Nunca es tarde si la dicha es buena. Ese es el pensamiento que ayer recorrió el Paraninfo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), durante el acto en el que se entregaron las orlas a las primeras promociones de la Universidad de Mayores en sus sedes de Gáldar y Vecindario. Una treintena de estudiantes mayores de 55 años fueron reconocidos por su tesón y su capacidad de seguir formándose a pesar de la edad. Muchos de ellos no pudieron acceder a la Educación Superior en su momento por la falta de oportunidades que había en la Isla, y vieron con buenos ojos poder embarcarse en esta aventura, que solo acaba de empezar.

El ambiente fue festivo en la sede institucional de la ULPGC, en Alonso de Quesada, mientras cada uno de los estudiantes subían al escenario a recoger sus orlas. La emoción de los propios alumnos, del cuerpo docente y de sus familiares se palpaba después de un año de intenso aprendizaje que comenzó en enero del año pasado y que concluyó ayer. De los más de treinta orlados, una veintena eran de la sede de la comarca sureste, y 15 lo eran de la sede de la comarca norte. Ambas comenzaron su andadura recientemente, y estas han sido sus primeras promociones.

Tanto el rector de la Universidad, Rafael Robaina, como los representantes de los dos municipios en los que se encuentran las sedes -Teodoro Sosa como alcalde de Gáldar y Lucía del Pino Rodríguez como concejala de Educación de Santa Lucía de Tirajana- mostraron su compromiso con el programa, que ha adquirido gran éxito en la capital grancanaria desde su creación a finales del siglo pasado, y que ya se ha expandido también a Lanzarote y Fuerteventura. Robaina recordó, con orgullo, como en esta edición hay más de un millar de alumnos inscritos en el programa, que recibe el nombre de Peritia et Doctrina.

Durante el sencillo acto, el alcalde galdense, que también ostenta el cargo de consejero de Presidencia en el Cabildo de Gran Canaria, se comprometió igualmente a llevar a la Corporación insular el valor de estos programas para tratar de que también "se moje" y financie parte de esta iniciativa, algo que agradeció el rector de la Universidad. A ese apoyo también se sumó la Asociación Canaria de Universidades Populares, representada por su vicepresidente -y alcalde de Agüimes-, Óscar Hernández.

Un programa muy valorado

Según una de las profesoras más longevas que imparte clase en el diploma Peritia et Doctrina, Isabel Luján, "la idea fundamental" en la que se sostiene es "el aprendizaje a lo largo de toda la vida". Entiende que, más que una función social, la Universidad está "sensibilizada" con lo que ya se ha convertido en "una necesidad" de personas que están "deseosas de "relacionarse, de aprender, de vivenciar y compartir experiencias que muchos no tuvieron la ocasión de experimentar por las circunstancias de la vida".

Según la profesora, que fue seleccionada por ambas sedes como madrina de la promoción, con este programa se ha dado cuenta que el saber no ocupa lugar y que no tiene una edad, "sino que es una actitud ante la vida". Y cree que la principal diferencia con la enseñanza a las nuevas generaciones tiene que ver con que los mayores tienen una docencia más particular en la que se combina "la experiencia de la vida con el conocimiento académico". "Trabajas mucho la cohesión, el encuentor entre ellos de vivencias compartidas que les enriquece mucho", apunta.

Mientras, para ellos esta ha sido una increíble oportunidad que les ha servido para aprender, pero también para hacer piña con el resto de sus compañeros. Así lo aseguraron durante sus discursos los dos estudiantes seleccionados por ambas sedes. La orlada del centro situado en Gáldar, Natalia Alonso, comentó que para todos ha sido "un gran reto" llegar hasta el día de ayer. Relató el cambio que supuso volver a tener una doctrina de estudios estricta, y lo "amenas" que eran las clases: tanto que se les "pasaban las horas volando". Y advirtió: "Queremos más".

