Este miércoles 9 de septiembre, ha fallecido a los 89 años de edad Miguel Moreno Jiménez, conocido pastor de los Altos de Gáldar. Bautizado por sus compañeros como el "Jefe de los Pastores", Miguelito, como se le conoce cariñosamente, fue el más longevo de los pastores que aún mantiene viva la ganadería de trashumancia en las medianías y cumbres del Norte de la isla.

El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, al conocer la noticia quiso expresar sus más sentidas condolencias a toda su familia y recordar públicamente a un hombre bueno ligado desde niño a su Caideros natal, donde formó su gran familia, apegado siempre a la tierra y a una de las tradiciones heredadas de padres y abuelos, la de pastoreo, que la ha mantenido vivo siendo un referente y un ejemplo para todos. Su imagen mítica en las medianías junto a su rebaño de ovejas permanecerá siempre viva en nuestras retinas, añadió.

Miguel Moreno Jiménez nace en San José del Caidero, en los Altos de Gáldar, donde presumía que se había mantenido residiendo durante toda su vida.

Dijo a este periódico que si volviera a nacer, "de nuevo sería un hombre dedicado a cuidar de mis ovejas". Miguel Moreno Jiménez, 'Miguelito' como le llamaban cariñosamente, falleció ayer a los 89 años de edad con la vitola de ser considerado el jefe de los pastores de San José de Caideros, el pueblo galdense que le vio nacer, crecer y morir rodeado siempre de sus animales.

'Miguelito' era un hombre ligado a los altos de Gáldar de donde sólo salió para el servicio militar en Tenerife, como recordó ayer el Ayuntamiento de Gáldar. Allí, entre pastos, se casó con su esposa Francisca Moreno Díaz -ya fallecida- con la que formó una familia con sus cinco hijos -Gregorio Luis, María Micaela, Juan Pedro, Eloisa y Maria del Carmen-. Unido a la tierra y a las tradiciones que había heredado de sus padres y abuelos, se dedicó al pastoreo desde que tuvo conocimiento hasta prácticamente su fallecimiento.

Destacó por ser el pastor trashumante más veterano de Gran Canaria. No obstante, por ello fue bautizado como 'el jefe'. Su trayecto iba desde Caideros hasta su cueva de Timagada, en el municipio de Tejeda, donde pasaba temporadas para que su ganado se alimentara de los mejores pastos. Así, llegó a tener una cabaña de un centenar de ovejas, que con el paso de los años y con la edad fue menguando hasta unas cuantas machorras.

"Nunca he sabido hacer otra cosa y moriré con las botas puestas", comentó en las fiestas de Tejeda en 2010, cuando contaba con 80 años y aún recorría los dos kilómetros de la procesión de los santos patronos. Lo hacía con una cojera visible, pero con su garrote de madera de riga conseguía caminar con fuerza. Ya por esos años era habitual verlo junto a su mujer en la casa del Cruce del Molino con unos cuantos animales alrededor.