El posible regreso a Doctoral y a la Orilla de Sardina, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana, de Antonio Ojeda Bordón, alias El Rubio, es motivo de rechazo para la mayoría de vecinos, así como por parte de su familia. El Rubio es el sospechoso de la desaparición de Yéremi Vargas, que ocurrió el día 10 de marzo de 2007, hace ya trece años. Antonio Ojeda Bordón saldrá en libertad el próximo lunes de la prisión de Salto del Negro, en la capital grancanaria, tras cumplir la condena de cinco años de cárcel por haber agredido sexualmente a un niño de 12 años en julio de 2012 en Doctoral.

El propietario de una de las chabolas en el barranco de Tirajana, próximas a Doctoral, donde Antonio Ojeda vivía en una de ellas y tenía animales, manifestó ayer con rotundidad que "no venga él aquí, que no se le ocurra. Lo normal sería que no aparezca porque algunos lo esperan". La chabola de El Rubio fue derribada y queda sólo el hueco entre otras y una malla de color verde.

Otro hombre que conoce al reo que saldrá en libertad, que también prefirió conservar el anonimato, afirmó que "el sabrá lo que habrá hecho. Lo mejor es que no se aproxime. Lo vigilarán". "En su chabola tenía basura y animales, como conejos. Lo conocí cuando colocó el suelo en una finca. Se comenta que el niño que sufrió agresión sexual [en 2012] no fue el primero, sino que también abusó de una niña", agregó.

Una mujer que gestiona una tienda en la entrada del casco de Doctoral, exactamente en la calle Pérez Galdós, aseguró que conoce a El Rubio y deseó "no verlo nunca". La emprendedora explicó que "yo trabajé unos 17 años en uno de los bares de esta misma calle. Lo veía fijo en ese local y en otro bar. Me insultaba muy a menudo, incluso cuando yo llegaba a las cinco de la mañana. Era malcriado y malhablado con las mujeres". "Unos amigos suyos y él robaban animales y luego enterraban cosas. Una vez desapareció un teléfono del bar. Sospeché de él y encontramos el teléfono en su chabola. Muchos de aquí no quieren verlo", agregó.

Otro vecino de Doctoral, de mediana edad, sentado en la esquina de las calles Hermanos Rivero y Pérez Galdós, opinó que "no está claro que él esté implicado en la desaparición de Yéremi y parece que no hay pruebas. Eso leí". Un sexagenario que estaba sentado junto al otro sentenció: "que ni aparezca por aquí".

Otro varón oriundo de Doctoral, de nombre Manuel, comentó que "hice la mili con él [Antonio Ojeda ]en Zaragoza hace 40 años. Él me parecía un tipo normal. Él sabrá lo que hizo. Está marcado".

Una octogenaria, que reside en la calle Guayre de Doctoral, cerca de la casa en la que vivió hace años El Rubio con su madre, hermanos y hermanas en la calle Roque Nublo, afirmó que "conocí bien a esa familia. Él no es trigo limpio y sí un traicionero".

Antonio Ojeda tiene seis hermanos, de los que tres ya fallecieron. "No queremos saber nada de él, ni tenemos relación. No irá a su casa", aseguraron fuentes familiares.

Reapertura del caso

La familia de Yéremi Vargas confía "poder saber la verdad" respecto a lo que pasó al menor cuando desapareció mientras jugaba en un solar colindante a la casa de los abuelos maternos, en Los Llanos. Los familiares de Yéremi contrataron el año pasado al abogado Marcos García Montes, letrado muy conocido por haber llevado casos muy mediáticos como las defensas de José María Ruiz-Mateos, en el caso Rumasa, o el de Rocío Wanninkhof, joven que fue asesinada.

El objetivo de García Montes es que se reabra el procedimiento porque consideró que hay diligencias que no se hicieron o que no se practicaron correctamente, como manifestó en julio de 2019.

El juez Juan Manuel Hermo Costoya, del Juzgado de Primera Instancia número 2 de San Bartolomé de Tirajana, desmontó en octubre de 2017 la tesis de la Guardia Civil que apuntaba a El Rubio como sospechoso de la desaparición de Yéremi Vargas por falta de pruebas, al tiempo que instaba al instituto armado a continuar con la investigación.