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San Bartolomé de Tirajana

La escombrera que es parque marítimo

Vecinos de Castillo del Romeral convierten una parcela llena de desechos en un jardín botánico

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Chabolas de Vecindario

A priori, un sarantontón, una oruga y un cactus tienen en común lo mismo que la noche y el día: nada. Salvo si estos aparentes seres vivos son de piedra y se encuentran en un universo paralelo al cual se llega por la carretera de acceso al barrio pesquero de Castillo del Romeral. Allí, entre callaos, áreas industriales y piscinas naturales emerge como en una especie de oasis el nuevo Parque Marítimo, un espacio de 15.000 metros cuadrados que están desarrollando los propios vecinos en su empeño por convertir una escombrera en un centro de interpretación de flora y fauna autóctona. Y lo están logrando.

Este proyecto comunitario, que iniciaron Roberto, Ferino, Alexis, Gustavo y Sandra Guedes, además de Luci Rivero, todos miembros de una misma familia, y al que se han sumado numerosos vecinos, arrancó el pasado 3 de noviembre sobre un terreno en primera línea de la playa de Las Casillas convertido desde hace años en una escombrera. El ánimo por tener un barrio limpio, y más aún siendo un espacio ubicado junto al mar, llevó a estos vecinos a comenzar a recoger toda la basura y transformar un terreno lleno de desechos en un jardín botánico.

A principios de noviembre arrancó esta obra maestra vecinal con la plantación de algunas especies como juncos, pero al quedar desperdigadas por el terreno inmediatamente llegó el siguiente paso: la creación de una red de senderos para reconducir el paseo de los visitantes y evitar que dañasen la flora. Así, piedra al hombro y sobre una carretilla que ya pide auxilio, los cinco arquitectos amateur empezaron a ordenar los callaos, enterrándolos en el suelo para garantizar su durabilidad. "Aquí hay más de 100 toneladas de piedras", explica Roberto Guedes.

Una a una, con ellas fueron diseñando un circuito en el cual se integran hasta una decena de parterres de gran dimensión donde se plantan las especies vegetales. Verodes, tajinastes, tarajales, balos, juncos o salaos verdes, endémicos de San Bartolomé de Tirajana, son algunas de los ejemplares que se pueden encontrar en este parque botánico y que han sido cedidos, en su mayoría, por el Cabildo de Gran Canaria, según explicó Roberto Guedes.

El recorrido comenzó a llenarse de vida, real y petrificada, con la instalación no solo de plantas, sino también de elementos decorativos como una mariquita, un cactus, una tortuga o una oruga, todos ellos pintados sobre una piedra. Este parque marítimo cuenta además con un lagartario construido con un palé de madera cubierto con piedras donde se resguardan ya estos reptiles. Aunque no son los únicos animales presentes en esta finca, donde habitan también conejos y erizos, además de los pájaros que anidan en las pequeñas casitas construidas con madera que se han colgado en troncos de pinos de unos cinco metros de altura.

Todos los elementos de este parque marítimo son reciclados, incluida la falúa que preside este espacio y que fue remolcada desde una distancia de cinco kilómetros, donde se encontraba encallada desde hacía años. Recicladas son también las papeleras, elaboradas a mano con piezas de madera para la cubierta y con un cubo de plástico, también reutilizado, en su interior.

El recorrido establecido por los vecinos en este parque continúa hacia un pequeño estanque habilitado al final de un desagüe de aguas pluviales. Pero no será la única infraestructura con agua que albergue este espacio, porque se prevé recolocar una parte de los callaos para crear una pequeña laguna en la zona baja del parque que se llene con la subida de las mareas.

Para moverse por uno u otro lado del parque será necesario seguir la señalética, paneles que ya están en proceso de elaboración sobre piezas de maderas pirografiadas. Una de ellas enfilará hacia parterre Gran Canaria, la joya de la corona de este parque marítimo: una representación de la isla redonda construida con piedras y de una extensión de unos 20 metros cuadrados. En el centro, a varios metros de altura, se levantará con piedras el emblema de Gran Canaria, el Roque Nublo.

Junto a este monumento natural, recuerdan también a las costumbres canarias las representaciones de pintaderas, elaboradas con las tejas sobrantes de una urbanización de dúplex cercana que estaban abandonadas en esta antigua escombrera.

La magia de este proyecto de recuperación medioambiental radica en que sus promotores lo han desarrollado a coste cero, ya que han contado con la colaboración no solo de la Corporación insular, sino también del Ayuntamiento e incluso de particulares y pequeñas empresas del barrio como una ferretería que ha apoyado este trabajo con la donación de pinturas para los niños.

Porque son ellos, en última instancia, la esencia de este proyecto que además de recuperar, educa. "De mi bolsillo solo he gastado un euro para unas tachas y algo más para tres sacos de mortero", añadió por su parte Ferino Guedes, quien señaló que los vecinos han acogido esta iniciativa con buen agrado y eso les ha animado aún más a continuar desarrollando este trabajo.

Las plantaciones las han realizado, en su mayoría, los niños y niñas del colegio de Castillo del Romeral. "Además de plantar, en una piedra han puesto el nombre común del ejemplar para identificarlo, además del nombre científico y su nombre personal", recuerda Ferino Guedes. "Ellos son, junto a sus familias, los que vienen los fines de semana con garrafas de agua para regar sus plantas", añade.

Haber puesto en marcha un proyecto educativo y de recuperación de estas características, que por delante aún le queda por incluir varias esculturas un árbol de la vida, además de un pequeño mirador con vistas al parque, es para Roberto Guedes "un motivo de orgullo". "La gente viene y no se cree lo que ve; nos preguntan cuánto nos pagan y se sorprenden cuando les decimos que todo esto es a coste cero", puntualiza. Por amor al arte y a su tierra.

El proyecto se desarrolla sobre una parcela de 15.000 metros cuadrados propiedad de la Demarcación de Costas de Canarias, organismo que ha dado el visto bueno a este proyecto vecinal, según han informado fuentes municipales. Y seguirá creciendo, porque por delante queda aún otra plantación, para la cual los promotores del parque harán una convocatoria pública para que colabore quien lo desee. Y todo para lograr el éxito de un proyecto que no solo embellecerá el barrio, sino que promete convertirlo en un atractivo turístico además de potenciar las visitas escolares.

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