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La dura supervivencia del calado

La artesanía textil se mantiene como manera de subsistencia, con su calidad y trabajo, aunque las caladoras no logran relevo l Tres grupos de visita guiada descubren la historia de la villa

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Visita guiada al trabajo de las caladoras de Ingenio

"Mi madre, Juana Santana, de 92 años, tenía mucha ilusión por participar en esta visita guiada a Ingenio. Tiene mucho interés por conocer y ver qué hacen en la actualidad las caladoras", señaló Marta León, hija de la nonagenaria, que agregó, con orgullo, "esta camisa que llevo puesta me la hizo ella con un calado. También fue caladora y bordadora, tanto a máquina, como a mano".

Estas dos vecinas de la Vega de San Mateo formaban parte del grupo de una veintena de personas que hizo el pasado jueves una visita al casco histórico, con el guía Octavio Rodríguez Vierade la empresa Tibicena Arqueología y Patrimonio, dentro de una iniciativa del Cabildo.

Candelaria Martín González, llamada Candela, presidenta de la Asociación de Caladoras de Villa de Ingenio, y Nora Hernández Vega, del colectivo, explicaron a los visitantes qué realizan en la actualidad, mostrando el telar, las varas y los tirantes, entre otros. "La base es donde trabajamos, con el festón -amarradero del calado- y donde hacemos el dibujo, que puede ser de uno o de cuatro puntos, y en prendas como el fular, el central -en mesa de comedor-, delantal, bolsa o el babero, entre otros. También añadimos calado a la moda actual", afirmó Candela Martín.

Este colectivo cuenta con medio centenar de socias que tienen entre 40 y algo más de 80 años. "Mi nieta no quiere aprender, ni le interesa, como le pasa a la gran mayoría de niñas y jóvenes. Es una salida", señaló Nora Hernández, al tiempo que Martín González recordó que "antes era lo único que había y una manera de ganar unas perras".

Ambas se encontraban en el local que tiene la asociación de caladoras en el mismo inmueble donde está el Centro de Interpretación del Patrimonio Histórico de Ingenio, en el que Pino Medina Sánchez también explicó y mostró paneles sobre el patrimonio y la riqueza etnográfica de la villa, como su Festival Internacional de Folclore, organizado por el grupo Coros y Danzas.

Difusión

Joseph Perna, alemán, también se apuntó en la página de la web Es toda tuya para participar en esta actividad. "Trabajo para la revista alemana Gran Canaria Olé. Haré una información sobre el casco de Ingenio. Así mis compatriotas conocerán otros rincones interesantes. Y quiero destacar que el calado y la venta de los cochinos fueron forma de subsistencia", declaró.

El guía de Tibicena, Octavio Rodríguez, inició la ruta con los visitantes con la iglesia de la Candelaria, para luego subir hasta la Casa del Reloj y la Heredad Acequia Real de Aguatona. Allí, destacó la historia sobre el reparto de Agüimes e Ingenio del agua del barranco de Guayadeque.

Después pasaron junto a los molinos de agua de los Díaz y el de los López o el de la Rueda. Por encima del parque Néstor Álamo, en una nueva parada, relató el origen de la población y del nombre de la villa con la instalación del ingenio de azúcar a principios del siglo XVI. "Ingenio, Agúimes y Santa Lucía de Tirajana formaban parte del triángulo de la miseria hasta el siglo XX con una economía agrícola de subsistencia. En Ingenio optaron por el calado, las mujeres, y los hombres por los cochinos, con la venta de lechones, como forma de ganar para vivir", resaltó.

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