Con la sinfonía de una conversación entre un mirlo y un capirote alegando en un laurel se plantaba ayer en el barranco de la Virgen el último barbuzano de una tanda de 26.000 plantas de laurisilva, repartidas en 30 hectáreas de superficie propiedad de la empresa Agua de Firgas.

Con esta simbólica plantación, que escenificaba dando sachazos el presidente del Cabildo, Antonio Morales, se da por finiquitado el programa PostLife+Rabiche, última etapa de un ambicioso proyecto iniciado en 2013 que ha supuesto la reforestación en el Parque Rural del Bosque de Doramas de un cuarto de millón de ejemplares propios del ecosistema: como palo blanco, faya, viñátigo, acebiño, brezo, barbuzano o laurel, entre otros, y que han ido insuflando vida a la mítica selva de Doramas para también dar cobijo a la paloma rabiche, reintroducida en Gran Canaria ese mismo año en una estrategia medioambiental conjunta tras su desaparición de la isla hace más de un siglo.

Francisco Sosa, director del parque, calcula que a día de hoy ya sobrevuelan los cielos del entorno del cauce entre 350 y 400 ejemplares, atendiendo el aproximado a la merma producida por depredadores como los gatos o las ratas. Pero, en cualquier caso, una delegación de siete palomas se presentaron al acto de cierre del PostLife, observando la maniobra posadas con discreción en un algo lejano cable de alta tensión, y que a partir de ahora les ofrece otra gran parcela que en poco dará sombra y cobijo a la fauna tras una inversión que ha supuesto el desembolso de 310.000 euros y el trabajo de varios meses de los operarios de Gesplan Moisés Alemán, León Martel, Adelina López y Coromoto Quintana, comandados por el capataz Alberto Hernández.

Allí continuaba la cuadrilla en otro bancal desbrozando a destajo y desmadejando montañas de caña tras dar macho a una FORST ST8, una bestia del triturar animada por un motor Kubota de 45 HP, capaz de convertir la maleza en un muching que retiene en el suelo la humedad que requieren los párvulos árboles en los primeros meses de vida.

Este trabajo, sin embargo, tiene un fruto exponencial, porque basta plantar un área para que naturaleza la convierta en otras nueve, de tal forma que es visible cómo la masa reforestada en los lugares accesibles, van conquistando con el tiempo, y la inestimable ayuda de las propias palomas reintroducidas, entre otras especies, lomas, empinadas laderas, degolladas y culatas. De tal forma que en estos momentos ya existe reocupado un 5 por ciento de la selva de la que hablaban las crónicas tras la Conquista, tras ser reducida a apenas un 1 por ciento en los años 50 del siglo pasado.

Pero, para seguir ampliando el monteverte también se tiene consolidar la complicidad entre las administraciones públicas y la propiedad privada, ya que como recordaba ayer Morales, un 95 por ciento de la superficie susceptible de repoblar en la isla de Gran Canaria, está en mano de particulares.

Y calificaba que esta sinergía es cada vez menos excepcional, puesto que gracias a esta colaboración, como subraya la Corporación, ya están repobladas parcelas de San Fernando, El Comandante, El Rayo y El Rapador, "transformando terrenos rústicos baldíos en pulmones verdes".

De hecho el director de Agua de Firgas, José Luis León, presente ayer en el acto simbólico del cierre del programa, explicaba que su empresa "no dudó en implicarse pues posibilita que la población tenga un entorno mucho más verde, que aportará más oxígeno a la atmósfera y que además contribuirá al aumento de la calidad de vida en la isla", para añadir también la colaboración de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas para transformar estas últimas 30 hectáreas de maleza en parte de la revivida Selva de Doramas.