La cría en libertad de la paloma rabiche en Gran Canaria ha duplicado su ritmo en dos años y cuatro de cada cinco ejemplares que se avistan carecen de anilla, hecho que confirma su consolidación y el éxito de la reintroducción de esta especie endémica que desapareció de la Isla en el siglo XIX y cuyo vuelo regresó a los bosques insulares gracias al proyecto LIFE Rabiche impulsado por el Cabildo, informó su presidente, Antonio Morales.

Los avistamientos confirman la adaptación de la paloma rabiche, reintroducida en la Isla a partir de ejemplares procedentes de La Palma y que cuenta ya con una población de al menos 400 ejemplares distribuidos por la zona norte de Gran Canaria, donde es esencial para expandir la laurisilva y el bosque termófilo al dispersar las semillas de sus árboles y, por tanto, para recuperar la selva prehispánica de Doramas, un freno además ante los efectos del cambio climático y los incendios, señaló la consejera de Medio Ambiente del Cabildo, Inés Jiménez.

Esta maravillosa experiencia ha quedado recogida en un libro presentado hoy en el Cabildo. ‘Reintroducción de la paloma rabiche en Gran Canaria’ detalla el proceso y resultados del trabajo desarrollado entre 2013 y 2017 y que tiene continuidad gracias al PostLIFE Rabiche, que dispone de 1,2 millones de euros aportados íntegramente por la Institución insular para cimentar los logros con un plan de actuaciones hasta 2022.

Esta nueva fase prevé la repoblación de 80 hectáreas más de laurisilva en los próximos dos años en el Barranco de la Virgen, Barranco Oscuro y Azuaje con ejemplares de los 18 árboles propios de la laurisilva, del til al viñátigo, y que se sumarán a las 360 hectáreas recuperadas desde 2013, sumadas las 320 del LIFE Rabiche y otras 40 de su continuación desde 2018, tarea de recuperación esta vegetación del terciario que en 1950 se había visto reducida al 1 por ciento de lo que fue apenas 200 años atrás pero que ha avanzado hasta el 5 por ciento en la recuperación de sus viejos dominios en Gran Canaria.

Ahora los trabajos se centran también la renovación genética de la rabiche. Cada dos meses se sueltan 8 ejemplares del centro de cría de palomas endémicas de Canarias que el Cabildo tiene en la Finca de Osorio como parte de esta labor de recuperación de este símbolo del patrimonio natural que supone además un ejemplo de colaboración entre instituciones, sociedad y comunidad científica.

La suelta se realiza de forma escalonada. Primero se deja a las palomas en su nuevo entorno en un jaulón con agua y comida que se abre a las dos semanas y tienen a su alcance comederos y bebederos similares a los del cautiverio hasta que son capaces de abastecerse por sí solas en la naturaleza. Su distribución actual se centra en el Parque Rural de Doramas y la zona de Pino Santo, aunque se ha detectado su presencia esporádica en Bandama y puntos próximos a Tafira.

El Cabildo sigue impulsando así el vuelo de la paloma rabiche en Gran Canaria y dando alas a una historia que tuvo uno de sus momentos más importantes en 2016, cuando se constató el nacimiento del primer pollo, bautizado Corbalán en memoria del anterior Jefe de Servicio Técnico de Medio Ambiente, Pedro Martínez Corbalán-Campillo, a quien se dedica también esta publicación.

La paloma que hace volar a los bosques

La paloma rabiche es capaz de hacer que los bosques alcen el vuelo junto a ella porque aunque su verdadero hábitat es el bosque termófilo utiliza como despensa la laurisilva, situada en una cota inmediatamente superior. Los dos tipos de bosque se benefician de la labor de diseminación de semillas de la rabiche, pues en el Monteverde se alimenta de los frutos de laureles, tiles, barbusanos o mocanes y en la zona termófila de palmeras, dragos o acebuches.

La recuperación de laurisilva se ha concentrado en terrenos de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas y forma parte de los planes para restaurar el bosque y su capacidad de captación de agua y generación de acuíferos, eje precisamente del último proyecto LIFE liderado por el Cabildo, el Nieblas, para la instalación de captadores de brumas en el Barranco de la Virgen con 2,1 millones de euros.

La rabiche es una especie de 7 millones de años que no cría en árboles y lo hace en los cantiles de barrancos. Cuando existe riesgo de que sean devorados por ratas o gatos, los mayores enemigos, se retiran y ponen a salvo los huevos de esta ave cuyos destellos de color vino, verdoso y rosado han vuelto a teñir el cielo de Gran Canaria.