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Moya Plan director de la zona comercial abierta

Moya estudia acotar el uso del coche entre 54 medidas para animar el comercio local

El plan para revitalizar la zona comercial abierta del casco prevé reconvertir el infrautilizado mercado municipal - El reto es invertir 3,66 millones antes de 2025

Imagen de la estación de guaguas de Moya, que acoge en su planta alta el mercadillo municipal. J. O.

Moya proyecta la reconversión del infrautilizado mercadillo municipal, la recuperación de una carta cromática en las fachadas que recupere la esencia del pueblo, la armonización de los rótulos de los negocios, y pone sobre la mesa la puesta en marcha de aparcamientos de pago como zona azul y restricciones de paso al vehículo en calles céntricas, dentro de un conjunto de acciones para potenciar la zona comercial abierta. El plan, que acaba de elaborarse con 54 actuaciones, contempla una inversión de 3,66 millones de euros hasta 2025, y prevé la implantación de taxis colectivos, y el 'metrominuto', una guía equiparable a las de los metros de las capitales, para orientar al visitante.

Ir de tiendas es una alternativa de ocio al alza. Y es una forma de dar vida a los cascos antiguos y proteger las tiendas tradicionales. Para evitar su cierre, el Ayuntamiento cuenta ya con un modelo del futuro área comercial abierta, que tiene como objetivo "la definición de un programa estratégico orientado a recuperar la zona, conservarla y promocionarla como centro tradicional de compra y ocio".

La zona reúne, según el documento, una red de equipamientos y espacios libres, que pueden aportar "múltiples potencialidades". Ahí se localiza el mercadillo, la estación de guaguas, el parque Pico Lomito y la iglesia, que fomentan actividades de esparcimiento, "con constatables beneficios para el turismo". Su herencia histórico-cultural queda representada por 49 bienes inmuebles, con valores de patrimonio arquitectónico y etnográfico.

El comercio genera apenas 65 empleos, dentro de una población de 1.350 personas en todo el casco de Moya. En general, predominan los negocios familiares que han sido una fuente de empleo estable. Y también son lugares de encuentro vecinal y de relaciones sociales. Pero corren el riesgo de echar el cierre, por lo que se requiere "medidas urgentes de mejora".

El plan distingue cuatro grandes líneas de trabajo: impulso y revitalización del comercio; mejora de la movilidad; renovación de la calidad ambiental y de acogida del público; y, por último, la promoción y dinamización de la zona. Y dentro de ellas, hasta 54 medidas concretas.

Una de las acciones consiste en reforzar la marca 'Moya, la villa verde', aprovechando que un 60% de su territorio está constituido por espacios naturales protegidos. Por este motivo, se apuesta por un programa de adhesión de los negocios a la marca, para fijar estrategias de trabajo común, con la promoción de este lema y el asociacionismo comercial. El punto de encuentro puede ser la asociación de empresarios Aemoya, que también debe modernizarse, ya que adolece hasta de una página web propia.

La potenciación de la zona comercial pasa por la mejora de la movilidad. El plan de trabajo contempla un rediseño del Paseo Doramas, con el ensanche de la acera izquierda, entre la estación y la parada de taxis, con un mínimo de 1,80 metros de ancho. Se reserva una plaza de estacionamiento para personas con movilidad reducida y la mejora de la accesibilidad.

En segundo lugar, se propone un nuevo diseño de Pico Lomito, que podría incluir plataformas salvaescaleras.

En tercer lugar, el acondicionamiento de la calle Magistral Marrero y la calle Miguel Hernández, con limitación para los vehículos. En la actualidad, ambas, en el corazón del casco, están remodeladas con aceras y calzada al mismo nivel. "Aunque cumple con una gran parte de requisitos en materia de accesibilidad, incumple los requerimientos en cuanto a su mobiliario". Para resolverlo se propone acondicionar este tramo entre la calle Juan Delgado y la calle Poeta Tomás Morales, priorizando el uso al peatón. El paso de vehículos se limitaría a los residentes (tanto de las calles Magistral Marrero y Miguel Hernández como de León y Castillo, a la que se accede desde Magistral Marrero); a los vehículos de personas con discapacidad; los taxis; transporte de carga y descarga de mercancías; de emergencia; y vehículos oficiales.

Pérgolas con acceso a Internet

Los redactores animan a renovar la calle Poeta Tomás Morales y la calle Pico Lomito. "Representan un eje de conectividad muy importante, tanto rodada como peatonal". Esta actuación contemplará, en el primer tramo de la calle Poeta Tomás Morales partiendo del propio museo y la iglesia, el ensanche de la acera hasta alcanzar al menos 1,80 metros en el margen izquierdo de la calle. Una vez superados puntos de estrechamiento por las viviendas, se propone incluir un paso de peatones con construcción de vado peatonal para que el itinerario peatonal accesible pase al margen derecho de la calle. Este itinerario se prolongará a través de l Pico Lomito hasta la altura del mercadillo, recogiendo en el itinerario el nuevo mirador en ejecución, con el cementerio, sirviendo de conexión peatonal principal para los establecimientos comerciales de este entorno de la zona comercial.

