¿Qué sonará este próximo sábado en Agüimes?
Estamos moviendo un concierto básico. No podemos montar esos escenarios de triples pantallas y llevar a toda la banda, pero tenemos que hacer algo igual de emocionante o más. Las canciones no serán las mismas ni tendrán el mismo trato. El básico nos permitirá desnudar las canciones y que sean más íntimas, sobre todo aquellos temas que siguen siendo estremecedores para nosotros y para el público. Hace 30 años veníamos a Agüimes con guitarra, percutería y un bajo; ahora venimos sin el bajo, pero eso no impide que vayamos a rememorar nuestros orígenes e incorporemos canciones de nuestros proyectos en solitario, como Pedacito de Andrés Molina. Interpretaremos temas de nuestros proyectos en solitario que nunca han sido cantados como Taller Canario y hacerlo nos hace mucha ilusión.
Percusión, la mejor esencia.
Cuando dejamos Taller Canario yo seguí explorando sobre la percusión en Canarias. En este concierto vamos a contar con 16 tocadores que estarán entre el público con el objetivo de envolver a todos los asistentes y que se sientan parte del espectáculo. Queremos que recuerden nuestros inicios y hacia dónde hemos llevado a Taller Canario. Habrá más de un tambor gomero: a veces tengo yo más tambores y chácaras sonando en un concierto de Taller que en una procesión en La Gomera. Esperamos que esa sensación de envoltura se repita en este básico.
¿Esta nueva reunión de Taller Canario es señal de alguna sorpresa o una simple colaboración?
Estamos trabajando en un disco que presentaremos en mayo en el Teatro Leal de La Laguna; ya tenemos nombre, pero por ahora es secreto. Tenemos el concepto, algunas canciones y otras hay que construirlas. Sacaremos un disco después de 20 años, porque el último fue Castillos de Arena en 1999. Tengo la sensación de que Agüimes lleva 32 años de estado naciente, un estado que se da cuando dos personas se encuentran y ven que se sienten capaces de abordar retos juntos. Agüimes inspira, nos enriquece.
¿Pedro Guerra incluido?
Lo vamos a sacar Andrés Molina y yo solos. Pero si resulta que aparece Pedro Guerra no me llames mentiroso, porque las puertas por supuesto están abiertas.
¿Cuándo y por qué nació la idea?
Nos llamó el Cabildo para participar en el encuentro Teresa de Bolívar en Teror en 2018 y tanto Andrés como yo estábamos con nuestros proyectos. Y cuando actuamos, el público nos fue calentando. Si nos hubiesen dicho que el concierto había sido entrañable, que les recordaba a su juventud o que les provocaba nostalgia hubiese estado bien, pero nos dijeron que les hacíamos falta, que éramos necesarios. Eso significaba algo. Tenemos la sensación de que se ha producido un encuentro entre una necesidad y la llama que nosotros mantenemos viva. Hemos cultivado nuestra carrera solos, pero en el escenario codo a codo somos mucho más que dos.
Recibe el IV Premio Tamaimos por su defensa de la identidad canaria. ¿Qué supone para usted?
Me hace mucha ilusión, pero es un premio delicado porque yo no soy canario a pesar de llevar 42 años aquí. Ni ustedes necesitan que yo sea canario ni yo necesito serlo; uno es lo que es. Yo soy vasco y está bien así. Pero hace falta ser muy tolerante para permitir que alguien que es ajeno venga a meter las manos en la masa de tus esencias. Y hay que ser muy atrevido para hacerlo.
Durante décadas ha trabajado por la identidad canaria. ¿Se está promoviendo lo suficiente?
Siento que este pueblo se corta las venas y se desvanece en la bañera cada vez que escucho a un joven canario utilizar el vosotros. Canarias está en un proceso de desprendimiento de aquello que lo identifica como canario porque cree que lo ajeno es mejor, aunque por suerte hay otro frente que lucha contra eso. Pero soy pesimista; tengo la sensación de que el imperio es más poderoso que nosotros y nos está ganando la batalla. De los canarios solo puede nacer canariedad, pero el imperio lo sabe y lo violenta todo.
De esa canariedad casi olvidada participarán los asistentes a los talleres previos al concierto.
Sí, el viernes se celebrarán los talleres del Taller Canario. Quienes asistan se podrán marchar a casa con una canción compuesta con Andrés Molina; aprenderán a elaborar uno de los tambores que utilizamos en los concierto junto a la artesana que los crea, y podrá conocer qué vínculos hay entre la antigua lengua guanche y el tamazig vivo actual. Uno de nuestros colaboradores releerá algunas canciones y el público no sabrá si escucha guanche fósil o amazig vivo.
La primera vez que vinieron al municipio de Agüimes fueron invitados por el entonces concejal de Cultura Antonio Lozano. ¿Qué recuerdos tiene de él?
En su casa conocí a la que hoy, 30 años después, es mi esposa. Era una persona cercana; un concejal que te traía a su municipio y te hospedaba en su casa. Era culto, comprometido y muy alegre.
