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Medio Ambiente Incendios en las reservas naturales

Inagua resiste al incendio de Tasarte tras recuperarse de la catástrofe de 2007

La Reserva Natural Integral conserva los principales endemismos de la Isla

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Consecuencias del fuego en Inagua

Hace doce años, en el gran incendio forestal de Gran Canaria de 2007, la mayor parte de la Reserva Natural Integral de Inagua quedó arrasada por el fuego y los daños a la flora y la fauna endémica aún se siguen lamentando. La semana pasada, cuando las llamas se descontrolaron en Tasarte y corrieron montaña arriba volvió a cundir el pánico. Seis meses después de la tragedia en el Parque Natural de Tamadaba, y en pleno invierno, un incendio volvía a amenazar esta joya natural de la Isla.

El pino canario y el pinzón azul son los emblemas de este espacio protegido, pero las riquezas que guarda en su interior son tan amplias como desconocidas para la mayor parte de la población. Se trata de riscos y barrancos de difícil acceso que, precisamente por eso, han permitido la conservación de especies vegetales y animales que ya han desaparecido en el resto de Gran Canaria y del Archipiélago.

Sus 3.920,3 hectáreas, entre los municipios de Tejeda, Mogán y La Aldea de San Nicolás, están catalogados como Reserva Natural Integral, una categoría que solo posee el reducto de laurisilva de Barranco Oscuro (Moya) entre los 33 espacios protegidos de Gran Canaria. Junto a los cercanos pinares de Ojeda y Pajonales también forma parte de la Red Natura 2000, por estar declarado como Zona de Especial Conservación de la Unión Europea.

Entre la vegetación endémica y amenazada se encuentra el algafitón de La Aldea, la gildana de Risco Blanco o de Faneque, la jarilla peluda y la jarilla de Inagua, así como "hábitats de interés comunitario como pinares macaronésicos endémicos, campos de lava y excavaciones naturales, y brezales oromediterráneos con aliaga, que en Canarias se corresponde con el retamar-codesar de cumbre", según de recoge en la declaración como Reserva Integral. Los pinares de Inagua constituyen la mayor masa forestal continua de Gran Canaria y se considera como el pinar seco más representativo de Gran Canaria por su alto grado de conservación y extensión.

Carlos Velázquez, ingeniero de Montes y presidente de la Asociación de Profesionales Forestales de Canarias (Profor), resalta que "lo importante de Inagua es que siempre ha sido bosque". Aunque en el pasado, desde la llegada de los primeros pobladores hasta el siglo XIX, "seguramente fue alterado por el carboneo o por talas para la fabricación de timones de arados, no ha perdido sus valores y mantiene la calidad del suelo forestal", explica.

Así, el bosque de Inagua ha podido mantener desde hace siglos o milenios las especies vegetales y animales que suelen acompañar al pino canario, lo que ha permitido que existan amplias superficies de pinar adulto y muchos ejemplares centenarios, que "son los que dan calidad a un sistema forestal", comenta Velázquez.

En el incendio del 2007, recuerda el presidente de Profor, se quemó prácticamente toda la superficie de Inagua, salvo algunas hectáreas en la parte norte, pero la flora ya se ha recuperado y en el incendio de la semana pasada no sufrió grandes daños.

"La diferencia con el siniestro de 2007 -relata Velázquez- es que en aquella ocasión se inició en El Juncal de Tejeda, en el este del pinar, y caminó por toda la cordillera en dirección a La Aldea. Y como el fuego y el viento corrían juntos, se generó una energía tremenda que hizo que en muchas zonas no solo hubiera fuego de suelo, sino que las altas temperaturas hicieron que el fuego subiera hasta las copas de los árboles". Por contra, en el incendio de Tasarte el viento y las llamas fueron en dirección opuesta en los momentos de mayor peligrosidad, lo que evitó que el calor llegara a la parte alta del bosque.

El pinar de Inagua se ha conservado mejor que los otros de la Isla por dos razones. La primera, por la difícil orografía y la inexistencia de carreteras para acceder a su interior. La segunda, que desde el principio de la conquista se mantuvo como monte de la Corona española, por lo que no se repartieron las tierras entre ayuntamientos y particulares.

