El proyecto de creación de la cantata Montañas Sagradas de Gran Canaria (Artevirgo, Arecuzen, Bentayga y la Cueva de los Candiles) se origina hace dos años por iniciativa de un grupo de vecinos de Artenara, entre los que se encuentran el cronista oficial del municipio, José Antonio Luján, y el músico Antonio Medina, y de algunos miembros de la comisión de actividades culturales de la conmemoración del cincuenta aniversario de la creación del caserío de la Vega de Candelaria de Acusa.

"Es un enclave que el Cabildo gestó en los años 60 y entonces creamos en el 2017 una comisión para celebrar el cincuentenario; como en aquel momento ya estaba en marcha lo de Risco Caído, planteamos también aportar nuestro granito de arena en ese gran proyecto, y por eso propusimos la cantata", explica Medina. "Pensamos en Pepe para que escribiese el texto porque es alguien que conoce de verdad Artenara y Risco Caído, como cronista oficial del municipio; y en Ernesto Mateo para la música por ser un gran compositor canario muy reconocido, respetado y con proyección fuera de las islas. Es innovador pero con los pies en el suelo. Estuvo en Risco Caído impregnándose de la tierra", añade. Los 65 miembros del coro estuvieron también de visita hace unas semanas en Risco Caído. "Haber ido se nota en los ensayos, hay un antes y un después", destaca.

Apoyo moral

Por otro lado, el cronista asevera que la cantata también ha servido para apoyar moralmente a la gente de a zona después del incendio del pasado agosto. "Cualquier gesto que se haga en positivo, cualquier aportación simbólica es una forma de revalorizar la zona; el municipio más arrasado por el fuego fue Artenara, por lo que hacer esta cantata es importante para la memoria colectiva", manifiesta.

La cantata a las Montañas Sagradas es una composición para soprano, coro y orquesta que pudo ser estrenada el viernes 15 de noviembre por la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria en el Auditorio Alfredo Kraus, bajo la batuta del director honorario Günther Herbig y con la participación de la soprano grancanaria Estefanía Perdomo y del coro de la OFGC, que dirige Luis García Santana.

La obra consta de dos grandes partes. En la primera se hace referencia al cosmos, al ciclo del día y de la noche, y al tiempo. "Son conceptos fascinantes. Aún hoy día, con nuestro conocimiento científico del mundo que nos rodea, ver las estrellas en una zona sin contaminación lumínica, como el centro de nuestra isla, es una experiencia sobrecogedora. ¿Cómo vivirían algo así los antiguos grancanarios?", se pregunta Mateo.

En la segunda parte se presentan los espacios sagrados. Cada uno de ellos tiene una instrumentación diferenciada y una construcción que trata de reflejar sus características a varios niveles. "En Bentayga, es la grandeza y majestuosidad del lugar en el que se reunía la nobleza, representado por el uso de los metales y el ritmo grave y solemne. En Arecuzen es lo funerario y lo sobrenatural, representado por la armonía estática y el timbre de las cuerdas. En Cueva de los Candiles, una mezcla entre lo sagrado y ceremonial, y lo festivo y salvaje, evocación de los ritos antiguos. En Risco Caído, el acorde inicial de las cuerdas se desliza lentamente hacia el grave, como el rayo de sol que acaricia la pared de la cueva a medida que transcurre el día. Finalmente, Del ocaso a la noche cierra el círculo con la remembranza de los motivos de la primera parte y con la última aparición del tema principal", detalla el músico con pasión.

El presidente del Cabildo, Antonio Morales, elogió esta iniciativa y subrayó que la obra servirá para transmitir la grandiosidad del enclave en los congresos internacionales en los que sea presentado el legado de los antiguos canarios, ahora custodiado por el planeta, ya que la declaración de la Unesco lo ha convertido en un bien de la humanidad.