Las áreas de cortafuegos que el Cabildo de Gran Canaria ha creado en las cumbres de la Isla evitaron que la superficie afectada por los dos grandes incendios forestales de las últimas semanas se duplicara. Es una de las conclusiones que han sacado los técnicos del ente insular tras declarar como extinguido el fuego de Artenara y tener controlado el de Valleseco. Si ambos hubieran "saltado" hacia la cuenca de Tejeda se hubieran propagado con rapidez por el sureste y llegado a afectar potencialmente entre 24.000 y 25.000 hectáreas, provocando la evacuación de hasta 30.000 personas de los núcleos que se encontraran a su paso.

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El director técnico de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, Federico Grillo, explicó que estas quemas prescritas se realizan desde hace 18 años, cuando la Isla se convirtió en pionera en el archipiélago en aplicar estas medidas, y una de las primeras en hacerlo a nivel nacional. Su objetivo es el de descargar el monte eliminando parte del matorral y la pinocha que haya, y generar lo que denominó "poda térmica", de tal manera que se calienta la parte baja de las copas para que el fuego de superficie y el que va por las crestas queden distanciados el uno del otro. "Lo que hacemos es reducir el combustible, podar los pinares, seleccionar especies que queremos eliminar, incluso para temas de avifauna o de ganado", indicó. Estas franjas ocupan entre 100 y 150 metros, habitualmente, y se suelen colocar en las inmediaciones de instalaciones sensibles o en puntos que se consideran críticos para el avance de los incendios, como las partes altas de las cuencas donde las llamas suelen ir a parar.

Para los incendios que han afectado a la Isla en los dos últimos años (e incluso para otros anteriores), los cortafuegos "han funcionado muy bien", según Grillo, consiguiendo frenar, e incluso detener, el avance de las llamas en algunos puntos concretos. "El fuego subía con mucha fuerza, de copas, y al llegar a estas áreas ha bajado a superficie, se ha comportado de manera menos dañina y hemos podido incluso detenerlo en algunos sitios", se congratuló el funcionario. De hecho, concretó que, después que el fuego pusiera a prueba la totalidad de sus medidas preventivas, entre un 80 y un 90% de ellas cumplieron su labor. Actualmente, hay unas 1.000 hectáreas tratadas con quemas prescritas.

Para llevarlas a cabo, se delimitan las zonas en las que es más conveniente llevar a cabo una quema prescrita. Esa barrera se va fragmentando en pequeñas parcelas para que no sea un todo continuo, las cuales se van conectando entre sí. Posteriormente, entre cinco y siete años después, se evalúa su estado y, de ser necesario, se realiza una nueva quema. "La primera es una quema más compleja porque tiene mucho material, mucha carga, se suele cortar un poco el matorral, se crea como un colchón de restos y se quema", explicó el director técnico de Emergencias. Las sucesivas actuaciones serían "mucho más sencillas" porque solo hay pinocha.

Además de sus consecuencias en materia de protección de los montes, el fuego técnico también supone un abaratamiento de los costes en materia de prevención de incendios forestales. Según Grillo, limpiar una hectárea de pinar puede suponer un desembolso de hasta 6.000 euros, mientras que esta técnica permite reducir el gasto a menos de 1.000. En lo que a una hectárea de pastizal se refiere, la cuenta bajaría a los 60 euros. Sin embargo, sigue existiendo el problema de cómo limpiar las parcelas que son de propiedad privada. Para ello, agregó, el Gobierno de Canarias está preparando una normativa que favorezca que sea más fácil para la Administración "limpiar terrenos de particulares que estén abandonados".

Una vez que lo peor de las emergencias ya pasó, los técnicos insulares han sacado sus propias conclusiones respecto de lo que han conseguido con estos cortafuegos. Por un lado, han descubierto que una especie en concreto, la de pinus radiata, o pino insigne, no contribuye a decrecer la potencia de fuego cuando se le pone una barrera preventiva. Las llamas que van por las copas siguen avanzando en ellas, sin bajar a la superficie como sí pasa con la variedad del Archipiélago. Por otro lado, la ventaja que les supone estas áreas a la hora de frenar el paveseo, así como la utilidad que se les puede dar a las vías que usaron para la quema porque les ayudaron a salvar unidades que se encontraron con la potencia del incendio de repente o el poder moverse por ellas para recolocar unidades sobre el terreno. Si bien, también detectaron "ciertos fallos" que esperan poder subsanar los próximos meses para mejorar su capacidad defensiva.

Conato en Caldereta

Ayer durante la mañana, un nuevo conato de incendio se declaró en la zona de Caldereta, en el municipio de Valleseco, según informó Protección Civil en redes sociales. Al lugar se desplazó una unidad Bravo de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo y uno de los helicópteros insulares, así como efectivos del cuerpo municipal. El fuego fue apagado y no provocó mayores consecuencias.

Sobre el estado del fuego que se desató el sábado 17 de agosto, Grillo indicó que todavía sigue habiendo "humos" en diferentes puntos del interior de la superficie afectada, sobre todo en Tamadaba, los cuales se irán disipando "con el transcurso de los días". "Cuando ya pasen dos días sin ningún humo, que ninguna patrulla haya dado ningún aviso, que hayamos vigilado y no hayamos encontrado nada, pues con esa cautela de las 48 horas, ya decidiremos pasar a la liquidación", aseguró. Al ser dentro de lo que ya está quemado, no despiertan grandes preocupaciones entre los equipos de extinción, aunque ello cambiaría si se detectaran en los límites del perímetro controlado, o en las zonas de la cuenca y el pueblo de Tejeda, Timagada o las inmediaciones de Parralillo.