El fuego que está castigando desde el pasado fin de semana los barrancos y laderas de los altos de Gáldar ha respetado las casas, al menos las que están en los núcleos más grandes. Sólo una vivienda de el Cortijo de El Galeote ha resultado afectada por el incendio aunque no se descarta que se haya quemado alguna otra casa que esté en algún sitio aislado.

Todos los caseríos desperdigados entre Saucillo y Fagajesto parecían ayer pueblos fantasmas. No se veía un alma. Las laderas y barrancos que dan a la carretera que va desde Samarrita hasta Caideros, Palomino, Chirino y Fagajesto ofrecían la imagen de un paisaje calcinado, de campos de cenizas en los que se podía leer la trayectoria caprichosa del fuego, árboles con la fruta bizcochada, cañas, matorrales y zarzas chamuscados y unas casas en medio de todo este desastre milagrosamente indemnes, gracias a la labor de limpieza que hicieron sus moradores. Los cortafuegos funcionaron también esta vez y las casas se han salvado. Muchas aparecían cerradas a cal y canto y tiradas por el suelo las mangueras que usaron sus dueños para mojar el perímetro de las casas hasta última hora.

En el hogar de Juan y Eloisa, una de las granjas de Fagajesto que tuvieron que ser evacuadas, se dejaron la luz encendida y los comederos de los animales echaban humo porque el fuego había prendido en la paja, pero las edificaciones estaban intactas.

Tras extinguirse entre el lunes por la noche y ayer por la mañana los dos últimos conatos de incendio que se declararon entre El Alamillo y el Saucillo y en Caideros, la situación empieza a normalizarse en las medianías y cumbre del municipio de Gáldar y el Ayuntamiento permitió a los vecinos desalojados que volvieran durante breve tiempo a sus casas a dar de comer a los animales, en varias expediciones escoltadas por la Policía Local.

Muchos ganaderos pudieron respirar al fin tranquilos, tras comprobar que sus animales seguían vivos y las casas a salvo. El Ayuntamiento les dio el tiempo justo para darles de comer, ordeñar las cabras y vacas y volver a salir. Desde primeras horas de la mañana decenas de vecinos desalojados se habían plantado en el Saucillo, justo donde está cortada la carretera, para exigir al Ayuntamiento que les dejara pasar. Estaban desatinados porque desconocían la suerte que habían corrido sus casas y los animales que, además, estaban sin comer y sin ordeñar. La presión fue tan grande, que se optó por dejarlos pasar sólo para alimentar al ganado.

El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, que apenas ha dormido en los últimos tres días y se ha pateado todas las zonas afectadas, aseguró que sólo se ha detectado una casa quemada en el Cortijo de El Galeote.

"En el resto de la zona afectada por el fuego no hemos visto ninguna casa quemada, aunque sí algunos coches. El fuego las bordeaba pero respetaba las casas porque la gente tiene todas las orillas limpitas", indicó Sosa, quien añadió en cualquier caso que tampoco se puede descartar que haya alguna vivienda aislada afectada por el suelo.

"Hasta que no entre la gente no podremos saber si se ha quemado alguna", dijo el regidor, que añadió que en los núcleos más grandes como Juncalillo, El Retamal, Tablado, Barranco Hondo, Fagajesto, Caideros, Saucillo y Lomo del Palo no ha sido afectada ninguna vivienda.

Las brigadas forestales, los bomberos y los efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) impidieron por dos veces que el fuego entrara en Caideros. El segundo conato se produjo por la noche del lunes al martes y pudo ser controlado sobre las tres de la mañana, aunque el fuego cercó el barrio y llegó justo hasta el borde de las casas.

"Toda la carretera que lleva a Palomino y Barranco Hondo ardió de un extremo a otro. A las tres de la mañana apagamos el fuego en Caideros gracias a los bomberos del consorcio. La UME intervino por la tarde y después vinieron los bomberos del Consocio de Emergencias de Gran Canaria y una brigada forestal con 25 efectivos que se metieron por el fuego y lo apagaron. Yo estaba allí y se me ponían los pelos de punta. Me quito el sombrero ante esa gente que se juega la vida con el fuego al lado", resaltó.

El último conato de incendio se produjo en la zona alta de El Alamillo, en el cruce con El Molino, donde intervinieron los bomberos y las brigadas forestales. "El hidroavión ha refrescado toda esa zona. Gracias a él paramos el fuego en la zona de El Alamillo porque aunque pudimos detener el incendio que amenazaba Caideros, el fuego venía subiendo a las 3:30 de la madrugada por Samarrita y era muy peligroso, porque si llega a bajar hacia Pico Viento habría llegado hasta El Agazal y hubiera sido un desastre. Pero Samarrita escapó y se fue apagando porque había zonas de cultivo que pararon el fuego. En esa parte, Dios puso de su parte", consideró.

