Después de dos noches de pesadumbre y vigilia, lejos de sus hogares, los vecinos desalojados de una docena de núcleos poblacionales de la Vega de San Mateo y de Tejeda afrontaban ayer las largas horas de espera e incertidumbre en su reubicación en el polideportivo veguero de la única forma posible: acompañándose. "Estamos bien, muy cuidados, estense tranquilitos", relataba a sus parientes, por teléfono, Margarita López, vecina de Las Lagunetas, una de las localidades de San Mateo evacuadas en la madrugada del pasado sábado, junto a Mesas de Galaz, Aríñez y Cruz del Herrero, ante el cerco de las llamas.

Una furgoneta blanca se detiene en el asfalto a las puertas de las instalaciones, donde vencen el insomnio más de 400 vegueros y tejendeses, junto a decenas de operarios de Cruz Roja y fuerzas de seguridad. Es mediodía, los termómetros marcan 33 grados -la asfixia térmica y anímica lo discuten-, el desasosiego se arremolina en las zonas de sombra y desciende del vehículo una cadena solidaria de voluntarios pertrechados de zumos, leche, cereales, plátanos, panes, champús, ventiladores. "Una organización muy buena", observa Margarita, cuya media sonrisa no esconde que este no es su primer ´éxodo a causa del fuego. "No han pasado ni dos años desde que me puse yo a limpiar la cumbre", advierte con respecto al voraz incendio de 2017 que calcinó casi 3.000 hectáreas.

Pero el viento es azaroso y quiso que, pese a desfilar entre los primeros evacuados del pasado fin de semana, los vecinos del municipio pudieran respirar tranquilos ayer. Así lo manifestó su alcalde, Antonio Ortega (Avesan), puesto que "la situación es muy buena con respecto al pasado domingo". "Esta vez los daños en el municipio de la Vega de San Mateo han sido menores y el incendio ha afectado a pocos núcleos de población importantes", expuso. "Incluso, se hicieron contrafuegos controlados para quemar zonas y evitar que el fuego siguiera avanzando en dirección a los núcleos de población del municipio, lo cual ha favorecido mucho que la cola del incendio esté controlada y perimetrada".

En principio, ninguna vivienda del municipio ha sufrido daños, toda vez que la zona alta de Mesas de Galaz podría ser la más afectada en zonas concretas de vegetación. La previsión del alcalde en la tarde de ayer es que la mayoría pueda regresar a sus hogares a lo largo de este martes, si así lo dictaminaran de manera oficial desde el Gobierno de Canarias.

Ganaderos

Sin embargo, lo que ha devastado el avance de las llamas en el municipio veguero son las perspectivas de los ganaderos, puesto que muchos abandonaron sus viviendas con lo puesto y dejaron sus animales a sus espaldas. En este sentido, el matrimonio formado por Enrique Suárez y Sonia Mayor, también de Las Lagunetas, no cejaron en su empeño de dar media vuelta en la mañana del domingo para evacuar a su ganado, con la ayuda de la policía local y voluntarios de PACMA. "Los sacamos de milagro", declara Enrique. "Para nosotros no se trata de daños colaterales, sino de daños directos, porque un ganado no se forma de la noche a la mañana: es una selección de las mejores cabras, las mejores ovejas, y eso es un trabajo de años, una inversión de mucho dinero, que el fuego se lleva por delante en dos o tres días".

Aunque su ganado se encuentra a salvo en una cuadra en el municipio de Santa Brígida, Sonia destaca que "muchas están embarazadas y llevaban muchas horas sin comer ni beber agua". En el incendio del pasado 2017, la imposibilidad de evacuar el ganado resultó en "un 50% de abortos". "Una sola ovejita que se muere es, para nosotros, una catástrofe", concluye Enrique.

Con todo, la ansiedad anegaba ayer el ánimo de los vecinos desalojados del municipio de Tejeda, quienes, a lo largo de las prolongadas horas en el interior del Polideportivo de San Mateo y aledaños, seguían sin saber si el fuego había alcanzado sus hogares.