La Provincia - Diario de Las Palmas

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Crisis del coronavirus La solidaridad en tiempos de pandemia

Solidaridad en tres dimensiones

Particulares y empresas suman esfuerzos para producir material de protección contra el Covid-19

Una familia de Firgas realiza viseras autoprotectoras para repartir por el municipio con su propia impresora 3D. LA PROVINCIA / DLP

Las imágenes de sanitarios sin las medidas de protección frente al coronavirus necesarias para ejercer su labor se han repetido en las últimas semanas en los centros hospitalarios y sociosanitarios de todos los rincones del país. Por eso, una serie de empresarios y particulares se han coordinado para elaborar viseras protectoras con las impresoras 3D que tienen a su disposición, en una iniciativa a la que se han sumado colectivos y administraciones para tratar de mejorar el equipamiento del que disponen los trabajadores que se encuentran en primera línea de fuego. Una muestra más de altruismo que llega desde la sociedad para dar respuesta a aquellas demandas a las que no llegan los gobiernos.

Gáldar, Guía y Firgas ya se han puesto manos a la obra con parte de su entramado empresarial o con la desinteresada colaboración de los vecinos para utilizar estas impresoras 3D con modelos para crear viseras protectoras, que previenen mejor el contagio que las mascarillas desechables ya que cubren todo el rostro y no solo la nariz y boca. La elaboración casera de estos elementos servirá para dotar a los sanitarios que trabajen en estos municipios de una barrera de entrada contra el coronavirus, y las corporaciones ya han repartido algunas de ellas en centros sociosanitarios y de salud, así como al personal municipal que se encarga de las ayudas a domicilio y a los policías locales. En función de la calidad de la máquina, se podría producir cada uno de estos elementos en alrededor de una hora y media, incluso menos si son industriales.

A principios de mes, en Gáldar habían repartido ya 308 pantallas protectoras y todavía les quedaba un stock de 100 más. De las que ya habían llegado a la ciudadanía, 40 fueron para la residencia de mayores de Barrial, 15 para el personal municipal, 39 para el centro de salud y 30 más para el de especialidades, diez para la UCI del Hospital Doctor Negrín, 133 para sanitarios y personal sociosanitario galdenses, 39 para establecimientos de atención al público y dos más para personal de servicios funerarios.

El reparto continúa todavía y lo seguirá haciendo entre aquellos habitantes del término que trabajen en primera línea, aunque sea en otras localidades de la Isla. Una vez que esté toda la ciudad abastecida, se empezarán a cubrir las demandas de los pueblos colindantes que no disponen de estas impresoras 3D.

En la Ciudad de los Caballeros hay 11 de estas máquinas funcionando a pleno rendimiento desde que el Ayuntamiento decidió coordinar todo este proyecto, y desde entonces se han elaborado varios centenares de piezas al tiempo que se sigue animando a aquellas personas o empresas que tengan una de estas impresoras para sumarla a la causa.

También se inició el proceso para que quien tenga interés en obtener una de estas soluciones temporales pueda rellenar un formulario con sus datos. Desde que abrieron este trámite, se han superado ya las 1.000 solicitudes, que llegan de todos los puntos cardinales de la Isla, no solo de Gáldar, aunque el municipio siempre será la prioridad.

El concejal de Nuevas Tecnologías del municipio norteño, Julio Mateo, explicó que el propio Consistorio se encarga de facilitar el material a estas personas para que hagan la visera y que, una vez fabricada, las recogen y terminan de montar empleando "las láminas de acetato y la cinta para sujetarla". Si bien admite que está siendo complicado encontrar proveedores tras el anuncio de Sanidad en el que va a requerir el acetato al entender que es un producto de primera necesidad. Además, ante el incremento de la demanda, también han subido los precios.

La impresora de todo un pueblo

Por su parte, en Firgas una familia se ha encargado de fabricar todas las pantallas protectoras que ya emplean los sanitarios, agentes y funcionarios municipales del pueblo. El hijo, Héctor Rodrígez, que es diseñador gráfico, adquirió hace unos meses una impresora 3D para uso personal y, ante la situación por la que atraviesa el país y viendo las iniciativas que estaban surgiendo por toda la Península, decidió ponerla a disposición de sus vecinos y se puso en contacto con el Ayuntamiento para coordinar las acciones.

"En mi familia siempre hemos tenido la costumbre de ayudar en lo que podamos, y como canarios que somos, pues queremos colaborar, ya que tenemos familiares y conocidos que han estudiado Medicina o son sanitarios, y amigos que son policías o enfermeros, y por lo menos tratamos de que puedan seguir trabajando para salvarnos", señaló.

Hasta ahora, se han costeado la producción, ya que disponían de tres bobinas de un kilo de filamento de plástico (PLA), material utilizado por las impresoras 3D para elaborar los diseños. Hasta el lunes ya había gastado una de ellas, con la que ha desarrollado unas 30 de estas viseras. Sin embargo, con el acetato sí que está teniendo más problemas, y por ello el Ayuntamiento de Firgas hizo un llamamiento a la ciudadanía del municipio para que done este material si lo encuentra por casa.

Hasta el momento, la familia Rodríguez Vega ya ha conseguido casi 15 metros gracias a la ayuda de diversas personas y del Consistorio.

Basándose en los diseños que pueden descargarse de Internet, la impresora va derritiendo el filamento de plástico y va trabajando por capas hasta terminar fabricando el producto en cuestión. En el caso de la máquina de esta familia firguense, que no es industrial, este proceso dura casi dos horas en completarse. Aun así, ya han surtido de estas viseras protectoras a los centros de salud de Firgas y Moya, así como a los policías locales y trabajadores municipales del primero, y enviaron otras 15 a Teror, a la espera de conocer cuántas hacen falta en Valleseco y Arucas.

Y es que tanto Gáldar como Firgas intentarán abastecer a cuantos más municipios mejor con estas soluciones temporales a la espera de que las mascarillas y EPI lleguen pronto. Y es que, como recuerda Rodríguez, "si todos ponemos un poquito más, no pasarían tantas desgracias".

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