Una iniciativa del Ayuntamiento de Arucas, en colaboración con la protectora de animales Tutela Felina, busca tener cierto control sobre las colonias de gatos que habitan en las calles del municipio. Para ello, el Consistorio ha hecho un llamamiento a los colectivos animalistas y a los vecinos en general para que se inscriban al programa, con lo que podrán obtener una suerte de credencial que les permite cuidar y vigilar a los felinos sin que les multen por ello, así como informar a la ciudadanía sobre lo que puede y no puede hacer en lo que a los animales respecta.

Algunas de las colonias que más individuos tienen se encuentran en Cardones y Montaña Cardones, así como en Lomo Ramírez. En total, tienen censadas 72, aunque están registradas oficialmente solo 52 de ellas. En los últimos tres años, la asociación Tutela Felina ya ha emprendido una campaña masiva de castración de los gatos callejeros. Desde 2018 han castrado alrededor de 1.200 felinos, y solo en lo que va de 2020 ya rondan los 150. Ello convierte a Arucas en un municipio de referencia en la Isla, ya que ninguna otra localidad está tan avanzada en esta materia. En Las Palmas de Gran Canaria se llevó a cabo una campaña en 2014, pero se pararon en 2016. Mientras, tanto en Santa Lucía de Tirajana como en La Aldea de San Nicolás los proyectos no son tan ambiciosos.

Los últimos datos con los que cuenta el Ayuntamiento norteño reflejan que, hasta la semana pasada, más de medio centenar de personas se habían inscrito al programa y se habían repartido ya una veintena de carnés. El concejal de Medio Ambiente, José María González, señala que esta iniciativa nace de "la petición de la ciudadanía que está sensibilizada con el tema de las colonias de gatos, y que pidieron que se les hiciera una acreditación para poder gestionarlas".

Según el presidente de Tutela Felina, José María Docampo, si se sigue al mismo ritmo de esterilizaciones, para finales del presente año o principios de 2021, Arucas podría convertirse en "el primer municipio de España en lograr controlar casi todas las colonias de gatos que existen en el municipio", pudiendo superar el 90% del total. "Sabemos de varios municipios que tienen controladas las colonias, pero no hasta este nivel", asevera.

Las personas que se postulen a recibir la credencial deben tener conocimiento en la materia, o bien estar asociada a protectoras de animales. Sus funciones, además de vigilar y dar parte de las colonias, son la de alimentar diariamente a los animales con pienso seco y limpio; darles agua y procurar que no le dé el sol; y controlar a los individuos castrando, desparasitando y devolviéndolos al lugar cuando sea necesario. Igualmente, suministrará medicamentos a aquellos individuos que estén enfermos.

Una de las colonias más grandes del municipio está en Montaña de Cardones. Allí, conviven 36 individuos que están cuidados por Carmensa, una septuagenaria viuda para quien los gatos han sido su compañía desde que su marido falleció. En esta población, más de la mitad están esterilizados, y las próximas semanas se iniciará una nueva campaña para castrar a las crías que nacieron hace unos meses. Ellos, grandes o pequeños, blancos, grises o pardos, se movían ágilmente entre las tuneras que poblaban la ladera detrás de la vivienda de su gestora, mientras ésta les daba de comer en platitos de plástico dispuestos por toda la zona, y vigilaba los ojos con conjuntivitis de uno de ellos, al que le suministró unas gotas.

Varias veces al mes, Carmensa baja por la empinada y poco accesible rampa con escalones dispersos que une su casa con la calle principal del barrio, coge un taxi y va al supermercado más cercano para comprar la comida que le da a los gatos. Paga con la pensión de viudedad que le ha quedado tras la muerte de su esposo. Nadie le ayuda a ello. Cuando termina, regresa a su casa de la misma manera y por el mismo peligroso lugar, aunque esta vez cargada con las bolsas de la compra. Una y otra vez con la ilusión de cuidar a esos animalillos que han insuflado de cierto sentido a su día a día.

"No somos amantes de los gatos, más bien somos defensores de la empatía animal, no soportamos que la gente se comporte con ellos de manera cruel", enfatiza Docampo. Para ellos, lo único que hacen es controlar las poblaciones de gatos callejeros de una forma "más ética" que la que se utilizaba antaño.

Tras lograr arrancar este importante compromiso por parte del Consistorio aruquense, Tutela Felina pretende conseguir un local en el que poder guardar sus pertrechos y trampas -que usan para capturar a los gatos y poderlos castrar luego-. También solicitan al Ayuntamiento una pequeña subvención que les ayude en ese proceso. Todo ello para mejorar la vida de estos animales.