: chola y sandalia.

Espera, calor y fervor

El muelle de Playa de Mogán, sobre todo en la zona de la cofradía de pescadores, estaba repleto y los más afortunados y avispados lograron cobijarse en la poca sombra que había. Y no era tema baladí, ya que la espera se prolongó un buen rato, pasadas las 13.00 horas y el sol ya no acariciaba las pieles y cabezas de los presentes, las calentaba y de qué manera. Tanto que a una señora tuvieron que atenderla en la ambulancia porque sufrió un vahído por la alta temperatura reinante.

Sin embargo, valió la pena. La aparición del Agustina del Mar en el muelle convirtió en alborozo el sofoco ambiental y más cuando, una vez atracado el barco junto a la escalinata de acceso al muelle, los flashes de las cámaras de los móviles, alguna que otra tablet y menos cámaras convencionales, plasmaron el encuentro a pie de noray de las dos tallas de la Virgen del Carmen.

La de Playa de Mogán fue trasladada hacia esa zona una vez se avistó la embarcación de la imagen procedente de Arguineguín. Más vítores para ambas y nueva procesión, esta vez, terrestre por las calles del barrio.

El itinerario desde la cofradía de pescadores no era excesivamente largo, varios cientos de metros, pero el aumento de acompañantes de las dos imágenes hizo que este fuese a dos velocidades, inicialmente sosegado y luego algo más presuroso hasta llegar a la plaza en la que, con el rótulo Fiestas del Carmen, ambas tallas fueron homenajeadas con varios cánticos, tan sentidos como fervorosos, un espectáculo que congregó feligreses y curiosos hasta llenar la plaza. “Para ser una procesión, va muy ligerito el paso”, comentaba una asistente al acto, quien entre el calor y el trote iba sudando.

El 28, devolución de visita

Con este acto, Arguineguín da por concluidas sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Carmen, aunque la próxima semana, el domingo, 28 de julio, será la imagen de la patrona de los marinos de Playa de Mogán la que rinda visita a su homónima.

Una misa previa, prevista para las 10.30 horas en la plaza Pedro Betancor León, será la primera actividad religiosa de ese día, a la que seguirá la procesión marítima hacia el otro barrio costero. La banda Gran Canaria volverá a ser la amenizadora del recorrido por tierra y mar, aunque no faltarán tampoco los que hagan sonar los bucios o vitoreen a la Virgen en su salida a Arguineguín.