En ese sentido, el rector Robaina adelantó que, en los próximos años el Estado se plantea ampliar los cursos de Formación Especial para personas mayores hasta el punto de crear programas Erasmus para favorecer la movilidad de los estudiantes por diferentes universidades de todo el continente europeo, lo que levantó los aplausos de los orlados. Y es que la aventura no entiende de edad.

Tomás Olivar

"Es importante sentirte útil, que eres capaz de aportar y de recibir"

Maestro jubilado: Tomás Olivar tiene 67 años y hace poco tiempo que se jubiló, tras haber ejercido toda su vida como maestro. Este galdense ha estado siempre abierto a continuar su formación, por lo que este diploma de Peritia et Doctrina es un paso más en su dilatada trayectoria educativa. Tras estudiar Magisterio, también se licenció en Humanidades, y tras lograr superar este programa, mantiene las puertas abiertas para todo lo que venga en el futuro. "Es importante sentirte útil, que eres capaz de aportar y de recibir", aseguró ayer tras haber recibido su orla de manos de su alcalde, Teodoro Sosa. Durante su trayectoria como profesor, también trató de inculcar a sus alumnos el valor de un aprendizaje constante: "Siempre he transmitido que la formación nunca se tiene que acabar, que es algo permanente que debe morir solo cuando uno muere, que no puedes dejar atrás el tema de los libros, tienen que ser el referente de tu vida". Agradeció la oportunidad que le brindó la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria de poder formarse en este diploma, ya que le abrió las puertas a una "nueva forma de entender" la Educación Superior como algo que no consiste solo "en obtener un título sin más, sino de poder cubrir los deseos de seguir formándote y ampliando los conocimientos que se quedaron ahí y que no pudiste adquirir por una razón o por otra". También apuntó que esta nueva aventura educativa le ha posibilitado seguir estando activo, tener cosas que hacer ahora que ya se encuentra jubilado. "Aquí te planteas que vas a hacer siempre algo, que vas a leer, a confrontar ideas con tus compañeros y con tus profesores", esgrimió. Por ello, no encontró ningún problema durante el año que ha durado este diploma, ya que, tanto la Universidad como el propio Ayuntamiento de Gáldar, les pusieron "muy fácil" el poder continuar formándose llevando el centro del saber "al espacio geográfico en el que nos movemos", algo que calificó de "cómodo".María del Pino Medina

"Pienso que hay que seguir formándose, la cultura no ocupa lugar"

Profesora jubilada: María del Pino Medina se jubiló hace ya algún tiempo, tras haber consagrado su vida a educar a los más jóvenes de su municipio, Gáldar. Ahora, no vio con malos ojos el poder continuar con su formación, toda vez que dispone de más tiempo libre para hacerlo. Y es que tiene muy claro que la enseñanza tiene que ser permanente porque "la cultura no ocupa lugar". A Medina le sorprendió el acto "tan solemne" que le brindó la Universidad ayer en el paraninfo de la calle Alonso Quesada, y admitió que se emocionó al ver al resto de sus compañeras de clase emocionadas. De hecho, aseguró que muchas de ellas fueron también maestras y que piensan como ella en cuanto a la importancia de continuar formándose. "Para mí ha sido un descubrimiento, ha sido un curso muy interesante, todos los profesores han sido magníficos, no tengo nada negativo de ninguno", apuntó para luego agregar que le da "pena" el hecho de que mucha gente del municipio haya "desaprovechado la oportunidad" de apuntarse al diploma.Maribel Fuentes

"Arrancar costó un poquito, pero todo ello se superó rápido"

