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Crisis del coronavirus Ayuda con las nuevas tecnologías

Solidaridad informática

Yeray de Boso, vecino de Maspalomas, ayuda a los mayores a realizar gestiones bancarias por internet y echa una mano a los padres con los deberes de sus hijos

El informático Yeray de Boso, en su establecimiento de Maspalomas. LP / DLP

Imprime desde su aparato los deberes para que los niños no pierdan el ritmo de la escuela durante este período de confinamiento, ayuda a las personas mayores que lo necesitan a hacer las gestiones bancarias mínimas para cobrar la pensión, congela las cuotas que cobra a sus clientes e incluso asiste de forma gratuita a aquellas personas que tienen problemas en sus ordenadores durante el teletrabajo. Algunas de estas acciones las hace de forma permanente a lo largo de toda su vida, pero otras las realiza de manera específica durante el estado de alarma. Como informático que es, Yeray de Boso lucha contra los virus con todas las herramientas a su alcance, y contra el Covid-19 su mayor arma es la solidaridad.

A Yeray le da algo de pudor hablar de su labor altruista para sus conciudadanos y el trabajo para convencerlo para aparecer en estas páginas ha sido cuanto menos intenso. "Todo lo que hago no tiene realmente importancia alguna, las haría en cualquier momento así que tampoco es tan significativo", se atreve a decir. Pero lo cierto es que las buenas acciones de este informático de Maspalomas están haciendo posible que más de una persona pueda sortear algunas dificultades en sus gestiones diarias durante estas semanas de cuarentena.

Regente una tienda de informática en San Bartolomé de Tirajana, que puede mantener abierta ya que los servicios de telecomunicaciones han sido considerados como esenciales en el decreto del estado de alarma aprobado por el Gobierno, y es allí donde recibe todas las peticiones de ayuda durante estos días.

Hasta su establecimiento se han acercado estos días varias personas mayores para solicitarle ayuda para extraer dinero del cajero que se encuentra a 150 metros de la tienda. "No había ocurrido con anterioridad, nunca había ayudado a un anciano de esta forma, creo que tienen miedo a que le quiten el dinero de la cuenta", reflexiona Yeray, quien además con un trozo de cartón ha hecho un apaño en el cajero automático para que evitar que el reflejo del sol en la pantalla impida a los mayores ver con claridad el aparato. Se acercan con el código PIN anotado en una hoja. "Ahí uno se juega el tipo, porque nunca se sabe si a lo mejor algún anciano puede decir luego que le he robado su dinero", relata Yeray.

Y eso entre la ayuda altruista ajena a su profesión. Entre las tareas más vinculadas a su trabajo, hasta la tienda han llegado ya mayores que no se manejan en el uso de las nuevas tecnologías para pedirle ayuda con gestiones administrativas varias tales como el envío de informes médicos o gestión bancaria online o la cancelación de viajes, por ejemplo. "Muchos no saben qué es un correo electrónico o un fax, y a mi no me cuesta nada escanear sus documentos, enviarlos donde me pidan y que ellos se queden tranquilos", afirma el informático.

Su labor solidaria alcanza también a los más pequeños de la casa, ya que se forma voluntaria ha impreso los deberes a los padres con menos recursos para que sus hijos no se queden sin estudiar ni pierdan el ritmo del aprendizaje mientras dure el confinamiento. En este ámbito, si los padres tienen una impresora pero no tienen el ordenador, les configura el móvil para que desde allí puedan enviar los archivos y evitarles así el desembolso en un ordenador en esta fase de incertidumbre económica derivada de la crisis sanitaria generada por el coronavirus.

Altruismo sí, pero con limitaciones; y es que Yeray deja claro que mientras algunas labores sí son permanentes en su forma de ser, otras solo las pone en práctica durante esta crisis. "No lo hago todo gratis", afirma, "solo que en estas circunstancias de confinamiento uno ayuda".

Le echa una mano a los mayores y a los menores, pero también a sus clientes. En este sentido, a través de su empresa Yeray ha decidido congelar las cuotas de mantenimiento a todos sus clientes mientras dure este estado, ya que el 90% de ellas dependen del turismo, un sector que ahora mismo está cerrado a cal y canto tras la salida de la gran mayoría de los turistas de las Islas y el cierre de los complejos alojativos hoteleros y extrahoteleros.

Para quienes trabajan estos días desde casa, por su parte, este informático sureño ofrece cuatro asistencias diarias gratuitas para aquellos que tengan problemas en sus equipos informáticos derivados del teletrabajo, que resuelve a través de un acceso remoto a sus ordenadores. Y no se deja a nadie atrás: ha donado cargadores de móviles a quien se le ha roto el suyo, abastece a los agentes de policía de gel hidroalcohólico cuando pasan por las inmediaciones de su establecimiento e incluso ha comprado y donado hilo de filamento PLA para la impresión de máscaras 3D que realiza un centro sanitario de Las Palmas de Gran Canaria.

Yeray mantiene estos días su tienda abierta como le permite la normativa vigente y a través de ella realiza voluntariamente todas las acciones que están en su mano. "Si me lo puedo permitir, no dejaré que otra persona haga un gasto excesivo en esta situación", concluye. Arrima el hombro en situaciones excepcionales. Yeray es el altruismo hecho informática pero, ante la picaresca, antivirus.

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