Primero fue una laguna legal para elaborar el informe de impacto medioambiental sobre la Reserva Natural de las Dunas de Maspalomas, y luego la reclamación por parte de Costas de un canon que el Ayuntamiento consideró excesivo y que impidió elaborar los pliegos para la explotación. Y entre medias, nuevas aportaciones de documentación.

Cinco años y tres meses han durado los trámites para instalar los quioscos en las playas de Maspalomas, El Inglés y la cala de El Cochino, quioscos adquiridos durante el mandato anterior y que ayer por fin empezaron a colocarse sobre la arena después de llevar todo este período almacenados en una nave del polígono industrial de Arinaga. Todavía no se ha convocado el concurso para su explotación, y va para largo, pero el Sur luce ya nuevos chiringuitos y retira los anteriores, instalados hace 22 años.

Se trata de 10 quioscos de 20 metros cuadrados cada uno, el máximo autorizado por Costas, que contribuirán a modernizar este espacio público por el cual transitan miles de turistas cada año, y a dotar de mejores infraestructuras y equipamientos a las principales playas de Gran Canaria. Ocho de ellos son chiringuitos tipo bar mientras que los otros dos son quioscos-taquillas para que los usuarios puedan guardar allí sus pertenencias. De esos ocho, se colocarán en Maspalomas cuatro, tres bares y una taquilla; uno en El Cochino y cinco a lo largo de Playa del Inglés, cuatro de ellos bares y el último tipo taquilla.

El primero de ellos, el número ocho, se instaló ayer en el entorno de la Charca de Maspalomas mientras que el resto se colocarán paulatinamente hasta el 29 de febrero, según informó la alcaldesa de la localidad, Conchi Narváez, durante el acto de presentación de estas infraestructuras en la playa de Maspalomas.

Los quioscos tipo bar albergan un baño, un pequeño almacén para guardar la mercancía, un espacio donde se encuentra el generador de corriente eléctrica y la zona de servicio.

La historia de los quioscos de las playas del Sur se remonta a 2013. Por aquel entonces el Ayuntamiento, presidido por el alcalde Marco Aurelio Pérez, decidió renovar estas infraestructuras dado el estado de obsolescencia que presentaban por entonces después de 15 años en servicio. Así, a través del Consorcio de Rehabilitación Turística de Maspalomas, el 29 de septiembre se adjudicó la fabricación de estos módulos a la empresa asturiana Olprim S. A., con sede en Gijón, con una inversión que se elevó a los 536.000 euros.

Un año después, el 23 de septiembre de 2014, los quioscos aguardaban en la ciudad asturiana a la espera de un estudio medioambiental exigido por Costas, ya que los módulos iban a ser instalados en suelo de la Reserva Natural de las Dunas de Maspalomas, para poder otorgar los permisos para su colocación. Meses después, en enero de 2015, los chiringuitos fueron trasladados hasta Gran Canaria, y hasta ayer esperaban almacenados en una nave industrial en el polígono de Arinaga cuyo alquiler ha sido de entre 1.800 euros al mes en los primeros años y los 3.000 euros mensuales en los últimos. En total, las arcas municipales han tenido que soportar durante este tiempo un sobrecargo de 150.000 euros para hacer frente a este gasto.

El anterior alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, explicó en 2016 que no se pudo solicitar la autorización de los quioscos en 2013 cuando se adjudicaron porque justo en ese momento se produjo una modificación de la Ley de Costas y el Gobierno dilató mucho la publicación del reglamento, normativa que cambiaba la que estaba vigente.

Impacto ambiental

Una vez solicitada se lio más la burocracia, porque ni Costas ni el Gobierno canario asumían la competencia sobre la declaración de impacto ambiental, hasta que a principios del 2017 fue el propio Ayuntamiento quien tomó la iniciativa impulsado por la entrada en vigor de la nueva Ley del Suelo, que otorgó a las administraciones locales más protagonismo como órgano ambiental. Así, en febrero de 2018 el Ayuntamiento aprobó la exención de evaluación ambiental y argumentó ante Costas, a quien volvió a solicitar la autorización, que los quioscos eran compatibles con la conservación de las dunas. Y la autorización llegó en noviembre de ese mismo año.

Una vez recibida, el precio que Costas reclamó por el canon por la instalación de los módulos volvió a ser un escollo. La demarcación solicitó 437.000 euros anuales, una cifra que el entonces concejal de Cuidado del Litoral, José Carlos Álamo, consideró abusiva en relación a los 60.000 euros que se abonaban hasta entonces, y recurrió en febrero de 2019. Menos de un año después, la actual Corporación realizó un estudio económico y propuso a Costas rebajar el canon a menos de la mitad hasta los 209.000 euros, una posibilidad que está estudiando el organismo. El consistorio ha solicitado la prórroga de los quioscos, pues caduca este 2020.

Ahora, el Ayuntamiento instala los quioscos sin haber sacado a concurso la gestión de los mismos y con un contrato caducado desde hace años. Por ahora seguirán explotándolos las mismas empresas, Ramilde S. L. y Alexis León León, hasta que se elaboren los nuevos pliegos y se vuelvan a adjudicar, una tarea que se prevé se realice este año, en medio de las dificultades técnicas por falta de personal municipal en el área.

La alcaldesa Conchi Narváez califico ayer esta puesta en marcha de los quioscos como un “día histórico” porque “hemos sido capaces de renovar la imagen de un escaparate tan importante para nosotros”. La regidora criticó que hasta entonces “haya faltado mucha voluntad política en muchos asuntos”. Por su parte, para el el presidente del Cabildo, Antonio Morales, “es especialmente significativo que este municipio haya salido de la situación de estancamiento y ponga en marcha iniciativas de generación de economía y modernización de los espacios públicos”. Morales resaltó también su voluntad de que ambas administraciones trabajen de la mano y se alejen de “enfrentamientos gratuitos que no tienen ningún sentido”.

Al acto de presentación de los quioscos asistieron además otros miembros del equipo de gobierno municipal, así como el consejero insular de Turismo, Carlos Álamo. Actualmente estaban en uso seis quioscos en Playa del Inglés y cuatro en Maspalomas. Otros cuatro se quemaron y dos fueron retirados afectados por un temporal.