Juan Rufino Rodríguez Sánchez, conocido como Juanito Marcial, porque Marcial se llamaba su padre, fue dos veces a Cuba a principios del siglo pasado para buscarse un futuro mejor, como lo hicieron miles de canarios, y trabajó en relación a la caña de azúcar. El ingeniense regresó a Gran Canaria en torno a 1923 ó 1924, y lo hizo con dinero encima. Decidió no malgastarlo y compró terrenos, donde construyó varias casas, que fueron las primeras que se hicieron con hormigón en el pueblo. Después, se casó aproximadamente en 1926 ó 1927 con Leonor Ramírez Sánchez, con quien tuvo veinte hijos, de los que diez vivieron.

Una de las casas que construyó está situada en la calle llamada en la actualidad Antonio Rodríguez Medina, antes conocida como la calle de Adelante, en la zona del Puente, en el casco histórico de Ingenio, próxima al parque Néstor Álamo. Fue durante décadas un lugar de referencia y de gran actividad social y económica. En ese inmueble de dos plantas y con una fachada elegante estaba la tienda de Juanito Marcial, la mayor de Ingenio.

En el inmueble estuvo durante unos años el casino en el primer piso, como también la escuela y el salón de baile de los domingos. Numerosos matrimonios surgieron después de que los novios bailasen y se conocieran allí. Ahora, esta casa se transformó en un hotel, Villa Néstor, en la modalidad de bed & breakfast.

La visita a Gran Canaria hace tres años cambió la vida a dos turistas holandeses, naturales de un pueblo del norte del país, llamado Oosterwolde. Arold Pietersma y Alienka Joustra se enamoraron de la Isla, como aseguraron. Descubrieron la villa de Ingenio y pretendieron convertir ese edificio de la familia de Juan Rodríguez en un hotel. Ese propósito fue logrado y ya está funcionando como tal desde hace dos meses, tras superar muchos obstáculos.

Alienka trabajaba en un banco y Arold en un restaurante. Dejaron sus trabajos y vendieron todo: la vivienda en Oosterwolde, con los muebles; y el coche.

Obstáculos

Sin embargo, antes de conseguir la adquisición definitiva, tuvieron que pasar 12 meses por las reuniones, negociaciones y trámites que se celebraron. La pareja contrató a una abogada de la Isla que resolvió los papeleos y trámites, ya que el inmueble era de 32 herederos, hijos, hijas, nietos y nietas de Juanito Marcial.

Cuando se logró cerrar la compra, comenzó otra etapa dura. "Los vecinos nos ayudaron mucho. Los tenemos en el corazón. Tuvimos que cambiar la instalación eléctrica y de agua, que no había. Una vecina nos dejaba un depósito de su casa para que pudiéramos contar con agua", comentó Alienka Joustra, que agregó que "otros vecinos nos dejaron ducharnos en sus casas".

Los dos se encargaron de definir el proyecto y de las reformas, que duraron cinco meses y que especialmente hizo Arold Pietersma. "Mi talla de ropa, por ejemplo el de las camisas, es ahora dos números menos", afirmó entre risas. A la hora reformar el inmueble en un hotel, respetaron sus estructuras y gran parte del mismo, como las escaleras o las baldosas del suelo, que fueron hechas a mano en la década de los veinte del siglo XX. Añadieron paredes en la primera planta.

"No se vivía en ella desde hacía 20 años", señaló Alienka. Ahora, la pareja, que habla el neerlandés y el inglés, y un poco el español, alemán y francés, reside en este hotel que cuenta con tres habitaciones y un apartamento, y en el que se ofrece un desayuno "muy completo". "Queremos ofrecer un lujo asequible para los clientes y un turismo de más calidad a pequeña escala", indicó Pietersma,

Otro de los criterios de estos dos holandeses es lograr el kilómetro cero de sus productos. "Proponemos productos locales y frescos. como el pan de puño, el aceite, huevos y tomates", manifestó Pietersma. Otro característica del edificio es que cuenta desde hace muchas décadas con un jardín repleto de árboles frutales, que sus nuevos propietarios aprovechan para los desayunos y su alimentación. "Hay un cafeto, platanera, higuera, olivo, guayabo y un granado, entre otros", puntualizaron.

A la hora de hablar de las virtudes del hotel y del lugar, Alienka Joustra explicó que "es la tranquilidad; las habitaciones de lujo; el desayuno completo; y el sentirte como un vecino más. Hay gente que viene y quiere experimentar, disfrutar de la tranquilidad y vivir en un auténtico pueblo".

"También está la cercanía al aeropuerto y a las playas, a todo. Además, en Ingenio hay buenos restaurantes y nosotros colaboramos con la economía local. El cartel del hotel y de la marca nos lo hizo a mano Jaime Medina, que es de aquí", añadió.

En relación al tipo de clientela interesada por este hotel y por Ingenio, los holandeses afirmaron que "hay de todo, turistas procedentes de Holanda, Alemania, Reino Unido, Francia, Suecia, Noruega, Canadá y Portugal, entre otros, como también canarios, como agentes de negocios y empresarios que son peninsulares", señalaron.

"Algunos vienen en un plan romántico, otros para hacer senderismo o ciclismo. También confiamos que con la nueva oferta de museos que se abrirán en Ingenio, pues despierte más interés", dijo Alienka Joustra.

Esta pareja y el hotel en Ingenio ya fueron protagonistas de un reportaje publicado recientemente en la revista holandesa denominada Vijftigt + (cincuenta plus). También están metidos de lleno en las redes sociales y tienen reservas hasta para marzo.