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Ingenio

Pancho López, recordado personaje popular

El ingeniense, hijo de molineros, dio vida y prosperidad al Punto de Ingenio v De carácter emprendedor llevó a la villa los más modernos adelantos de la época

Pancho López.

A lo largo de su historia, el municipio de Ingenio ha conocido innumerables personajes populares que por su trayectoria humana y participación en distintos acontecimientos de índole social, tuvieron un amplio reconocimiento por la sociedad en la etapa que les tocó vivir, pero que las nuevas generaciones desconocen por no figurar en ninguna enciclopedia ni en tratados de naturaleza histórica, y es solamente la transmisión oral y los más cercanos los que mantienen vivo un recuerdo que se va difuminando cada vez más con el paso del tiempo. Es por ello que hemos escogido la figura de Francisco López León, conocido popularmente como Pancho o Panchito López, para ilustrar nuestro primer trabajo periodístico sobre personajes populares “del Ingenio”.

El personaje

Le tocó vivir una época difícil de la historia, marcada por la Guerra Civil y los difíciles años de la posguerra; no obstante, gracias a su iniciativa y constancia supo crear un negocio junto a la no menos popular Conchita, su esposa, sabiendo mantener una personalidad propia, granjeándose el aprecio y la simpatía de cuantos le conocieron, dedicando parte de su tiempo a tareas de orden social en beneficio de su pueblo desinteresadamente. Era Panchito un hombre de carácter jovial, parco en palabras, rebosando simpatía y humor socarrón a raudales, sin perder el carácter serio que siempre le caracterizó, mostrándose tranquilo, prudente y reservado. Nunca se le oyó una frase extemporánea ni hacer juicios de valor de nadie. Contaba entre sus amigos con personas significativas del pueblo como era el caso de su primo el farmacéutico Pedro Limiñana López o el popular Juan Romero el de los muebles, o de los distintos dueños de establecimientos comerciales de la zona que en los descansos en sus tareas en los locales que regentaban acudían a su establecimiento para charlar con el entrañable Panchito. Supo granjearse el aprecio de una clientela fiel y de personajes como Diego y Manolo que le hacían compañía constantemente. Mantuvo un talante marcado por el respeto y el buen humor.

Destacamos especialmente su etapa en el barrio del Ejido a lo largo de cuatro décadas a donde recaló en la madurez de su vida, después de haber vivido en Los Molinillos, etapa militar en la Guerra Civil, y su estancia en Telde en los años cuarenta.

Antecedentes familiares

Con el nombre de Francisco Andrés López León, nació en Ingenio el 30 de noviembre de 1915 y bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria. Sus abuelos: José López Mayor y María del Pino Cabeza Cabeza, procedentes de Tirajana se habían establecido en Ingenio a finales del siglo XIX donde construyeron una casa de dos plantas sobre un primitivo molino que data de mediados del siglo XVIII, conocido en la actualidad como molino de la Rueda, cuya industria regentaron durante muchos años. Su padre, Francisco López Cabeza, contrajo matrimonio con Calixta León Gómez después de haber enviudado de su hermano José con el que había contraído matrimonio en Cuba, y se establecieron en el barrio de los Molinillos de Ingenio. Sus hermanos, nacidos de ambos matrimonios formaron una numerosa saga, estableciéndose en Telde, Ingenio y Agüimes, lugar donde fueron especialmente conocidos por haber regentado un molino harinero de viento a la entrada del pueblo y ocupar un lugar destacado en la práctica de la lucha canaria. Su tío, el sacerdote Pedro López Cabeza, alcanzó la Dignidad de Arcediano de la catedral.

Juventud y servicio militar

Después de haber trabajado en su juventud con sus hermanas en tareas agrícolas en los Llanos de Arinaga, se incorpora al servicio militar en su reemplazo que es coincidente con el estallido de la Guerra Civil en 1936, participando como soldado de infantería en la contienda. En acciones de guerra en el Frente del Ebro en la famosa batalla de su nombre resulta herido el 9 de septiembre de 1938 por lo que se le declara Caballero Mutilado de Guerra. Una vez terminada la guerra se licencia del ejército el 25 de octubre de 1940.

Etapa teldense, matrimonio y descendencia

Su hermana Josefina, que regentaba un bar en Telde, lo reclama para que le ayude en sus tareas, para donde se traslada, contrayendo matrimonio con la joven de 18 años, vecina de la localidad, María Concepción Monroy Rodríguez el 15 de diciembre de 1941. En Telde ejerce como policía municipal y es el lugar donde nace su único hijo, Francisco López Monroy (Paco López) el 7 de noviembre de 1951.

Etapa ingeniense

En las postrimerías de la década de 1940, desde Telde, se traslada de nuevo a Ingenio y es en una pequeña habitación situada en el Punto del Ejido en un local que posteriormente fue depósito de mercancías y reservado del bar de Doña Mariana donde abre un establecimiento para la venta de boletos de los galgos. Más tarde y como buen emprendedor se traslada a pocos metros al inicio de la calle León y Castillo para establecerse, y en un local anexo habilita un bar que fue archiconocido y que le dio justa fama. El 17 de julio de 1951 se formaliza contrato para dotar de servicio eléctrico a un local que constaba como cafetería. A partir de las cuatro de la mañana empezaba el servicio. Multitud de personas especialmente labradores visitaban a López para tomar una olorosa taza de café y alegar de los asuntos del día. El 30 de septiembre de 1952 formaliza contrato de arrendamiento oficial con el dueño del edificio Luis García Pérez, pagando anualmente 900 pesetas. Al marcharse el maestro Francisco Escudero a finales de la década de 1960 de la casa donde residía a pocos metros (casa de Camilita), ocupa esta casa y compra el solar de al lado donde décadas después construiría su vivienda y nuevo bar.

