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Una de toponimias

Y nevó en Valsequillo

Varios municipios grancanarios replican su toponimia en tierras peninsulares

El Valsequillo de la Península, durante una nevada.

El pueblo de Valsequillo registró durante el pasado mes de enero, además de varias potentes nevadas, temperaturas que la dejaron aún más gélida que otros mitos de la criogenización como Burgos, al punto que el Ayuntamiento del lugar ha tenido que ordenar que no fluya el agua de las fuentes para evitar la congelación de sus sistemas.

El día 5 de enero los Reyes Magos, a modo de entrante, pusieron al pueblo a 2,2 grados bajo cero, y hasta las cigüeñas que anidan en la torre de su iglesia lamentaron elegir Valsequillo para pasar el invierno.

Su población combate el continuo biruje nocturno a golpe de leña, chimenea, y a ser posible, a ingestas de carrilleras. Así es como viven los inviernos en el Valsequillo andaluz, según los precisos datos del Día de Córdoba, y localidad que viene a ser prima hermana del Valsequillo grancanario, del que no solo comparten nombre sino que también casi calcan su altitud. 581 y 574 metros, respectivamente. Del resto ni papa. Ni cigüeñas, ni bajo ceros, ni santo patrón.

Ambas localidades también cuentan con una pariente lejana, Villasequilla, que se encuentra en Toledo, en la comunidad de Castilla-La Mancha, entre Yepes, Huerta de Valdecarábanos y La Guardia.

También Moya vive sus réplicas. Casi una decena de puntos en la península llevan el apellido del Marquesado de Moya, como Santa Cruz de Moya, o Moya a secas, que es la que se encuentra en Cuenca con un grave problema de despoblación, con un censo reducido a apenas unas 130 personas en 2018, a pesar de que sus orígenes datan nada menos que de la Edad del Bronce, hace unos 3.500 años, mientras que el primer topónimo grancanario que aparece por escrito, Moia, lo estampa Leonardo Torriani en su mapa de 1590, como recuerda Humberto Pérez, autor de Mi Gran Canaria. Origen y noticias de sus lugares.

Tejeda de Tiétar

Las medianías isleñas parecen un lugar propicio para este particular doblaje peninsular, porque igual le ocurre a San Mateo, o Sant Mateu, dado que uno de sus varios pares se encuentran en Valencia.

Como su hermano de las medianías grancanarias, también se localiza entre montañas, donde prosperan las plantas silvestres y los pinares. Fundado a finales del siglo XIII, el San Mateo valenciano es una novelería medieval con sus murallas, mazmorras o el Santuario de la Mare de Déu dels Àngels, además de su "Iglesia Arciprestal, una de las joyas más importantes de la localidad" y que destaca "por su espectacularidad y sus aires de catedral", según expone en su portal turístico.

Otros topónimos llegan a la misma cumbre, como Tejeda, en este caso Tejeda de Tiétar, Cáceres. Su Ayuntamiento detalla que en su Tejeda "existen restos de la época de los romanos que nos dan indicios de que ya había poblamientos más o menos estables" desde esa época, y que "su nombre viene derivado del árbol del tejo, taxus en latín".

Y que destaca en la comarca por "sus variadas muestras de arquitectura religiosa, por la blancura de sus caseríos y por sus sabrosas perrunillas elaboradas en horno de leña".

Tejeda de Tiétar es fiestero como él solo. Celebran a San Miguel Arcángel con charanga, misa, procesión y vaquillas. A la Virgen de la Torre con romería y ponches y a San Sebastián con mayordomos y tamborileros, sin olvidar al Santísimo Cristo de la Expiración, al que solicitan lluvias con el canto de rogativas cuando es mucha la sequía.

Pero Tejeda triplica la marca, con otro Tejeda y Segoyuela, mucho más al norte, en Salamanca. La página web de su Ayuntamiento ofrece más datos, pero escuetos, como que su superficie es de 44,10 kilómetros cuadrados, que su altitud media es de 927 metros sobre el nivel del mar y que su código postal es el 37608. El único comentario que aparece en su portal es de hace 22 meses. Lo escribió el usuario HuHugoHugo: "necesito saber nombre alcalde, quién tiene las llaves del cementerio para visita". Fundado en la Alta Edad Media, su censo en 2017 arroja una población de apenas 97 habitantes.

Con estos tres municipios, Valsequillo, San Mateo y Tejeda, hay que recurrir a barrios, pagos y diseminados para encontrar más paralelismos en el continente.

Esto pasa con el barrio capitalino de San Lorenzo, que tiene otro hermano algo más dramático y explícito del martirologio del santo en San Lorenzo de La Parrilla, directamente, un lugar que tiene a fama acoger al último rey árabe que tuvo Valencia, Zayd Abu Zayd. El nombre original del pueblo era La Parrilla, pero tras su cristianización se le ofrece la oportunidad de elegir santo y los parrillanos de entre finales del XVI y principios del XVII se decantaron por San Lorenzo, "por haber sido este santo mártir asado en unas parrillas", que fue cuando, según la leyenda, dijo aquello de assum est, inqüit, versa et manduca: asado está, parece, gíralo y cómelo.

Santa María del Comercio

San Lorenzo no queda ahí en la nomenclatura porque aún hay más, como el muy conocido San Lorenzo del Escorial o los algo más desapercibidos San Lorenzo de la Muga, o San Lorenzo de Morunys.

Es lo que tiene marcar territorio tirando del santoral. Ocurre con Santa María de Guía, pero solo con el Santa María, ya que luego las versiones son libres e infinitas. Como muestra un somero listado: Santa María del Campo; Santa María del Invierno; Santa María del Mercadillo; Santa María Rivarredonda; Santa María de Corcó; Santa María de Besora; Santa María de Marlés; Santa María de Miralles; Santa María de Oló; y Santa María de Palautordera.

Otro de los benditos favoritos es San Bartolomé, apóstol que no tuvo mucha mejor suerte que San Lorenzo en el trasponer: desollado vivo por Astiages, rey de Armenia. Si en Gran Canaria se le honra en el San Bartolomé de Tirajana, en la península marca su impronta sobre miles de hectáreas repartidas en San Bartolomé de la Torre; San Bartolomé de Béjar ; San Bartolomé de Corneja; San Bartolomé del Grau; San Bartolomé de las Abiertas; o San Bartolomé de Pinares, muy cerca de San Esteban de los Patos.

Por su parte a Valleseco le faltó el filo de un naife para emprimar en la otra orilla con Villaseco de los Gamitos o con Villaseco de los Reyes, ambos en Castilla y León, mientras que a Mogán le sale un Magán en Toledo, también en la misma comunidad autónoma. El resumen se lo lleva el pueblo de San Pedro, en el Valle de Agaete, con otro pariente que le da la vuelta al topónimo para presentarse directamente como San Pedro del Valle, y que está ubicado en la misma región que los anteriores, y próximos al insólito Cubo de Don Sancho y el pueblo de Dios Le Guarde.

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