Manuel Sosa, o más conocido entre los ángeles de la guarda del mar como Sandokán, puede presumir a partir de hoy de que su imagen va a ser inmortal en su querido Puertillo después de que se haya pintado un mural con su rostro en una pared y por el que posteriormente ha sido homenajeado esta mañana junto a familiares y vecinos del barrio costero del norte de Gran Canaria.

Una imponente imagen de la cara de Sandokán inunda el mural, el cual contiene detalles del mundo marino tan ligado a su vida. Una gaviota merodea sobre su cabeza, vestida por un sombrero de marinero, seña inconfundible de Sosa junto a su poblada barba. Todo ello en un marco en el que el color azul predomina una pared blanca de unos ocho metros de altura por ocho de ancho trazando las innumerables olas que ha tenido que sortear a lo largo de su vida para salvar a un sinfín de personas en la costa norte de la Isla.

Manuel Sosa se mostró muy contento con la muestra de agradecimiento que tiene el Puertillo a su hombre más ilustre y junto a su familia presenció la inauguración de un mural que es tan inmortal como su nombre en la historia de Gran Canaria.