Recepcionista jubilada: Para Maribel Fuentes, de la sede de la Universidad de Mayores situada en Vecindario, volver a adquirir la doctrina de estudios ha sido algo complicado. "Después de tantos años desconectada, arrancar cuesta un poquito, no sabías con qué te ibas a enfrentar ni con quién te ibas a encontrar, pero todo ello se superó rápido", reconoció con una gran sonrisa de oreja a oreja. Es la muestra personificada del orgullo por el trabajo bien hecho, que fue recompensado además por el cariño de sus familiares, que la acompañaron en esta cita tan especial. Fuentes no pudo ir a la Universidad en su momento por una combinación de diferentes factores. Por un lado, porque vivía en el sur, apartada de la única gran ciudad que había en la Isla, Las Palmas de Gran Canaria. Pero es que, además, en aquella época ni siquiera había un centro universitario en la capital, lo que obligaba a aquellos que quisieran estudiar una carrera a marcharse fuera, como poco a Tenerife, algo que no muchas familias se podían permitir con sus escasos recursos económicos. Por ello, para esta santaluceña su primera incursión en el mundo universitario ha sido "una experiencia única" en la que ha podido "compartir vivencias con los compañeros", aprendiendo algo de todos y cada uno de ellos, pero también de lo que les enseñaron sus profesores. "Para mí, ha supuesto un cambio importante", confesó. Pero, una vez superado el miedo de la primera vez, se siente animada para continuar con la aventura y "seguir abriendo nuevos horizontes" en su formación. Fuentes espera que estos cursos continúen mucho tiempo más y poder "engancharse" a las nuevas propuestas formativas que la Universidad ponga en marcha. Pero, además de estos cursos para mayores, no descarta impartir otro tipo de cursos si surge la posibilidad. Tras una vida dedicada en cuerpo y alma a la hostelería que tanto progreso llevó a la comarca sur de Gran Canaria, ahora cree que es el momento de culturizarse y seguir avanzando en el cultivo de su mente.Carmelo Pérez

"Participar en esta iniciativa me ha abierto hacia los demás"

Agente jubilado: Si había una idea que estuviera en boca de todos los orlados de ayer, además de la importancia que ha tenido esta oportunidad formativa para ellos, fue la del compañerismo. Los lazos de amistad y el vínculo que se ha creado entre los estudiantes en las dos sedes fue motivo de muchas conversaciones tras el acto de entrega de orlas. Para Carmelo Pérez, un agente de policía jubilado, la iniciativa de la ULPGC le ha servido, no solo para abrir su mente a nuevas enseñanzas, sino también para abrir su corazón a los demás. Quizás fuera este el motivo que le llevó a ser elegido por el resto de sus compañeros para dar el discurso en nombre de la promoción del centro universitario de Santa Lucía de Tirajana. "Es un día fantástico, con una alegría inmensa porque, después de hacer un curso que no nos esperábamos, ahora nos encontramos con los resultados del esfuerzo que hemos hecho", indicó. Pérez ha sido una de esas tantas historias de canarios que comenzaron sus estudios pero que no pudieron terminarlos por "circunstancias de la vida". Por eso, este curso ofrecido por la Universidad para personas mayores de 55 años le ha reabierto las puertas a esa formación inacabada, pero sobre todo para sentirse útil y para conocer cosas nuevas. "Nunca es tarde para ello", afirmó. Al igual que el resto de sus compañeros, su idea ahora es seguir estudiando todo lo que pueda en la Universidad de su tierra, de la que ensalzó que fue su generación la que peleó por tenerla en la Isla "para que nuestros hijos tuvieran la oportunidad de estudiar aquí", y que nunca creyó que ahora fuera a ser él el que la disfrutaría después de tanto tiempo. Este es un día "especial" en su vida y en la del resto de sus compañeros, a quienes ha conocido en esta aventura y de los que ahora no quiere separarse. También pretende mantener el contacto con los "magníficos profesores" que le han dado las clases durante el año que ha durado el programa. "Nos alegramos muchísimo de habernos conocido", dijo. También tuvo tiempo de recordar a aquellos que ya no están. Es el caso de una de las compañeras con la que empezó el curso, allá por febrero de 2019, pero que falleció durante el año. Y también para otra que, por motivos de salud, no pudo estar ayer en la entrega de las orlas.