Y, por último, el acondicionamiento del acceso y entorno de la plaza de La Candelaria, con una mejora de la accesibilidad universal, e interviniendo en el lugar para lograr un espacio atractivo de mirador y convivencia, donde podrán celebrarse eventos ligados al fomento del comercio. Para el mirador de la trasera de la iglesia se anima a colocar pérgolas con placas fotovoltaicas sobre los bancos que, además de dar sombra, permitan la recarga de aparatos electrónicos, como los móviles.

Un asunto siempre controvertido es el aparcamiento de pago. Y los redactores detectan una escasez de espacios. Los estacionamientos más cercanos a los comercios son utilizados por los propios comerciantes y trabajadores para estacionar su vehículo durante muchas horas. "Este comportamiento reduce los aparcamientos disponibles para los visitantes". Para evitar esta realidad, el plan aboga por crear una zona regulada.

Taxis colectivos

Entre las medidas se habla de crear aparcamientos disuasorios, "para racionalizar y compatibilizar el uso del espacio público y el estacionamiento de vehículos". Implicaría a las calles Pico Lomito, Juan Delgado, Paseo Doramas, y plaza de Simón Milián. "Para que tengan el resultado esperado, se propone que el sistema de regulación no tenga coste alguno, al menos inicialmente, para incentivar a los usuarios del vehículo a utilizar los aparcamientos regulados".

A esto se suma la implantación de puntos de recarga de vehículos eléctricos en la calle Pico Lomito, en el paseo Doramas, Plaza Simón Milián y la estación para fomentar su uso.

El reto es fijar una estrategia que permita impulsar los medios de transporte colectivo, sobre todo con conexión a los núcleos rurales. Entre las acciones se incluye la puesta en marcha del taxi colectivo, para grupos de hasta ocho personas. Para ello se promoverá la adquisición de furgones mediante incentivos municipales, favoreciendo los vehículos ecológicos.

"Una opción es implantar una aplicación para el móvil con servicio de mensajes, tipo tablón de anuncios, donde poder reflejar los horarios a los que cualquier vecino desee desplazarse y que otras personas puedan sumarse a esa petición y compartir los gasto". También se habla de una ruta de guagua circular.

Una de las ideas barajadas es la mejora de la cartelería de los negocios dentro de la zona comercial abierta. Para ello se plantea la creación del denominado 'Metrominuto Moya'. Esta guía incorporará un plano tipo metro, para orientar de forma inmediata y en tiempo real de los recorridos, los tiempos empleados, y el nivel de accesibilidad universal a lo largo del trayecto.

Para obtener una imagen propia y diferenciadora de la marca 'Moya, la villa verde', los establecimientos deben homogeneizar su cartelería. Con ello se propone acabar con la variable tipología de tamaños, colores, materiales y formas empleados en los actuales rótulos comerciales del casco, y conseguir mejorar la imagen y atractivo del entorno urbano. A esto se suma la creación de la ordenanza reguladora de terrazas y de toldos.

Para potenciar el patrimonio arquitectónico e histórico, se regulará la carta cromática de los inmuebles, rescatando los colores tradicionales a partir de la identificación de un patrón en algunas fachadas y en fuentes históricas y mediante consultas orales.

Y para potenciar la imagen nocturna se instalará una iluminación ambiental homogénea, diferenciada del resto del núcleo urbano, en inmuebles como la iglesia, Casa-Museo Tomás Morales, ayuntamiento, la heredad de aguas y el cementerio.

El plan director insta a la reconversión del edificio del mercadillo municipal, que tiene un uso muy limitado, para renovarlo como un espacio polivalente, que servirá para fomentar actividades diversas y la reactivación comercial de actividades tradicionales. El inmueble está situado en un lugar estratégico, que permitiría completar la estructura comercial.

El plan resalta el alto potencial de las calles Luján Pérez y la plaza Simón Milián, dada la concentración de comercios. "El exhaustivo análisis de la zona nos define un espacio urbano delimitado perfectamente y que agrupa una oferta integradora de comercios que deben cooperar entre sí y con la administración para mejorar su atractivo y compartir servicios".

Los autores detectan problemas estructurales a resolver en accesibilidad universal del casco, por las aceras estrechas y en muchos casos invadidas por alcorques y luminarias. Y la escasez de mobiliario, que no siempre se adapta a la normativa y ausencia de señalización integral que ponga en valor el centro tradicional de compras.

El plan debería estar ejecutado en 2025. Y llevar a cabo las medidas para mejorar el tejido comercial de la zona comercial y el espacio en el que se integra alcanza los 3.660.000 euros.

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