La fachada del Cabildo luce un mural dedicado a Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria con motivo de su primer año como Patrimonio Mundial, un trabajo artístico cuyo objetivo era transformar la vidriera en una cueva.

Ejecutado por el artista multidisciplinar Óscar Rodríguez a partir de una instantánea del paisaje cultural tomada por el fotógrafo Nacho González, el objetivo de convertir la vidriera en una cueva ha sido posible gracias a la retroiluminación, un efecto que se puede disfrutar mejor al oscurecer el día. Además, en la parte lateral de la cristalera se encontrará un monitor que incluye imágenes del corazón de Gran Canaria y sus riquezas, las que llevaron a la Unesco a declararlo Patrimonio Mundial.

Al tener que pintar sobre un material poco habitual, el cristal, y realizarlo desde dentro, el artista se vio obligado a realizar el mural en un proceso inverso al habitual, es decir, pintando al revés.

Se trata de una obra experimental, pues era la primera vez que el autor tenía que pintar al revés y empezar por las luces y los fondos, algo que requiere una planificación muy minuciosa del trabajo.

El mural está elaborado con vinilo impreso y pintura plástica lavable, una técnica que busca lograr un efecto similar al de las vidrieras góticas pero de manera más libre y plástica para conectar al público con la tierra y lo orgánico.

Con el uso de vinilo en cierto grado traslúcido, buscó que el volumen del cristal se desprendiera del edificio para que tomara una identidad independiente que podrá ser disfrutada hasta mitad de agosto.