Usted ya advirtió en el 2016 que podría producirse un incendio. ¿Se ha hecho caso omiso a esas advertencias?
No, no se hizo caso omiso. El Cabildo de Gran Canaria desde hace mucho tiempo lleva a cabo trabajos preventivos. De hecho, he observado unas quemas que se han realizado en mayo en un curso de la Escuela Nacional de Protección Civil para la Unidad Militar de Emergencias en la zona de Rey Moriscos y es espectacular ver cómo han ayudado a que el incendio sea mucho menos agresivo. Por tanto, sí se ha trabajado, lo que pasa es que 40 años de abandono no se resuelven rápido.
¿Se basó en ese abandono de los montes para lanzar esa advertencia?
En 2016, me basé en un dato de gran importancia: de 134.000 hectáreas que tenemos cultivables en el Archipiélago, 90.000 están abandonadas. Es un dato relevante porque en estos días he estado en Tejeda, Artenara, Moya... y la mayor parte de las casas que han sobrevivido son casas que a su alrededor tiene huertos cultivados, y esas huertas han servido de cordón de seguridad.
¿Por qué cree que ha dejado de tener valor el monte?
Por un cambio de hábitos culturales y de consumo. La gente antes se calentaba con leña y ahora lo hace con gasoil y con electricidad, también compraban carne, queso y otros productos de aquí mientras que ahora Canarias importa más del 90% de sus bienes de consumo. El abandono del sector primario se ha debido en gran parte por la manera en la que consumimos. Todos desde nuestras casas podemos prevenir incendios si consumimos productos canarios. Además, sería muy interesante que el sector turístico que se beneficia del paisaje que tienen las islas ofreciera en sus restaurantes productos de la tierra.
¿Sería una forma de gestionar de manera sostenible las áreas forestales?
Absolutamente. El consumo está en la base del problema de los incendios forestales. También influye la política del área común y la falta de rentabilidad de las explotaciones. Por eso, pienso que el Gobierno de Canarias podría plantearse alguna medida de prevención de incendios como lo es el pago por servicios ambientales (PSA), que ya se aplica en algunos territorios. Sería, por ejemplo, darle ayudas a un agricultor que mantiene huertas en los cauces más peligrosos de la Isla para que sea más productiva o rentable su explotación. Así, no abandonaría la agricultura.
¿Qué más se puede hacer para prevenir incendios?
Fomentar un turismo responsable. Si un turista se lleva un queso o un vino de aquí, por ejemplo, está contribuyendo a la prevención de incendios forestales. El turismo, si se enfoca adecuadamente, puede ser parte de la solución.
En alguna ocasión usted ha comentado que los incendios evolucionan. ¿Son ahora más voraces?
Sin duda. La acumulación de combustible en el monte, unida al cambio climático, es clave en ello. Como le comenté, la gente no se caliente ya con leña, sino con electricidad o gasoil que, además, es una energía no renovable, mientras que el monte sí lo es.
¿Cree entonces que tenemos los medios necesarios para la prevención pero que no se están gestionando adecuadamente?
Conozco bien la política del Cabildo porque he trabajado con ellos en muchas ocasiones y, de hecho, el domingo me vine desde Valencia como voluntario porque cuando vi las primeras fotos entendí que iba a ser un incendio grave. Puedo decir que el Cabildo hace todo lo que puede y que es gracias al trabajo que han hecho sus unidades que el incendio no ha sido peor. Lo que pasa es que hay mucho trabajo detrás que no se ve y, además, hay que tener en cuenta que este incendio empezó hace 40 años con el abandono de las zonas rurales, como le comentado.
Cambiando de tercio. ¿Qué opina de esa petición popular que solicita una base de hidroaviones en Canarias?
Es como pedir más cuidados paliativos para un enfermo terminal. Hay dos polémicas que, durante esta última estancia que he tenido aquí en Canarias, me han llamado la atención. Una de ellas es la del parque de bomberos de Tejeda y otra la de la base de hidroaviones. Ante ello tengo que decir que más medios no habrían evitado que este incendio no se hubiera producido. Durante los dos primeros días, ha estado permanentemente fuera de capacidad de extinción y, aunque hubiéramos tenido 150 hidroaviones, no habríamos podido cambiar nada. Además, en el Archipiélago, estos aviones, por maniobrabilidad y operatividad, son mucho menos efectivos que el helicóptero.
¿Ha sido pedir algo sin tener una información certera?
Entiendo la frustración de la población que ve que se quema su Isla, que quiere hacer algo y que necesita culpables. Somos una sociedad que busca culpables, pero a mí me gusta más hablar de responsabilidad, y el tema de los incendios forestales es una responsabilidad compartida entre la ciudadanía y las administraciones públicas. Lo que hay que hacer es más prevención, más gestión del territorio y, si se quieren pedir más medios, pedir los adecuados que, en este caso, son los helicópteros. Hay que escuchar y hacer caso a los profesionales. Ustedes, además, tienen a gente muy buena, como se ha demostrado con este incendio, como Federico Grillo y todo su equipo.
Un incendio es algo muy complejo...
El problema de los incendios forestales es muy complejo, y los problemas complejos, no aceptan soluciones simples ni simplistas. Se requieren actuaciones urbanísticas, sociales, políticas y dotación presupuestaria.
Usted que se desplazó hasta aquí como voluntario, ¿cómo recibió la noticia de la estabilización del incendio?
Con una alegría inmensa. Había venido precisamente para eso, para que no se quemara Gran Canaria. Me encanta esta Isla y aprecio y respeto mucho a su gente. Me vine por cariño.
A grandes rasgos ¿cómo valora los daños provocados?
Va por barrios. Han zonas que han quedado muy afectadas y otras que no tanto. En Tamadaba, por ejemplo, la intensidad fue menor, y eso hará que la recuperación vaya a ser más rápida. Habrá que estar pendientes a cómo se va regenerando la vegetación en los próximos meses, cuál va a ser la respuesta natural, y, a partir de ahí, empezar a trabajar y actuar.
¿Qué mensaje mandaría a los canarios?
Quisiera mandar un mensaje de ánimo, de optimismo y de responsabilidad. Si queremos que esto no vuelva a pasar, cuiden a sus agricultores, a sus ganaderos y a sus forestales, y consuman productos canarios.
