En la segunda sesión del juicio celebrado ayer en contra de José Antonio González por acabar con la vida de su hermano Luis Jorge, tras asestarle una puñalada con una catana en la región axilar izquierda, el pasado 19 de junio de 2017 en Arguineguín, las hijas del fallecido relataron que su progenitor no era agresivo. "Mi padre no era violento, nunca me pegó ni a mí ni a nadie", sentenció la descendiente menor. Mientras, las tres hermanas del acusado y de la víctima destacaron que el fallecido era agresivo y que tenía diversos antecedentes penales por venta de droga y violencia de género.

De igual forma, manifestaron que la víctima estuvo preso por agredir con un cuchillo al acusado y que también había atacado a otros parientes. "Luis Jorge tenía una orden de alejamiento porque agredió verbalmente a mi hija de tres años y como ya me había atacado a mí físicamente, decidí denunciarlo", sostuvo. "Como tenía antecedentes por violencia de género y venta de drogas entró a prisión", recalcó la hermana menor.

Las tres testigos afirmaron que le tenían miedo al fallecido. "Mis padres, mis hermanos, mis sobrinas (hijas de la víctima) y yo le teníamos pánico porque era muy agresivo", enfatizó otra de las hermanas.

Por su parte, la hija mayor del fallecido desmintió que tuviese miedo a su padre y aseguró que en las "peleas constantes" que los dos hermanos mantenían era su progenitor el que terminaba malherido. Sin embargo, declaró que su padre sí había estado en prisión. "Sé que estuvo en la cárcel porque tenía varios antecedentes pequeños que se le sumaron, pero no tengo conocimiento de que estuviese preso por agredir a mi tío, llegué a escuchar algo sobre que agredió a una de mis tías pero no lo sé", reveló la testigo.

"Yo no le tenía miedo a mi padre", relató la hija mayor. Además también manifestó que ambos "se llegaron a amenazar mutuamente". "Los dos tenían una relación un poco mala, discutían muchísimo"explicó la joven. Asimismo, la testigo destacó que supo que el acusado llegó a amenazar a sus propias hijas y que él "es muy agresivo".

Por su parte, la hija menor del fallecido contó que su hermana le informaba cuando se llevaban a su padre en ambulancia porque había resultado herido en una pelea con el acusado. "Mi padre nunca me llegó ni a levantar la voz", aseguró la mujer.

Una de las tres hermanas declaró que el investigado era quien las defendía del fallecido. "Él nos ha protegido siempre de Jorge, Antonio es el que ha ayudado y apoyado a mis sobrinas en todo", resaltó la testigo.

"Mi padre tuvo que entregar una escopeta que tenía de caza porque tenía miedo a que Jorge la utilizara, ya que cuando peleaba siempre utilizaba armas", aseveró. "Cuando Luis Jorge estuvo preso por maltrato fue Antonio el que lo defendió", apuntó la mujer.

La hermana menor expresó que tuvo que defenderse de la víctima en varias ocasiones. "Yo podría estar sentada en el banquillo en vez de José Antonio ya que muchas veces tuve que coger un bate o lo que estuviese cerca para defenderme de él porque temía por mi vida", lamentó entre sollozos.

Las dos hijas de la víctima y las hermanas, tanto del fallecido como del acusado, informaron que ambos eran consumidores habituales de cannabis, cocaína y alcohol.

Una agente de la Policía Local declaró que tras llegar al lugar de los hechos en Arguineguín el acusado confesó y se echó a llorar "arrepentido por lo sucedido". Mientras, un guardia civil contó que el procesado le dijo que cayó en la "trampa" de la víctima mientras se lamentaba.

Las hijas del fallecido denunciaron que sus tías les dieron la espalda y que les pidieron que no reclamaran nada en el juzgado. Sin embargo, las hermanas del fallecido y del acusado resaltaron que eso no sucedió. "Yo pagué el entierro de mi hermano así como su casa antes y después de su muerte. Parece que se han olvidado de todo", afirmó una de las hermanas.

La Fiscalía solicitó una condena de 15 años de prisión por homicidio, la acusación particular, que representa a la hija mayor del fallecido, calificó los hechos como un delito de asesinato y requirió una pena de 25 años de cárcel así como una indemnización de 100.000 euros para su representada.

Mientras, la defensa pidió la libre absolución por considerar que concurre la eximente completa de actuar por miedo insuperable y en estado de intoxicación por alcohol y drogas, de manera subsidiaria, y en caso de no considerar que concurran en el procesado estas circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, interesó una condena máxima de cuatro años de prisión.