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Adiós al 'inventor' del Sur

Un 'loco imaginario', hijo adoptivo de San Bartolomé de Tirajana

Alejandro del Castillo queda en la memoria de los vecinos como creador turístico y como financiador de estudios en el Seminario

Juan de Borbón, padre del rey emérito, y D. Alejandro del Castillo, (sentado en el trolley) jugando en el campo de Golf de Maspalomas, fundado por éste último.

Fallecío el excdelentísmo Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna, IX Conde de la Vega Grande del Guadalupe (por Real Decreto de Sucesión del 27 de agosto de 1977); Caballero de la Orden de Calatrava y Maestrante de Zaragoza. Arduo trabajo tendrán los cronistas en los próximos días confeccionando un listado de los títulos y condecoraciones que se le otorgaron a lo largo de su fructífera y larga vida.

Como este obituario se escribe esde el sur de la isla de Gran Canaria -Maspalomas-, hay que incidir en que, el 29 de marzo de 2012, se concede a Alejandro del Castillo el título de Hijo Adoptivo del Municipio de San Bartolomé de Tirajana, por "ser artífice de la iniciativa que convirtió unas tierras de labradío secano, en modelo de referencia turística a nivel internacional".

En aquella ocasión tuve el grandísimo honor que se me encomendase la confección del informe que justificaba la concesión de este nombramiento y uno de los argumentos que se esgrimieron fue que: Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna fue el impulsor, junto a su familia, de la creación de la marca 'Maspalomas Costa Canaria' y de la zona turística de Maspalomas y que, de forma atrevida y arriesgada (aún siendo tachado de "loco imaginario"), convocó el Concurso Internacional de Ideas Maspalomas Costa Canaria (1961), que dio a conocer el nombre de Maspalomas al mundo.

Y es que el protagonista al que se despide llegó a contar que fue así literalmente: Alejandro del Castillo, al ver cómo los turistas se iban a Maspalomas cuando hace mal tiempo en Las Palmas de Gran Canaria e incluso las agencias organizaban excursiones de ida y vuelta tan sólo para bañarse en sus Playas, convence a su padre (Alejandro del Castillo y del Castillo), para transformar el Sur grancanario en el emporio turístico que hoy en día disfrutan turistas de más de medio mundo.

Y es así como, con su impronta, consigue cambiar el rumbo de la historia y un sur árido y estéril, anclado en la agricultura y la pobreza, pasó a ser protagonista de una de las pujanzas económicas más trascendentes de España. Difícilmente se podria imaginar a principio de los años sesenta del siglo XX la transformación social y económica que iba a suponer para el archipiélago canario, para la isla de Gran Canaria y para el municipio de San Bartolomé de Tirajana en particular, el nacimiento de la zona turística de Maspalomas.

También se leía en aquel informe que con el galardón se vendría a homenajear y valorar la previsión y visión de futuro que desde el principio se tuvo Alejandro del Castilla cuando nadie apostaba por las iniciativas innovadoras y atrevidas, cediendo terrenos, patrocinando, construyendo y haciendo de mecenas en empresas como el primer hotel de cinco estrellas (el Hotel Maspalomas Oasis); El Restaurante Maspalomas ahora el Senador, Restaurante El Abanico" en Playa del Inglés, el Aeroclub de El Berriel, el primer parque temático de España: el Poblado Americano o Sioux City; el Templo Ecuménico, el primer spa de España: El Centro Helioterápico Canario; el Campo de Golf de Maspalomas, la edición de la Revista Maspalomas Costa Canaria o Instituir el Premio 'El Guanche de Oro'.

En la persona de Alejandro del Castillo también se venía a reconocer las contribuciones que la familia Castillo ha tenido para con la isla de Gran Canaria en general y el pueblo de Maspalomas en particular, como: las presas, galerías, pozos, trasvases de aguas, etc., que ha construido, cedido o patrocinado; la época de labranza medianera, en que los pueblos costeros del municipio no conocieron la hambruna y las escaseces; los cultivos y exportaciones de tomates y plátanos, que dieron trabajo y sustento a los lugareños en épocas de conflictos y posguerra.

Finalmente, también se apostó por saldar en su persona una deuda del municipio tirajanero y del pueblo de Maspalomas y su gente para con el Condado de la Vega Grande, por aquellas contribuciones paralelas al nacimiento de la primera industria turística de España, como La Guardería Los Dados, la primera Casa-Cuartel de la Guardia Civil, cuya madrina fue su esposa, María del Carmen Benítez de Lugo y Massieu; los poblados de San Fernando, Juan Grande y el Pajar; la Iglesia de San Fernando y, por supuesto el museo de la finca condal de Juan Grande, un largo sueño acariciado por Alejandro del Castillo y que pudo ver inaugurado.

En definitiva, con el fallecimiento de Alejandro del Castillo no se cierra una página, todo lo contrario, se abre un gran libro que, al menos en lo que algunos vecinos de San Bartolomé de Tirajana, tratarán de mantener abierto por siempre.

Y es que también, llega el momento de decirlo, el que suscribe ha perdido al Padrino de confirmación, y a quien junto con su esposa María del Carmen Benítez de Lugo, costeó mis estudios en el Seminario Diocesano. Hoy la familia recibe las condolencias de todos; sus hijos, nietos, hermanos y demás familia, que llevan este amargo trance agravado por las circunstancias que padecemos con la epidemia.

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