La madrileña Maite Reta lleva once años viviendo en Gran Canaria y, aunque ha visitado el municipio de Teror en varias ocasiones, hasta ayer no había cumplido con la tradicional caminata del Pino que conecta la capital con la villa mariana. Y reconoce que ha tenido delito no haberlo hecho antes. Pero en esta ocasión ha tenido un motivo de peso para enfundarse las deportivas: agradecer a la patrona de Gran Canaria que su padre haya superado la Covid-19.

Como ella, hasta 2.700 personas visitaron ayer la Plaza del Pino de Teror, muchos en coches y algunos menos caminando, para pagar sus promesas en una edición de estas fiestas marcadas por la pandemia del coronavirus y la suspensión de todos los actos populares y culturales. A las puertas de la basílica llegaron a registrarse colas de hasta 80 personas, fieles al protoloco de seguridad sanitaria para evitar posibles nuevos contagios. El aumento de casos ha restado afluencia de visitantes a Teror, que cualquier otro domingo recibiría hasta 5.000 personas.

Los peregrinos que suben este año hasta Teror caminando llegan a cuentagotas, precisamente porque muchos de ellos han respondido al llamamiento de las autoridades para hacer esa visita al Pino de forma escalonada en el tiempo con el objetivo de evitar que hoy, víspera de Nuestra Señora la Virgen del Pino, aglomeraciones en la villa mariana.

Entre esas caminantes estaba Maite, para honrar a la patrona después de que su padre, Jesús Reta, haya superado el coronavirus. Estuvo 15 días ingresado en la UCI de un hospital de la Comunidad de Madrid y ahora se encuentra en casa, ya recuperado. "Por suerte ha salido todo bien, pero fueron dos semanas muy duras y complicadas", explicó ayer durante un alto en el camino a Teror, "sobre todo porque he tenido que vivir esta situación en la distancia, separada de la familia". y lo recuerda con lágrimas en los ojos.

Maite, que hizo la caminata junto a su pareja, el grancanario Daniel Álamo, está ahora satisfecha por la recuperación de su padre. "Ha ido todo bien, así que ahora me ha tocado a mi dar las gracias", señala. Y finalmente fu primera vez no fue tan dura. "No ha habido dificultades, el camino es muy comodo".

Incómodo, en todo caso, ha sido tener que realizar esta caminata con la mascarilla puesta. Y es que muchos peregrinos coinciden en que puede resultar algo agobiante en las zonas de pendientes y en las horas de más calor. Sin embargo, eso no ha frenado a ningún devoto de la virgen del Pino.

Salud en pandemia

Erika, Conchi y Ángel, residentes de Las Palmas de Gran Canaria y Arucas, también subieron ayer a Teror andando para cumplir con la tradición, si bien es cierto que en esta edición optaron por cambiar su ruta habitual, la que llevan haciendo casi 20 años desde Arucas, "para recuperar el camino tradicional desde Ciudad del Campo. Todos coinciden en lo distintas que son las fiestas patronales en esta edición. "Es un año diferente por la pandemia que atravesados y que ahora mismo nos castiga bastante", apuntó Ángel, "pero al final haremos lo que hacían nuestros antepesados en estas situaciones, que no es más que pedirle a la virgen que nos ayude a superar estas dificultades a la vez que ayude a tomas las decisiones adecuadas a las personas que corresponda".

Esta familia subió ayer para evitar posibles aglomeraciones durante la jornada de hoy, y reconoce que la mascarilla dificulta un poco el camino. "Es complicado, se nota mucho más la humedad en la cara y eso agobia un poco, pero no queda de otra que cambiar nuestros hábitos y cumplir las normas", añade Ángel.

Tao Sedán, por su parte, optó por bajarse un poco la mascarilla en los tramos en los que no había otras personas. "Me la quito porque estoy haciendo ejercicio aeróbico, peor si se acerca alguien me la pongo rápidamente", dice. Él, junto a Idaira, también adelantó la caminata un día para evitar concentraciones. "Llevo haciéndolo 15 años, y solamente soy devoto de la virgen del Pino, porque es la única que cumple", añade, "así que, ya que cumple, este año toca pedirle salud más que nunca".

En la villa mariana durante toda la mañana se notó un notable tránsito de personas, pero sin llegar ni de lejos a las cifras habituales de visitantes que Teror recibe cada domingo. Tanto en la Plaza del Pino como en el interior de la basílica se cumplían estrictamente las medidas de seguridad sanitarias para evitar contagios, así como en los distintos puestos del mercadillo.

A pesar de registrarse colas de hasta 90 personas, lo cierto es que la espera no desesperó a ninguno de los fieles. Claudio, Sonia, Diego y la abuela Asunción llegaron a media mañana desde el barrio de Barranquillo Andrés, en el municipio de Mogán, y a pesar de la larga fila que ocupaba toda la plaza no iban a volverse a casa sin visitar a la virgen. "Merece la pena hacer la cola, y si hay que esperar, se espera", remarcó ayer Sonia, la madre de la familia, "vinimos para ver a la virgen del Pino y no nos vamos a ir sin haber entrado a verla". Esta familia acude siempre que puede para ser partícipes de estas fiestas, siempre que sus obligaciones se lo permiten.

Ellos son repetidores, como lo es también Leticia Cabrera, una joven que lleva 10 años acudiendo a Teror para visitar a la Virgen, visita que realiza tras haber superado la caminata a la que llevó por primera vez a su amigo Cristian Suárez. Él, deportista, prefiere correr que caminar, pero hizo esta peregrinación por acompañarla a ella. "Lo convencí porque siempre hace lo que le pido", cuenta ella con humor. Como el resto, también optaron por adelantar su visita a la virgen del Pino para evitar las masificaciones.

Este año no todos los caminos llegan a Teror, porque muchos de esos caminos no serán transitados al haberse suspendido las fiestas. Y quienes llegan a Teror lo hacen concienciados, como bien ha reiteado en varias ocasiones el párroco de la basílica del Pino, Jorge Martín de la Coba, quien ha pedido a la ciudadanía responsabilidad y prudencia durante estas fiestas, sobre todo en las jornadas próximas al día grande.

La situación sanitaria ha obligado a suspender todos los actos públicos y para estas fiestas solo se mantendrá la misa del Día del Pino, que se celebra mañana a las 19.00 horas y será presidida por el obispo saliente, Francisco Cases, en la que será su eucaristía de despedida.

Aunque sin actividades, Teror desplegará hoy un amplio dispositivo de seguridad para evitar aglomeraciones que estará conformado por 17 vigilantes de seguridad, 10 auxiliares, 12 guardias civiles, ocho policías locales, ocho sanitarios y varios dispositivos de Protección Civil, según explicó ayer el concejal de Mercadillos y Seguridad, Tráfico y Limpieza, Manuel Farías. En caso de gran afluencia, se controlarán los accesos a la plaza desde la Calle Real para limitar el aforo.