Gracias. Muchas pancartas aparecen tendidas estos días en viviendas y en cualquier rincón de la Gran Canaria dando muestras de reconocimiento público a la labor de las cerca de 1.000 personas que han colaborado directamente en la extinción del fuego. Sin embargo, los jóvenes ganaderos y agricultores de la quesería Cortijo de Galeote, en Gáldar, han recibido un apoyo especial y desinteresado de casi una docena de amigos y familiares para tratar de recuperar su actividad, después de que el incendio se llevara por delante sus infraestructuras, la vivienda y parte de sus cultivos ecológicos, que les obliga a una rápida reubicación para seguir adelante. "Cinco años sin coger un día de vacaciones y, ahora que estábamos cogiendo resuello, el fuego nos entierra otra vez", lamenta Francisco Javier González, su propietario junto a Tania Rivero.

Tania tiene 30 años y su pareja, Francisco Javier, 33. Hace cinco años tomaron el relevo generacional tras una larga tradición quesera y de pastoreo en sus familias, y montaron su pequeña industria. Cuenta en estos momentos con unas 200 ovejas, que se alimentan en gran parte de los pastos naturales de la zona de Fagajesto.

Además, explotan una finca de unos 15.000 metros cuadrados, en el que cultivan productos ecológicos, donde no faltan las papas, calabacines, millo y cebollas. Y, para sacarlo adelante, hace un año acometieron una fuerte inversión para instalar las tuberías para el riego.

Pero el incendio ha supuesto un duro golpe. El fuego derritió un tubo, llegando a un termo de gas, que causó una deflagración. La explosión se llevó la casa que tienen alquilada junto a la zona de fabricación del queso, así como dos ordeñadoras prestadas, la máquina para envasar quesos al vacío, estanterías, una secadora, muebles, el televisor y otros enseres, además de tumbar un enorme techo metálico, que ha dejado el lugar inhabitable.

A esto se suma la imagen casi bélica del baño, que estaba al lado del sistema que saltó por los aires. Y la cara tiznada de las paredes de las habitaciones, así como del exterior, en el que ser observan múltiples cristales rotos por el suelo y todo tipo de objetos ahora inservibles arrinconados en unos y otros rincones.

Parte del inmueble se encuentra apuntalado, por el peligro de derrumbe total, y garantizar la seguridad de quienes se mueven por el lugar.

A esto se suman los citados daños en los cultivos y en las tuberías del riego, que se han derretido por el fuego.

Aunque es pronto, Francisco Javier estima que los daños pueden superar los 20.000 euros, ya que tan solo reponer el riego supone tres cuartas partes de esa cantidad.

"Cinco años sin coger un día vacaciones, y ahora que estábamos cogiendo resuello nos entierra otra vez. Aquí está lo que nos da de comer", exclama con pesar el joven ganadero.

Durante estos años la pareja ha recogido diferentes reconocimientos por sus quesos. Entre otros, el premio al Mejor Queso de Producción Limitada 2017, por su queso de leche cruda semicurado de oveja bajo la denominación comercial de Cortijo de Galeote. Y el primer premio de la Cata Insular celebrada este año en Agüimes.

En marzo publicaban por las redes sociales: "También nos vinimos con dos premios este año en la cata de Gáldar. Sumando los tres premios ganados en 2019, ya son 19 premios con los que contamos en los tres últimos años que nos hemos presentado en diferentes catas. Una motivación realmente increíble".

El problema ahora es que las tierras cultivadas abrasadas por el calor del incendio se han quedado sin sistema de riego, por lo que esperan que durante el día de hoy le manden una cuba de agua, para poder salvar los mayores matos posibles.

En esta situación trágica, la quesería Cortijo de Galeote ha recibido numerosas muestras de apoyo y cariño para animarles a seguir adelante en estos difíciles momentos.

Y no solo de palabra. Un amplio grupo de familiares y amigos, donde no faltan compañeros del equipo de fútbol del Saucillo, se han remangado en las últimas horas las mangas para reubicar a las ovejas tras vallar un improvisado alpendre cerca de Lomo del Palo, recoger las lecheras, el material para ordeñar y otras infraestructuras, y comenzar el traslado a la nueva vivienda que le han prestado a unos pocos kilómetros del Cortijo de Galeote para poder seguir adelante con el negocio.

"No podemos fallarles ahora que nos necesitan", señala uno de los colaboradores que se ha pasado la mañana de ayer trabajando, mientras otros compañeros corren detrás de pollos sueltos para recuperarlos. Todo vale para intentar que su tarea adquiera cuanto antes la normalidad.

Entre los presentes se encuentran, Elena Moreno, Cristina Segura, Delia González, Yaiza García, Belén Aguilar, Santiago López, Óscar San Juan, Ignacio Sosa, Juan Carlos Corujo, Benedicta (Beni) Ojeda y María Luz Sosa, junto a los dos propietarios del negocio.

El dueño admite que ha recibido numerosas llamadas y muestras de apoyo. "La verdad es que la gente se está portando muy bien", añade Francisco Javier.

El quesero recuerda que el domingo pasado tuvieron que salir corriendo por el desalojo, quedándose fuera hasta el martes, cuando pudieron subir escoltados, simplemente para dar agua a los animales, "y volver a salir corriendo. No estuve ni media hora". Sería ahora, cuando ambos han podido descubrir la verdadera realidad de lo sucedido, y la necesidad de tomar un nuevo rumbo para seguir con su pasión profesional.

El ganadero admite que le habían dado un mal pronóstico sobre el estado de la zona cuando estaban fuera del hogar, avisándole de la gravedad. La fortuna sí le permitió salvar un tractor, que estaba en el centro de una finca que había sido arada.