La armonía con la que hasta ahora ha vivido la Tierra se tornó en un ambiente insalubre y contaminado por la acción del ser humano. Ni el aire, ni la tierra ni el mar han sido capaces de escapar victoriosos de las garras de una humanidad cuya capacidad destructora ha conducido hacia la extinción del planeta y despojado a sus habitantes de cualquier atisbo de esperanza de superviviencia. Y el Perro Maldito lo supo. Conocía de la capacidad de la humanidad para autodestruirse y se burló de ella. "Para qué me llaman a mí si el trabajo ya lo han hecho ustedes", sostuvo un Perro Maldito que en su infinita maldad brindó con lluvia ácida por la agonía del planeta con olores a azufre, gasolina y humo.

A las doce en punto de la noche, Valsequillo de Gran Canaria fue capaz de recordar aquel mundo idílico en el cual el ser humano respetaba su entorno y se cuidaba a sí mismo para, momentos después, asistir a la autodestrucción de la humanidad. La representación del Perro Maldito congregó en los alrededores de la plaza de San Miguel, en el casco del municipio, a más de 10.000 personas para celebrar la trigésimo tercera edición de una festividad que recuerda la antigua creencia según la cual el 28 de septiembre el can que sostiene San Miguel Arcángel se desata de sus cadenas para sembrar el mal por las calles de la localidad valsequillera.

Sobre el escenario, el aire, el mar y la tierra mostraron inicialmente su cara más amable: una prominente vegetación y la vida animal surcando las aguas y los cielos, mientras los seres humanos disfrutan de una vida llena de plenitud y sin preocupaciones, representado con acrobacias y personasjes circenses. De pronto, la armonía se vuelve oscuridad. Una alarma y unos potentes latidos de corazón convierten el escenario en un festival, amenizado por un DJ. La vida perfecta se convierte en derroche y abusos; sobrevuela el caos. Con efectos de humos, sombras y láser aparece en escena el Perro Maldito, interpretado por el actor teldense Rubén Darío Rodríguez, que disfruta observando un devastado planeta Tierra. El aire, el mar y la tierra son ahora un cementerio: en el mar, las animales son ahora negros y se encuentran atrapados en plásticos; en el aire se produce una fuga radiactiva y en la tierra se expande la violencia entre los seres humanos. De hecho, un sutil teatro de luces y sombras critica la violencia de género en una sociedad corrompida. El Perro Maldito aplaudió al público por haber destruido el planeta. "Este es el aire que ustedes respiran, el verdadero aire que pudre sus pulmones; la esencia que a mí me gusta", reprendió el can al tiempo que se aplicó un perfume con aromas a gasolina, azufre y humo.

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Preparación de la Suelta del Perro Maldito 2019

(Preparación del evento)

Durante su reflexión sobre la agónica situación en que la humanidad ha dejado a la Tierra, el Perro Maldito recurrió a uno de sus camareros para que le sirviese un cóctel completamente de color negro con el que brindó por la destrucción del planeta. "¡Sabor! Sabor a plástico, sabor residual, a veneno y pesticidas", se burló, "¿algo hay que beber no? Vamos a beber de nuestra lluvia ácida, vamos a bañarnos en nuestros mares negros, vamos a derretir el Ártico". Junto a un estandarte cubierto por una capa de polvo, que tomó en sus manos y dejó deslizar entre sus dedos, el can continuó llamando la atención a los humanos. "La tierra, ese bien preciado que no han sabido cuidar, esa fuente de vida que ahora viene a librarse de ustedes, a quienes una vez adoró", razonó con un entrecortado tono de voz, "con sus terremotitos, sus volcanes, sus tsunamis y sus pequeñas catástrofes naturales, y las que aún están por llegar".

En ese momento, una comitiva de gárgolas arropó al Perro Maldito cuando se acercó al planeta Tierra, una bola que descendió desde el aire, mientras un grupo de niñas jugaban al "Corito de San Miguel" y, con los ojos vendados, azotaban al planeta como si fuese una piñata. Es en ese escenario cuando el Perro Maldito canta "al perrito de San Miguel, al que se ría lo mataré". Aquí, una grúa engancha al planeta y el can se lleva a la Tierra al mundo del mal. "Para qué me llaman a mí si el trabajo ya lo han hecho ustedes", se burló, "en polvo eres y en polvo te convertirás".

La representación, de 30 minutos, se convirtió así en una crítica social al cambio climático. Organizado por el ayuntamiento de Valsequillo, y de la mano de la compañía 'Tembrujo, Diseños y Espectáculos', la Asociación Cultural Amigos de la Suelta del Perro Maldito no desaprovechó la ocasión para dar un toque de atención a una sociedad corrompida, fría y manipulable.