"Vamos todos saliendo adelante como podemos, dadas las circunstancias. Les hemos dicho a los clientes que estamos a su disposición para lo que necesiten. Si les falta agua o algún medicamento, les ayudamos con eso y se lo llevamos a casa. Me siento bien, porque cuando alcanzo a la gente lo que necesita veo sus caras de agradecimiento y es muy gratificante. Es verdad que tengo un poco de miedo, porque los repartidores no somos inmunes. Utilizo bragas, mascarillas, gel y guantes que desecho con cada pedido. Supongo que llevo todo esto como la mayoría, esperando que pase lo más rápido posible. Estamos mal, pero con la esperanza de que vuelva la normalidad".