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Tejeda sigue igual de dulce

Los comerciantes del municipio cumbrero registran importantes pérdidas tras llevar varios días cerrados por los dos incendios

Imagen del barranco de Baylico, afectado por el paso del fuego, con el Roque Nublo al fondo. JOSÉ PÉREZ CURBELO

En varios sacos de basura, la Dulcería Nublo ha tenido que tirar más de 6.000 dulces en las últimas dos semanas; el restaurante Texeda se ha quedado sin el huerto ecológico que abastecía a su cocina, la farmacia del municipio contabiliza más de 8.000 euros en pérdidas en solo siete días y los hoteles registran cancelaciones de reservas. Son parte del resultado de las dos evacuaciones que el municipio ha sufrido en las últimas dos semanas como consecuencia de los incendios de Artenara y Valleseco. Tejeda era ayer una localidad desatascada y por ella pasaron tan solo sus vecinos, unos pocos turistas, proveedores y periodistas. Pero la imagen de los restaurantes cerrados y las calles vacías está camino de cambiar. Tejeda mantiene su dulzura.

Tejeda quiere volver a ser el municipio próspero que era hasta hace tan solo quince días, y cuya idiosincracia y fortaleza le ha costado década y media en conseguir. Desde que este jueves los vecinos pudieran volver a sus casas, el municipio lucha por recuperar la normalidad y los comerciantes ya han puesto toda su maquinaria en marcha para lograr que Tejeda continúe siendo el polo de atracción turística del centro de Gran Canaria.

Muchos de los comercios que operan en el casco del municipio permanecían ayer cerrados, mientras otros pocos abrieron aunque con la incertidumbre de qué pasará en los próximos días. Una de las empresas que abrieron ayer al público fue la Dulcería Nublo, y lo hizo después de limpiar el hollín que entró por debajo de la puerta e impregnó el suelo y parte de los mostradores de ceniza. Después de dos semanas de incendios, esta empresa ha tenido que tirar a la basura más de 6.000 dulces, según explicó ayer su copropietaria, Rosa María Medina, y ha cuantificado pérdidas que oscilan entre los 10.000 y los 12.000 euros, sin contabilizar el salario de sus 15 empleados.

"Lo que no quiero para mi, no lo quiero para nadie; todo ha ido a parar a la basura porque la gente viene a Tejeda a buscar un producto fresco y yo no puedo engañar a nadie", señaló Rosa María, "cuando tuve que tirarlos me puse a llorar, pero ya hemos vuelto a poner las máquinas en marcha para sacar el producto adelante". Eso sí, elaborando el producto justo para no perderlo si hubiese otro incendio. "Tiramos tantas cosas que ahora tengo miedo; en los 73 años que tiene la empresa, nunca habíamos perdido tantos dulces", contó la empresaria.

Cuando abrió la dulcería el jueves, lo primero que hizo fue llamar a las grandes superficies a las que suministra para pedirles disculpas por no poder servirles. "En el Sur solo tenemos un furgón que carga los lunes, y al ser el incendio el sábado se quedó con poco mercancía y tuvo que racionar y dejar menor cantidad a cada cliente para que todos tuvieran algo", explicó Rosa María.

Tal ha sido el golpe económico de esta empresa, que su asesor laboral planteó un ERE. "Pero yo a mis empleados no los dejo sin sueldo, primero dejo de comer yo", manifestó la empresaria, quien confía en que la dulcería se recupere con la llegada de canarios en los próximos días.

Y es lo mismo que esperan el resto de empresarios del casco de Tejeda. Después de tantos años luchando para ser un foco de atracción turística sin perder el encanto del pueblo de interior, la ayuda para ellos pasa por que los canarios no tengan miedo de subir a la Cumbre tras el incendio.

El hotel rural Fonda de la Tea ya ha notado el efecto del paso de las llamas, ya que los clientes han cancelado varias reservas para principios de septiembre y octubre, según informó ayer su propietaria, Josefina Suárez. "Los clientes cancelan por la inseguridad que les genera que haya habido dos incendios", explicó, "cierto es que está el paisaje quemado, pero no es un paisaje desolador como en las áreas de Valleseco". Para Josefina, "es una reacción normal".

Es propietaria también de un restaurante, donde ha perdido una importante cantidad de productos perecederos, y que reabrirá al público hoy "con la misma ilusión de siempre". Para ella, la mejor ayuda que puede recibir Tejeda es que los canarios "no abandonen el centro y sigan apostando por la Cumbre, porque vamos a seguir siendo uno de los pueblos más bonitos de España, no un pueblo desértico".

Por su parte, el restaurante Texeda, propiedad del chef Borja Marrero, ha sido una víctima doble del incendio. Por un lado ha perdido gran parte del producto que guardaba en el local por los cortes de luz, y por otro se ha quedado sin la materia prima de la que se nutría. Y es que, al pasar cuatro días evacuados, Borja no pudo regar el huerto ecológico del que se abastece y todo el género se ha secado. Además, también se le han quemado 200 cirueleros, 80 aguacateros, olivos con los que luego producía aceite y han muerto 20 ovejas de la que extraía la leche para hacer el queso que se consume en su establecimiento. Ahora tendrá que recurrir a otros agricultores.

"Llevamos años trabajando para ofertar un producto de calidad y ahora es cuando más ayuda necesitamos, la gente debe seguir visitando Tejeda", animó Borja, quien además ha confiado en que las ayudas sean "directas y rápidas" porque ahora su finca corre el riesgo de secarse si no reparan las mangueras para que llegue el agua.

Destrozos en La Solana

En la farmacia del casco también se ha notado el cierre. Sus propietarios calculan que habrán dejado de facturar unos 8.000 euros, porque muchos de los vecinos evacuados compraron sus medicamentos en las localidades de destino, después de que se les facilitase un nuevo plan de tratamiento al olvidar sus medicinas en sus casas. Tras la reapertura el miércoles, el establecimiento no ha sufrido desabastecimiento ya que contaba con suficiente stock.

Ayer recibió además gran cantidad de mercancía que llegó por una ruta distinta a la habitual. La empresa que abastece a esta farmacia tuvo que enviar a un repartidor en exclusiva a Tejeda porque la ruta prevista se vio afectada por el cierre de una carretera en Gáldar. Si bien la farmacia no ha registrado apenas incidencias, lo cierto es que el miércoles sus responsables tuvieron que atender a los clientes de forma manual, ya que al haberse visto afectadas las líneas de telefonía y luz, no funcionaban los sistemas informáticos.

En el casco de Tejeda, la vida sigue igual. Pero un poco más complicada se ha vuelto en núcleos como La Solana y El Chorrillo, donde el fuego ha dejado varias casas y cuartos de aperos calcinados.

En La Solana, las llamas arrasaron por completo el cuarto de aperos de Cristina Quintana. Lo utilizaba junto a su familia como residencia de fin de semana. "Estamos muy tristes porque llevamos años arreglándolo para poder plantar en los terrenos y tener productos para el día a día", relató ayer Cristina, "estamos fatal".

Cristina y su familia tuvieron que cancelar sus vacaciones en La Palma para regresar a Gran Canaria cuando se enteraron de que el fuego había llegado al barranco de Baylico y se había llevado por delante sus propiedades. En el cuarto tiene una cama y un baño, lo justo para pasar el fin de semana.

"El barranco de Baylico no se había quemado nunca, pero en esta ocasión sí que subió el fuego", relató Cristina, "y ahora cuando miro el paisaje ennegrecido solo siento tristeza".

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