"Siempre ha sido monte público y se ha conservado bastante bien; y aunque hubo repoblaciones con otras especies [pino carrasco] antes que el que Cabildo empezara a comprar terrenos, aún existen grandes extensiones del pinar original", puntualiza Velázquez.

En las áreas más bajas del pinar, donde las temperaturas sueles ser elevadas y la lluvia escasa, se conservan especies como el verode, matorrales de tabaiba amarga, tajinaste negro y hierba de risco. En las zonas más altas, por encima de los 1.000 metros sobre el nivel del mar, con más frío y precipitaciones, juntos a los pinos se reproducen la jara, el jarón, el tomillo, el codeso, la retama amarilla, la magarza y el poleo de monte.

En los riscos con escaso suelo es donde se refugian los endemismos, como las jarillas, la gildana, el cardoncillo, el pastel de risco y los bejeques. Casi más que el fuego, el principal enemigo de estas especies autóctonas, algunas en peligro de extinción, son las cabras asilvestradas, que se han estado erradicando desde hace años pese a la polémica con los grupos animalistas por los métodos para eliminarlas.

Pinzón azul

La joya de Inagua es el pinzón azul, una especie única de Gran Canaria y en peligro de extinción, que sobrevivió en sus pinos centenarios cuando esos árboles desaparecieron del resto de la Isla por las talas descontroladas. Actualmente viven unos 300 ejemplares y otros 80 en otras zonas de la cumbre, según explica el biólogo Pascual Calabuig, director del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo de Gran Canaria, que durante la última semana ha seguido con incertidumbre los trabajos de los equipos de extinción para evaluar los posible daños.

"Todos estos días he hablado con Federico Grillo y me ha dicho que ha sido incendio de superficie, no de copa, y que no afectó a la masa de pinar", explica Calabuig, quien considera que al ser un fuego a ras de suelo y en el mes de febrero "hasta puede haber venido bien para disminuir la carga de combustible en el interior de Inagua".

Frente a "la catástrofe total" del incendio de 2007, cuando se carbonizó el 94% de la Reserva Natural y se quemaron muchos pinos de gran tamaño, este último siniestro iniciado en Tasarte "ha sido solo una visita del fuego", sostiene el biólogo. "El pinzón azul todavía no ha empezado la temporada de cría, por lo que no hay grandes daños. Si el incendio hubiese sido dentro de unos meses, aunque los ejemplares adultos pudieran huir y no se quemaran, el fuego destruiría los nidos y los pollos", subraya.

Recuperación

Calabuig recuerda que "Inagua es el último refugio del pinzón azul porque fue el único lugar que sobrevivió a las talas, no porque sea un pinar bueno para los pájaros". En verano es un sitio inhóspito por el calor, por lo que ahora están conquistando otros pinares de la cumbre. El problema es que se están mezclando con otras especies, como el pinzón común, por lo que apuesta por seguir con el proyecto de cría en cautividad.

Tras el incendio del año 2007 se puso en marcha el proyecto europeo Life+Inagua y se marcaron cuatro objetivos: favorecer la recuperación del pinar endémico macaronésico afectado por el fuego; mejorar el estado de conservación de especies de la flora y la fauna amenazadas; desarrollar medidas complementarias al Plan de Defensa contra el fuego de la Reserva Natural Integral; y evaluar la evolución de los objetivos de conservación de un LIC tras una catástrofe ecológica. Sin embargo, a juicio de Calabuig, los resultados "son decepcionantes" en el caso del pinzón azul, de lo que acusa a los responsables de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias.

Inagua es, además, el hogar de otras muchas especies de avifauna endémica, como el pico picapinos grancanario. Las rapaces más comunes son el busardo ratonero, cernícalo canario, guirre, alimoche, gavilán, cuervo y halcón tagorote. Entre los pájaros se observan el alcaudón real, abubilla, bisbita caminero, canario, herrerillo, petirrojo, jilguero o pinto, verderón, mirlo, gorrión chillón, mosquitero, capirote o variedades de currucas.

Inagua también acoge a tres reptiles endémicos, el lagarto gigante, la lisa rayada y el perinquén de Boettger, así como ranas, murciélagos, moluscos, arañas y numerosos arácnidos e insectos. De estos últimos hay 14 endemismos locales y dos compartidos con la isla de Tenerife.

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