Las lluvias, el frío y la nieve no son inusuales en la primavera canaria. Ya en 2014 se vivió una de las nevadas más abundantes que se recuerdan en las Islas en un mes de marzo y ayer esta estampa invernal se volvió a repetir. Tras un domingo en el que predominaron los chubascos intermitentes pero a menudo torrenciales y los vientos huracanados, los tinerfeños se levantaron con una estampa que ya creían imposible para este año: el Teide cubierto por un intenso manto blanco.

Las lluvias como las que dejó esta Depresión aislada en niveles altos (Dana) son las más adecuadas para calmar la sequía que venía arrastrando el Archipiélago. Tanto este enero como febrero han sido meses inusualmente cálidos y muchos canarios -investigadores incluidos- daban ya por perdido el invierno. De hecho, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) este invierno ha sido uno de los más secos de los últimos 30 años. Tal es la envergadura del problema que el Gobierno de Canarias se planteó a principios de enero si declarar o no la situación de emergencia en el Archipiélago por sequía.

Pero en último momento, en medio de una crisis sanitaria mundial y con la población confinada en sus hogares, las corrientes atmosféricas han permitido que, por fin, llegue a las Islas ese ansiado agua que tanto necesitaban el campo y las reservas hidrológicas. "No es lo más habitual, pero tampoco ha sido usual el invierno seco", resaltó Victor Quintero, director provincial de la Aemet.

Virgilio Carreño fue una de las dos personas que subió ayer a hacer guardia en las instalaciones del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña. La noche, como recuerda, fue "muy completita". "Hizo viento fuerte, precipitó en forma de granizo y sobre las cuatro de la mañana tuvimos una tormenta eléctrica", narra el observador meteorológico. Su función y la de su compañero de fatigas era asegurarse de que ningún instrumento de medición meteorológica sufría las consecuencias de la tormenta, y para dicha tarea se prepararon los días previos en virtud de las predicciones de las que disponían.

Durante la noche, cuando las rachas de viento empezaron a azotar fuerte las ventanas, llegaron a sentir miedo. Además, el continuo traqueteo de las piedras de hielo sobre las ventanas del centro y alguna caída de hielo sobre el techo del edificio acumulada en uno de sus pararrayos, hizo que el descanso fuera una ardua tarea prácticamente imposible de completar. En todo caso, Carreño resaltó que tanto él como su compañero se encontraban en buenas condiciones y en todo caso se mostró aliviado: "Ya dábamos por perdido el invierno, esto nos ha dado un respiro".

Y, mientras el viento deja de soplar embravecido, la lluvia ha decidido establecer su residencia primaveral en las Islas. Según la Aemet, una nueva borrasca tiene previsto pasar por el Archipiélago y volverá a descargar de nuevo sobre Canarias una serie de chubascos, aunque esta vez de una manera menos abundante. "Se situará al este del Archipiélago y dejará lluvias menos persistentes a partir del miércoles por la tarde", destacó Quintero.