"No va a quedar ni un lagarto", auguraba ayer Benito Mendoza Rivero, un ganadero de Caideros que andaba desatinado porque había dejado a su perro amarrado y no le dejaban subir a desatarlo. Ayer explicaba su amargura en el pago de Tegueste, cuando bajaba con su camioneta cargada de comida para los animales después de su intento frustrado de liberar al perro. En Caideros también se había dejado sus 70 ovejas, tras su desalojo la noche del pasado domingo.

"Por las ovejas no me preocupo porque sé que están seguras, rodeadas por un muro de piedra, pero yo lo que quiero es ir a soltar al perro, que se me puede morir y no me dejan. Si el perro se me muere...", no termina la frase Benito, que deja claro cuando le preguntan si tiene cabras que él sólo cría ovejas.

"Yo cabras no quiero porque las cabras tienen tres patas p'al diablo y una para mí. Las ovejas limpian más que las cabras, las cabras sólo destrozan", explica Benito, que se queja de las causas que, a su juicio, han provocado el fuego.

"Antes se apagaba el fuego con las manos y las llamas se paraban porque no tenían pajullos para avanzar. Ahora no limpian el campo como antes. Antes estaba el campo más limpio porque había más ovejas y cabras. Ahora está el campo lleno de pajullos y esos pinos que no sirven para nada y no dan ni frescura", exclamaba con impotencia Mendoza, amargo por el daño que estaba provocando el fuego.

A su lado, Flavio Artemi, de Tegueste, intentaba quitarle de la cabeza a Benito su empeño por salvar a su perro. "Es que el que se puede morir es usted, si sube", le decía, pero no lo convencía.

"Lo que estamos viviendo parece una película, que no se lo espera uno. No esperábamos que llegara tan lejos", afirmaba Artemi.

Animales sueltos

Entre 600 y 700 vecinos han sido desalojados el pasado fin de semana en los altos de Gáldar, aunque sólo unos cien se han quedado en la residencia escolar del colegio Fernando Guanarteme, según informó el alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa. Uno de estos realojado Fernando Moreno, de Caideros, se disponía ayer a almorzar sobre las 14:00 horas, pero no tenía apetito.

Al contrario que Mendoza, Fernando Moreno andaba inquieto porque antes de abandonar las casas tuvo que soltar a sus animales y no sabía por donde andaban ni si los iba a recuperar.

Fernando Moreno también se mostraba crítico con las instituciones porque "no han sido capaces de hacer cortafuegos que impidieran el avance del fuego. Cómo se explica que el fuego siga bajando mientras el viento sube para arriba. Con este calor, el agua cae y se seca".

Manuel Medina, presidente de la asamblea norte de la Cruz Roja, informó de que en el colegio están albergados vecinos de Caideros, Saucillo y Fagajesto, que reciben además atención sanitaria. Muchos han sufrido episodios de ansiedad y ha habido que tranquilizarlos. "Personal de enfermería está yendo a las farmacias a comprar los medicamentos de la gente que está con tratamiento. Tenemos gente mayor y también jóvenes. Anoche (por el domingo) había más gente, pero hoy (por ayer) se han ido bastantes a casas de sus familiares"

Por su parte, Teodora Sosa calificó de "dantesco" el paisaje arrasado por el fuego y añadió que, en principio, parece que las casas no han sido afectadas por el fuego. "Hemos visto desde lejos en el recorrido que hemos hecho que se ha quemado todo alrededor y que las casas no han sido afectadas, pero hay que esperar a comprobar si realmente es así. Además, hay muchas casas aisladas que no se ven", indicó el regidor, que quiso tranquilizar a los dueños de los animales que están guardados en lugares seguros y aseguró que están siendo alimentados. Resaltó la labor de la UME, cuyos efectivos impidieron que entrara el fuego en Caideros. "Hay gente que se está jugando la vida en esa zona alta y hay que agradecerlo. Estamos desbordados, porque es la segunda vez en a penas una semana que sufrimos un incendio", consideró