El aeropuerto de Gando recuperó ayer la operatividad tras el caos vivido el pasado fin de semana en el que, por la alta densidad de la calima junto al fuerte viento, se cerró el tráfico aéreo. Gran Canaria fue la isla más perjudicada de unas medidas que afectó a casi mil vuelos y 120.000 pasajeros en todo el Archipiélago. Con todo, el repunte del tráfico se produjo ayer con restricciones ya que el polvo sahariano persistía en toda Canarias y los aviones no contaban con la visibilidad necesaria. Todo esto dio lugar a que la salida de los vuelos se realizara de forma escalonada.

Las restricciones afectaron ayer por la mañana a 23 vuelos a La Palma, cuatro a El Hierro y dos a La Gomera. Aunque se trató de aviones que salieron desde Tenerife Norte, dos vuelos que partían de Gran Canaria con destino La Palma, uno de Binter y otro de Canaryfly, con lo que 144 pasajeros tuvieron que quedarse en tierra también. El tráfico volvió a ser normal ya por la tarde.

Según Aena, 355 vuelos salieron del aeropuerto grancanario, una cifra habitual de un día normal en Gando.

La recuperación repercutió positivamente en los pasajeros que viajaban ayer, pero fue algo que ni percibieron los afectados por la parálisis del pasado fin de semana y que, en su mayoría, no lograron que las compañías reubicaran sus pasajes. Según informa Aena, está previsto que la normalidad del tráfico no llegue a Gando hasta el jueves.

El aeropuerto ofrece una imagen dantesca con colas interminables ante los puestos de información de las compañías aéreas que se alternan con familias enteras acampando en cualquier espacio posible. Unas 3.000 personas pernoctaron el domingo en las instalaciones del aeropuerto.

Mantas

Muchas utilizaron las mantas que les facilitaron desde la Cruz Roja y se situaron en algunas de las zonas que Aena les habilitó, pero otros acabaron durmiendo en los bancos de la zona de salidas. También el personal de las navieras se desplazó al aeropuerto a comprobar la situación de sus clientes y llevó comida para los cruceristas que no han podido volver a sus casas tras acabar en La Luz el periplo vacacional.

Son muchas las historias entre los que esperan. Antonio Rodríguez, que trabaja para la compañía Siemens Gamesa Renovables, explica que la suspensión de los vuelos había afectado a un grupo de seis trabajadores que volvían de África y que ahora viajaban a Europa o América. "Nosotros hemos tenido la suerte de que nuestra empresa ha comprado billetes nuevos para el martes. Pero no hay hoteles porque están todos ocupados por los carnavales y los que hay salen a un precio desorbitado". Rodríguez no se queja porque es un caso alejado de circunstancias técnicas, pero "hoy con los satélites de sabe la previsión meteorológica y se tenía que haber previsto". Aparte de que "hay casos de niños o personas mayores que deberían tenerse más en cuenta", subrayó.

También está atrapado en el aeropuerto un grupo de seis jóvenes que viajó el pasado viernes a la Isla para celebrar una despedida de soltera. Una de ellas, Rosa María Arriola, señala que llevan 'retenidas' desde el domingo por la tarde. "No hay vuelos adicionales y dicen que nos van a ir reubicando en los que estén libres, pero eso será a partir del viernes", aclara. "Ayer nos tuvimos que buscar la vida para quedarnos en el aeropuerto, y viajamos con una chica embarazada que tiene que asistir a las consultas médicas", añade. Belén Paloma García subraya que "el ministro [de Transporte] dijo que iba a poner vuelos adicionales que no es cierto. No han reubicado a nadie y estamos todos aquí desperdigadas por el suelo. No nos dieron hotel. No ponen solución. La solución es buscarte la vida. Si quisiéramos sacarnos un vuelo aunque cueste 500 euros no hay posibilidad". "Estamos en una lista de espera, pero hay miles de personas con el mismo problema".

Ayer se sumaban al 'caos' varios grupos vestidos de indianos que se dirigía a la terminal regional para embarcar a La Palma, donde se celebraba el tradicional evento carnavalero, sin muchas esperanzas de poder llegar a su destino. Fue el caso de Dácil Almeida y Sofía Chamorro. "No sabemos si vamos a poder volar, porque se ha cancelado un vuelo anterior al nuestro, y no hay nada seguro", aclaraba la primera. La situación meteorológica en Tenerife Norte impidió su salida.

Más llamativo resultaba el modo en que las familia extranjeras sufrieron la cancelación. María Bertilsson es una profesora que viajó con su familia desde la localidad del sudoeste sueco Kalmar. "Estamos aquí desde las dos del mediodía de ayer [domingo]", señala. "Vine de vacaciones por segunda vez con mis tres hijos, mi madre, mi abuela y unos amigos. Y la única posibilidad es volver con escala en Valmö".

Otro grupo de amigos de Valencia que había viajado para celebrar la despedida de soltero de uno de ellos y también pasó la noche en el aeropuerto. "Nuestro amigo se casa este sábado", señala Juan José Alonso. "Y mucho nos tememos de que de aquí vamos a ir directamente a la boda".