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Turismo | Las conexiones aéreas

El aeropuerto de Gando apenas está a un tercio de su operatividad habitual

Gran Canaria recibe 70 vuelos, de los que nueve son internacionales y quince de la Península - Los controles sanitarios se realizan con fluidez, al contrario que Baleares

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Más movimiento en el Aeropuerto de Gran Canaria

El aeropuerto de Gran Canaria registró ayer 135 operaciones, 70 de llegadas y 65 de salidas, unas cifras que quedan aún muy lejos de lo que era habitual antes de la pandemia de Covid-19, pero que ya suponen más de un tercio de los vuelos que se realizaron en julio de 2019. Aunque una gran parte de las instalaciones siguen cerradas, el recinto de Gando empieza a recobrar la normalidad y eso se refleja en los letreros de información. Hace unas semanas, en los peores momentos de la pandemia, los vuelos programados cada día no ocupaban ni uno de tres paneles electrónicos colgados en las terminales. Ayer ya llenaban dos paneles enteros y casi la mitad del tercero.

Al contrario que en el aeropuerto de Mallorca, donde se están produciendo aglomeraciones por los controles sanitarios, en Gran Canaria hay total fluidez por el menor número de llegadas internacionales y por la diligencia de los viajeros en el cumplimiento de las nuevas normas.

La mayoría de esas operaciones siguen correspondiendo a trayectos entre el Archipiélago, pero cada día crecen las conexiones con las ciudades de la Península y empiezan a despuntar los vuelos desde el extranjero, en los que llegan los primeros turistas europeos con destino a los hoteles del sur de la Isla.

En la jornada de ayer viernes, inicio de las vacaciones para muchas personas, hubo nueve llegadas internacionales, ocho desde los aeropuertos europeos de Amsterdam, Zurich, Milán-Bérgamo, Bristol, Londres, Dusseldorf, Frankfurt y Cork, y otro desde la localidad mauritana de Nouadhibou. Los del Reino Unido aún vienen con media o poco ocupación, pero los de Holanda o Alemania llegan casi llenos de turistas.

En estos primeros días de julio también se aprecia un incremento de los vuelos con la Península. Ayer aterrizaron 15 aviones, siete de Madrid, dos de Barcelona y uno de Pamplona, Valencia, Santiago de Compostela , Málaga, Sevilla y Vitoria. En las llegadas interinsulares hubo 20 de Tenerife, 12 de Lanzarote, 10 de Fuerteventura, 2 de La Palma y 2 de La Gomera.

"La actividad se va incrementado poco a poco, de una manera positiva, y a partir del día 1 de julio se ha notado un salto cuantitativo en las operaciones, pues ya estamos en el orden de 140 a 150 diarias y, dentro de lo que cabe, la ocupación de los vuelos es bastante alta", explicó el director del aeropuerto, Santiago Martínez-Cava, quien confió en que la actividad siga al alza y a mediados de julio se pueda reabrir una parte de las instalaciones que están cerradas desde la declaración del estado de alarma.

Actualmente solo está abierto el llamado filtro Norte, es decir, la facturación y llegadas 1, mientras que el filtro Central, con las salas 3 y parte de la 2, permanece cerrado al público.

"Estamos en un poco más de un tercio de lo habitual respecto a estas mismas fechas en 2019", apuntó Martínez-Cava, quien no se atrevió a aventurar una fecha para la recuperación de la actividad aérea anterior a la pandemia de coronavirus. "Es muy difícil prever cuándo se volverá a la normalidad; ya se ha dicho que este año no podremos conseguir los niveles anteriores y el año próximo será complicado alcanzarlos".

Respecto a los protocolos de seguridad para evitar los contagios, el director de Gando resaltó que hasta ahora no ha habido ninguna incidencia. "Todo está funcionando muy bien, los pasajeros internacionales y comunitarios pasan un control sanitario y hasta la fecha no ha habido ningún caso positivo entre los viajeros, a los que se les hace un control primario de temperatura y deben rellenar un documento, el PLC, en el que se toman los datos del pasajero, se hacen una serie de preguntas sobre la Covid-19 y se archivan para tenerlos localizados si con posterioridad se detectara un contagiado de ese vuelo".

El dispositivo para el control de los pasajeros internacionales está instalado en la terminal central de llegadas y muchos viajeros ni siquiera se dan cuenta de que les están tomando la temperatura corporal. Tras cruzar el control de pasaportes, los recién llegados pasan frente a una cámara que detecta una posible fiebre y después deben entregar un formulario en el que figuren el nombre, el documento de identidad, un teléfono móvil y un lugar de localización mientras permanezca en la Isla.

Ese documento aún se puede rellenar en papel, pero a partir del 1 de agosto se exigirá a través de un código QR en una aplicación especial para móviles. Solo se harán excepciones cuando se trate de personas mayores que no están al tanto de esas tecnologías. Además, se hace una inspección ocular de los pasajeros, todo bajo la supervisión de médicos de Senidad Exterior.

A petición del Gobierno de Canarias, también se toma la temperatura a los pasajeros de los vuelos nacionales, no así a los insulares. La compañía Canaryfly empezó a operar el pasado miércoles y Binter va a incrementar su actividad a lo largo de este mes de julio.

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