La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lo que el humo se llevó

Los residentes de Tasarte y Tasartico pasan la noche en el pabellón de La Aldea | Los vecinos de Artenara siguen esperando noticias de la cumbre

Lo que el humo se llevó

"Está bien el simulacro. ¿Podemos volver a casa?", preguntaba ayer Francisca Rosa Suárez, vecina de Tasarte que tuvo que pasar la noche en el pabellón municipal de La Aldea. El incendio forestal siguió avanzando hacia el Sur y el humo provocó que los residentes aldeanos de Tasarte y Tasartico tuvieran que ser evacuados de madrugada.

Unas 150 personas pasaron la noche en las instalaciones deportivas y otras 400 lo hicieron en casa de familiares o amigos. "La Aldea parece estos días un campo de refugiados", comentaba una vecina. Suárez regenta el restaurante La Oliva, en la playa de Tasarte, y no pensaba que el fuego iba a llegar a afectar su vida. "El incendio comenzó en Valleseco, eso está muy lejos de aquí".

Además, como varios residentes confirman, el humo había sido más intenso durante el fin de semana que el lunes. "Estaba siendo una noche fresquita, casi no había humo y ahora resulta que el viento lo trae a La Aldea", explica. Suárez lleva todo el fin de semana atenta a la evolución del incendio. "Las noticias no eran buenas, las cenizas llegaron a la playa. La azotea de mi casa está llena", asegura.

Las autoridades locales avisaron a los vecinos de Tasarte sobre las 22.00 horas del lunes que prepararan sus cosas. "Fue un poco imprevisto, porque no estaba siendo el día más caluroso ni había tanto humo", comenta. A la 1.00 horas de la madrugada la Guardia Civil evacuó a los 50 residentes de Tasartico y 400 vecinos de Tasarte.

Esa noche el riesgo era que el fuego llegara a la reserva de Inagua y las llamas provocaran el cierre de los accesos a ambos pueblos. "Estaríamos atrapados, porque no tendríamos por donde huir", señala Suárez, que se guardaba un as bajo la manga: "Bueno, quedaba el mar". Y es que su hijo, José, se marchó con la embarcación familiar a Mogán. "No quería venir y se marchó por el mar, que estaba muy tranquilo", revela Suárez.

Mery Díaz, de Tasarte, pasó la noche en vela. "Estoy preocupada", decía. Tuvo que dejar todo atrás. "Tengo cabras, ovejas, gallinas y perros. Tienen comida pero el agua se les habrá acabado", se lamenta. Díaz y otras vecinas del barrio aldeano pasaron la noche jugando a la zanga. "No sabía jugar, pero como no podía dormir y todas estaban jugando aprendí mirando", afirma. Las 150 personas desplazadas en el pabellón solo querían saber cuándo podrían volver a sus casas. "El fuego no ha llegado a Inagua y hay más humo en La Aldea que Tasarte", comentaba Díaz.

Unas mesas más allá están Juan Afonso, Claudio Peñate, Demetria Delgado y Toñi Robaina. Los cuatro tuvieron que dejar la casa a toda prisa. "Tenía las medicinas preparadas, pero no pensé que nos fueran a mover", detalla Afonso. Robaina estaba pasando las vacaciones con su pareja: "La verdad que venir para verte involucrado en esto no es muy desestresante".

Pese a la situación, todos saben que sus viviendas no corren peligro real. "Esto no tiene nada que ver con lo que pasó en 2007", señala Delgado. "No tuvimos que llevarnos nada porque sabemos que podemos volver a nuestras casas", añade Afonso. "Hay otros que lo tienen que estar pasando mucho peor", insiste Robaina.

Las residentes de Tasarte y Tasartico pudieron regresar a sus viviendas después de comer. Muchos esperaron en el control de la Guardia Civil la apertura de la vía. José Carmelo Viera y Epifanía Afonso aguardaban la orden dentro de su furgoneta. "Hay más humo en La Aldea que aquí", resaltaba Viera, que durmió en casa de familiares.

Segunda noche en Cuermeja

Al otro lado de La Aldea, 20 vecinos de Artenara siguen refugiados en la residencia escolar de Cuermeja, donde pasaron su segunda noche lejos de casa. Germán Díaz, de Las Arbejas, agradece el trato del municipio vecino. "Se han portado de manera extraordinaria, los vecinos, los locales, restaurantes... todos no han tratado de 10, nunca olvidaremos lo que han hecho", afirma.

Germán olvidó sus medicinas en su casa con las prisas. "Llevaba dos días sin tomar las pastillas de la tensión, pero aquí se preocuparon por encontrarme otras", detalla. Estos gestos, sencillos y humanos, han hecho la vida más amena a los vecinos desplazados de Artenara, que aún ayer no pudieron volver a su municipio.

Paula e Isabel Díaz siguen esperando poder volver a sus casas. Paula sigue con sus perros, Koke y Tara, quienes enfermaron en la tarde del lunes. "Los lleve al veterinario, los curó y no me cobró nada, la verdad que estamos en deuda con La Aldea", explica la vecina de Lugarejos, que también resalta el buen trato que están recibiendo en Cuermeja.

Israel Medina, del casco de Artenara, resalta la solidaridad que ha brotado entre todos los isleños. "Han demostrado que son unos seres humanos increíbles", sentencia. Aún así, Medina y su vecina Dunia lamentan ciertos mensajes en redes sociales y los bulos que circulan. "Hay gente que se está dejando el alma en apagar el fuego y otra que desde el sofá de su casa está criticando y diciendo tonterías", lamenta Dunia.

La única que pudo regresar fue Teresa Ramos, trabajadora de la gasolinera del pueblo. "Me van a subir los de emergencias, porque tengo que abrir para surtir a todos los vehículos", desvela. Ramos quiere volver, pero recuerda como se marchó: "Llorando, sola en la estación viendo como las llamas llegaban". Una desgracia que Artenara no olvidará.

Compartir el artículo

stats