La dulcería de Conchita

Contiguo al bar en servicio y con el mismo frontis, habilita un local destinado a la venta de dulces, golosinas, así como a la venta de boletos del popular juego de azar de los galgos. Al frente de dicho local se encontraba su esposa Conchita, mujer afable y educada, trataba con especial delicadeza a la chiquillería que en las entradas y los descansos de los cines Moderno y Universal se acercaban a demandarle golosinas, actuando siempre con paciencia infinita. Entre esa chiquillería se encontraba el cronista que suscribe.

Los helados y la máquina de café

A su paso por Telde aprende en la conocida heladería artesanal de Cazorla la técnica para la elaboración de helados que vende a través de su propio local y por todo el pueblo en las populares garrafas llevadas a hombros de tres hermanos carrizaleros y del popular Pedro al que dotó de un simpático triciclo que hacía más llevadero su transporte a través de las empinadas calles del pueblo. Una chillona corneta anunciaba la presencia del vendedor de helados de vainilla, coco y fresa, desde un real la medida más pequeña hasta una peseta el molde. López introdujo la venta de polos y americanos que solo se conocía en fiestas patronales, llegando a poner neveras en los cines para su venta.

Con el paso del tiempo, y ante la alta demanda de café, decide modernizar el servicio adquiriendo a principios de 1965 una máquina eléctrica de café que en aquella época costó la friolera de 82.400 pesetas. La presencia del moderno artilugio representó una novedad frente a las tradicionales cafeteras de café colado.

Panchito López y el Ejido

El barrio del Ejido a la entrada del pueblo se había convertido en un lugar de multitudinaria concurrencia en sustitución del casco antiguo del pueblo con la presencia de comercios y servicios: dos cines, gasolineras, barberías, farmacia, tiendas de comestibles y multitud de cafetines, así como la parada de los coches de hora y piratas.

Este trasiego incesante de gente hacía que el bar se viera extraordinariamente concurrido, destacando por su café y pata de cochino, con la afabilidad y el trato de López y posteriormente los distintos dependientes que trabajaron para él (Nino, Dieguito, Pepe, Carmelo, Manolo y Paco Jiménez, Domingo y Manolo Artiles). Las dos funciones diarias en los cines de Alante y Atrás y las cuatro de los domingos, añadido al paseo en la carretera general, congregaba a multitud de personas en las cercanías del bar López.

Deportes: fútbol, lucha , carreras pedestres y colombofilia

No le faltó tiempo para que fuera de su trabajo ejerciera labores organizativas en relación al fútbol. Así, por el año 1947 contrató como entrenador del club de fútbol de Ingenio al teldense Pablo Hernández, popular personaje conocido por Pablito, siendo presidente del club su buen amigo Juanito Castellano, inolvidable y respetado personaje muy aficionado al fútbol que tiene el privilegio de haber sido el primero en ser visitado por jóvenes señoritas que tomaban un aperitivo en su bar, sentadas en las mesas en las tardes-noches de los domingos, costumbre que por aquella época estaba mal vista.

A la misma vez fue un gran aficionado y defensor de la lucha canaria, habiéndola practicado en su juventud cuando vivía en Telde.

Apasionado seguidor del club local Maninidra, su presencia como espectador en el terrero de lucha se hacía visible en casi todos los encuentros donde participaba el equipo de su pueblo.

Por 1971 ostentó la presidencia del histórico club local, estando entre sus proyectos recuperar a los luchadores locales que se encontraban militando en otros equipos. Culmina el proyecto de acondicionar un nuevo terrero en sustitución del viejo chiquero de la plaza, disponiendo de uno nuevo frente al Cine Plaza.

Capítulo especial merece la organización de carreras pedestres por el año 1956, en un multitudinario ambiente entre deportivo, festivo y jocoso que hacía concentrar un inmenso gentío en la carretera Agüimes-Ingenio, con salida en Guayadeque y meta en el Ejido, con participación de dos corredores de los que se recuerdan especialmente a Pedro contra El Guajiro, venido de otras latitudes.

Fue socio del club colombófilo de Telde durante muchos años.

El entierro de la sardina

La fiesta del carnaval que había resucitado después del forzado ostracismo de la posguerra con la celebración de las Fiestas de Invierno en el vecino Agüimes y algunas manifestaciones espontáneas en Ingenio, induce a nuestro personaje a promover por el año 1967 la celebración del Entierro de la Sardina el miércoles de ceniza. A esta iniciativa se unían los taxistas, especialmente el inquieto Pepe Romero, escuela de conductores y algunos jóvenes. Evento que se convirtió posteriormente en uno de los actos festivos más atrayentes del municipio.

Fiscal municipal

Por la década de 1960 ejerció de fiscal municipal en el Juzgado de Paz de Ingenio.

A modo de epílogo

Por 1985, abandona el bar que regentó durante tantos años y lo traslada al nuevo edificio que había construido en las cercanías, junto al callejón de las Mimosas que pasa a ser regentado por su hijo Paco. Falleció el 28 de marzo de 1991.

Con la desaparición de Panchito López y la mayoría de sus coetáneos, desaparecen también los establecimientos comerciales que regentaron en el Ejido, así como los dos cines, perdiendo el barrio el encanto y bullicio que lo caracterizaba. Especial recuerdo para todas aquellas personas vinculadas a la actividad diaria del popular Puntoque merecen una biografía como la que hemos dedicado a Panchito López.

El Ejido ha cambiado su fisonomía y ambiente pero el espíritu de sus vecinos de antaño sigue presente.

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