Un desprendimiento destrozó en la madrugada de ayer un tramo del paseo marítimo entre El Agujero y La Guancha, en el municipio de Gáldar, y que ha dejado el miedo en el cuerpo a los vecinos porque el camino es muy transitado durante el día y los muros que quedaron sepultados bajo las piedras son utilizados de forma habitual por los jóvenes del barrio y los surferos. "Por suerte no ha ocurrido nada, pero si el risco hubiese caído a otra hora del día podríamos estar hablando de una tragedia", comentó Cristóbal Pérez, un jubilado que hace esa ruta todos los días.

Los residentes en la zona, explicó Pérez, habían advertido "al menos desde hace un año" al Ayuntamiento y a la Demarcación de Costas de que "la grieta en el acantilado era cada vez más grande y de que había riesgo de que las piedras cayeran en cualquier momento, pero nadie hizo nada".

Dos piedras de varias toneladas se desprendieron del risco, rompieron un pequeño muro de contención y llegaron hasta la plataforma del paseo marítimo, donde también alcanzaron a la valla de protección de madera y cuerdas. Los vecinos de las casas más cercanas a la zona del desprendimiento, como Octavio Molina, oyeron un estruendo "entre las seis y las siete de la mañana", pero pensaron que el ruido fue provocado por el oleaje al romper contra el acantilado.

De hecho, fueron las limpiadoras municipales y la concejala de Playas, Nuria Vega, las que descubrieron el derrumbe a las 7.30 horas, cuando fueron a recoger las papeleras de ese tramo del paseo. A falta de los informes técnicos del Ayuntamiento y de Costas, la causa que se baraja es la erosión en el risco por efecto del oleaje, que en el último mes ha sido muy intenso y ha saltado hasta el paseo en varias ocasiones.

"Ha sido un desprendimiento por causas naturales, la marea ha llegado muchas veces a la avenida durante este invierno y ha erosionado el risco hasta hacer caer las piedras, pero afortunadamente el único daño que tenemos que lamentar es el de una papelera y un trozo de cuerda", declaró la concejala.

El tramo del derrumbe, justo al lado del yacimiento arqueológico de La Guancha, ha quedado cerrado al tránsito en espera de conocer la decisión que tome la Demarcación de Costas. La retirada del material será complicada porque no existen accesos para maquinaria pesada, por lo que habrá que picar las piedras para reducir su tamaño y sacarlos a mano.

Los vecinos consultados ayer mostraron su preocupación por la fragilidad del acantilado - "un movimiento de una gaviota o de un lagarto puede provocar la caída de piedras sobre los bañistas que toman el sol en la avenida", alertó Pérez-, pero reconocieron que tampoco pueden exigir responsabilidades a las administraciones públicas porque la mayoría de las viviendas de El Agujero incumplen la Ley de Costas. De hecho, el mar llega a escasos metros de las puertas de las viviendas y en temporales golpea contra sus paredes.

Lucía Padrón y Alicia Ramos, vecinas de Gáldar, atraviesan la zona del derrumbe en sus caminatas mañaneras y ayer tuvieron que dar la vuelta. "Menos mal que fue de madrugada, porque por el día siempre hay gente paseando o sentada en esos muros", comentaron entre ellas. Hace unas semanas, en uno de los campeonatos de surf que se celebran en El Agujero, en esa misma explanada se montaron las carpas de la organización y deambularon decenas de personas.