La Guardia Civil de Guía no halló signos de pelea en el lugar donde estaba el cadáver de Mahfuoud El Bairouki ni tampoco en su vivienda o en la contigua donde vivía el autor confeso de su muerte, al que se acusa de un delito de asesinato, según declararon ayer varios agentes ante la Audiencia de Las Palmas. En la segunda sesión del juicio con Jurado que se sigue contra el ciudadano de Mali Bakary D., han declarado más de una decena de testigos, entre conocidos del acusado y la víctima, policías locales y agentes de la Guardia Civil que intervinieron en su detención y la investigación del caso y personal sanitario del centro de salud de Guía, donde se entregó el acusado, así como un hermano del fallecido.

Su abogado pide una condena de 10 años por un delito de homicidio, mientras que la fiscal y la acusación particular, que representa a la familia del fallecido, solicitan una condena de 18 años de prisión con la atenuante de confesión por un delito de asesinato, ya que sostienen que el procesado atacó de forma sorpresiva a la víctima, quien no tuvo oportunidad de defenderse porque estaba borracho.

El agente de la Guardia Civil que efectuó la primera inspección ocular del crimen ocurrido la madrugada del 24 de mayo de 2018, así como los otros tres del laboratorio de criminalística que se personaron horas después, no advirtieron signos de lucha en la finca de Guía donde ocurrieron los hechos y así lo reflejaron en sus informes.

Los tres agentes de criminalística concluyeron también que el fallecido pudo ser atacado por la espalda mientras estaba sentado porque la sangre que encontraron no había caído de altura.

El guardia civil encargado de la instrucción del caso ha dicho que en su investigación determinó que el detenido actuó por "agotamiento emocional hacia su víctima" y que la relación entre ambos no era buena, dadas las declaraciones que se tomaron a las personas que los conocían. Agentes del instituto armado que han declarado en esta sesión han señalado también al Jurado que tanto la víctima como el acusado se ponían agresivos cuando bebían alcohol, según las manifestaciones que recogieron de sus conocidos.

Tras degollar a su vecino, el procesado primero se dirigió a las dependencias de la Policía Local, que se encontraban detrás de las construcciones abandonadas de la finca donde vivían ambos, pero al no hallar a nadie se fue al centro de salud de Guía.

La enfermera, la facultativo y el médico residente que estaban de guardia ese día han contado cómo se entregó y depositó el cuchillo que empleó para cortarle el cuello al fallecido, según les refirió.

Los tres testigos han indicado que el acusado se mostró tranquilo y que no se apreciaba si estaba borracho, aunque le vieron que tenía una botella de vodka medio llena, si bien a la médico le pareció que balbuceaba al hablar.

Uno de los hermanos de fallecido, que reside en Fuerteventura, ha manifestado que Mahfoud trabajaba en el campo, era tranquilo, solo bebía cerveza y nunca había tenido problemas con nadie, y que la familia reclama una indemnización de 90.000 euros por su muerte.

El acusado sostiene que cortó el cuello a su vecino ese día tras mantener una discusión y ser atacado por este, y que lo acuchilló porque estaba harto de las vejaciones a las que le sometía, después de haber bebido cerveza y vodka con el fallecido y un amigo de este. El juicio continuará este miércoles con la práctica de la prueba pericial.