Buena parte de la zona arrasada por el fuego seguía echando humo por la mañana y algunas brasas llegaban volando provocando pequeños conatos de incendio, como el que se declaró en la parte alta de Caideros, cerca de la panadería. Empleados del Ayuntamiento consiguieron apagar las llamas ayudados con una cuba de agua. En toda esta zona de Caideros reinaba el silencio, no se veía a nadie y sólo se oía de vez en cuando el cacareo de las gallinas. Un fuerte olor a quemado y el silencio de las casas que fueron desalojadas de prisa y corriendo, daban la sensación de un pueblo abandonado.

En frente, en el macizo norte de Tamadaba se divisaban las largas humaredas y las llamas del incendio que subía con fuerza hasta la punta y bajaba por la otra banda de la montaña, por la zona de El Risco. Varios hidroaviones y helicópteros estuvieron toda la mañana lanzando agua.

Pasó lo peor

A juicio del alcalde, se puede decir que "lo peor ha pasado en los altos de Gáldar, pero el fuego no está controlado todavía. Es verdad que lo que se quemó ya está quemado, pero ahora hay que salvar todas las propiedades y vigilar para que no se activen los rescoldos. Y refrescar la zona y, sobre todo, reponer los servicios", señaló Sosa.

Desde primera hora de la mañana de ayer, cinco cubas del Ayuntamiento ayudaban a refrescar los campos. Y también se han iniciado las tareas de limpieza en Barranco Hondo, Palomino, La Gloria, El Tablado y Juncalillo, donde se está trabajando también en la reposición de los servicios de agua de abasto y alumbrado.

Y es que otro grave problema que ha causado el fuego es la interrupción del servicio de abasto de agua, porque muchas tuberías han quedado calcinadas, y la afección a algunas instalaciones eléctricas, porque los cables también han sido quemados y algunos se han descolgado.

En esto momento hay unas 800 casas sin agua a las que hay que reponer el servicio cuanto antes, porque se prevé que la gente que está evacuada vuelva a sus casas a partir de mañana o pasado.

En el incendio de hace una semana quedaron afectadas muchas tuberías de plástico de agua de abasto, entre el Pozo de la Minilla y el Lomo del Palo. Y ahora han vuelto a ser afectadas. El agua se bombea desde La Minilla a Lomo del Palo y desde aquí baja por gravedad hasta Hoya de Pineda, por lo que hay que arreglarlas de nuevo para poder restablecer el servicio. "Nos interesa que la gente vuelva, porque te avisan si detectan un rescoldo y echan una mano porque esto tardará todavía una semana en apagarse del todo", aseguró.

La gente desalojada quiere volver a sus casas pero el alcalde pide calma y tranquilidad. "Yo no puedo permitir que la gente pase porque ocurre algo y a la Fiscalía voy yo", resaltó Sosa, quien expresó su "tremenda tristeza" por los efectos del fuego en los altos de Gáldar. "Esto para nosotros es un vergel, nuestra zona de medianías y cumbre es un orgullo para los galdenses y verla tiznada y negra no es agradable". Agradeció a todos los que han colaborado en la extinción del incendio, "desde el Gobierno canario, el Cabildo de Gran Canaria, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, Protección Civil, policías locales, el Cecoes hasta la guardia civil. Un agradecimiento especial a la gente que se ha jugado la vida: las brigadas forestales, a la gente del consorcio de emergencias que han hecho un gran trabajo y también a la gente de los medios aéreos y en general a la gente que se ha mostrado solidaria con los desalojados".

Entre 600 y 700 personas seguían desalojados anoche, aunque sólo un centenar se ha quedado en la residencia escolar del colegio Fernando Guanarteme. "Ha habido desde empresarios hasta vecinos en general que han colaborado para darles de comer a las personas evacuadas, gente anónima que ha venido a preparar la comida y han estado a piñón trabajando, junto a los miembros del grupo de gobierno para que no le falta nada a la gente y darle calor humano", resaltó el regidor quien frente a las críticas aseguró que sólo le valen "las que vienen de aquellas personas que han colaborado y nos han estado echando una mano. Al resto, con todos mis respetos les digo que es muy fácil criticar y no arrimar el hombro".